Renegociación bajo presión

Los resultados de las rondas se mantienen en secrecía, aquí algunos aspectos que podrían definir el devenir del TLCAN

Estatus y vertientes a las que llevará la renegociación del TLCAN

El licenciado Carlos Palencia Escalante, Socio Director de la firma Consultoría Estratégica & Outsourcing (CEO), analiza el estatus y las vertientes a las que llevará la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), esto en torno a la postura que mantiene el mandatario de los Estados Unidos de América (EUA).

El solo anuncio de renegociar y definir objetivos para el TLCAN 2.0 fue bueno; sin embargo, ronda tras ronda el escenario no es de completa claridad; no por lo menos por las declaraciones de quien pidió revisarlo.

Pese a tres reuniones –una en cada país Parte– no se ha cancelado el riesgo de que el TLCAN de marcha atrás, si al menos se tiene presente lo siguiente: “si no me gusta lo negociado, lo cancelo”, palabras del presidente de los EUA.

Esa frase que ya se anota como célebre, se suma a varias declaraciones y contradicciones expresadas en esa nación por una diversidad de personas y no solo del mandatario, sino también de miembros del gabinete, de la iniciativa privada y de reconocidos economistas.

Dimes y diretes

Comenzaremos por las posiciones positivas, que dicho sea de paso son las menores; señalemos algunas. Tenemos que profundizar y ampliar los temas NAFTA; el déficit no es relevante, tenemos flujos de capitales; existen posibilidades de alcanzar un acuerdo favorable para los tres países; debemos modernizar el NAFTA para tener más competitividad frente al mundo; la negociación será en el 2017; necesitamos trabajadores mexicanos para actividades agrícolas; las negociaciones se extenderían al 2018 y, hasta un premio Nobel de Economía señaló que perdería Estados Unidos sin tratado con México y Canadá.

Los dimes y diretes no quedan ahí. También ha habido declaraciones que atacan el tratado comercial de Norteamérica e incluso se contraponen a los comentarios en favor. Veamos algunos: NAFTA el peor acuerdo, es un completo desastre; priorizaremos “Buy American & Hire American”; impondremos un 20 % de impuestos a importaciones mexicanas, para pagar el muro; examinaremos todos los tratados y países con los que tenemos déficits; varios países manipulan sus monedas en nuestra contra; impondremos a terceros países compromisos de compra (de nuestros productos agrícolas); aplicaremos reglas de origen más fuertes; es esencial tener un sistema justo para resolver disputas, etc., etc., etc…. para llegar a otra declaración del mandatario estadounidense: “Tengo la obligación de darle una oportunidad al TLCAN”.

Unión o ruptura

Deberá tenerse cautela, por decir lo menos, si los parámetros de negociación sobre los que partieron los tres gobiernos no fueron coincidentes aunque sí muy claros para la fijación de posiciones a continuación las frases iniciales:

  • "Los objetivos de Canadá son claros: queremos proteger al TLC como promotor de creación de empleos y crecimiento económico, queremos modernizarlo (...) eliminar obstáculos", por Chrystia Freeland, Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, en un arranque promotor
  • "Para que un acuerdo sea exitoso, tiene que funcionar para todas las partes involucradas. De otra forma, no es un acuerdo", por Ildefonso Guajardo, secretario de Economía de México en una actitud conciliadora, y
  • "Para un sinnúmero de estadounidenses, el acuerdo ha fracasado. No podemos ignorar el gran déficit comercial, la pérdida de empleos en el sector manufacturas, los negocios que han cerrado o trasladado”, por Robert Lighthizer, Representante de la Oficina Comercial, percibida como declaración protectora y de ataque

Entornos

Es poco lo que se puede ir considerándose como éxito después de tres rondas de negociación, ya que los comunicados oficiales y las ruedas de prensa de los negociadores en jefe han sido muy generales, amén de que por supuesta secrecía no se sabrá el tenor de lo negociado cuando menos después de cuatro años de terminadas las mismas. Los que sí puede ir delineándose son diversos escenarios, poniendo primero el más positivo y al final el más crítico, por lo menos para la parte mexicana.

El primero es una especie de Unión o Mercado Único Norteamericano, similar a lo que existe en la Europa Comunitaria, para profundizar en la colaboración transfronteriza, el que se reduzcan las barreras –arancelarias y no arancelarias–, se agilicen las operaciones aduaneras y se incrementen, tanto el comercio como las inversiones reflejo de un entorno de certidumbre de mediano y largo plazo.

El escenario de exitosa renegociación y modernización agilizaría el comercio apoyado de tecnologías para supervisarlo, podrían reforzarse los derechos de propiedad, las industrias romperían asimetrías y fortalecerían la integración de cadenas de valor; al igual que en el caso anterior, florecerían las inversiones reflejo de la certidumbre generada.

El aislamiento comercial y de negocios –entre México y EUA–, sin duda provocaría afectaciones industriales y regionales en nuestro país, de darse la ruptura o la cancelación del TLCAN; esto sería para establecer barreras comerciales, el que ese país haga prevalecer su contenido nacional en los bienes producidos en la región y fijase también esquemas de temporalidad para la exportación desde México de productos agrícolas. La recesión económica y la afectación social en nuestro país sería el efecto de corto plazo, en tanto no se desarrollen otras fuentes de proveeduría y otros mercados para nuestras ventas.

Por ejemplo, en los estados de la frontera norte de México eminentemente exportadores, mucho dependen de los productos manufacturados y concentran sus ventas en el mercado TLCAN y además, tienen un peso muy elevado en lo que como país se comercia: así, para 2015 se estimaba que podría alcanzar hasta el 57 % de lo exportado totalmente.

Si de probabilidades se hablara, el primer escenario, aparece como el menos factible; el segundo es el deseable por lo menos en el corto plazo, y el tercero, no debemos descartarlo aun y cuando sigan dándose las negociaciones apresurando el paso, alternando sedes y escuchando medidas unilaterales de EUA para actividades como la fabricación de aviones, madera y lácteos canadienses, o el condicionamiento para que los productos del agro mexicano solo puedan exportarse por temporadas o bajo cuotas de volumen, o la cláusula de suspensión-revisión del tratado cada cinco años como lo ha sugerido la parte estadounidense.

Agresión a flor de piel

De poco importa que Canadá haya expresado que el TLCAN contribuye al crecimiento anual económico de esa nación y sin él, sería menor, y que México se haya manifestado en el sentido de que el tratado ha sido un éxito rotundo para todas las partes y así debe continuar, si al final lo que prevalecerá será la idea de los EUA de que los mayores beneficiados fueron los productores y exportadores no estadounidenses, perdiendo millones de empleos en su industria.

Ya desde el planteamiento formal de objetivos en julio de 2017, EUA indicó que el déficit con México es demasiado grande y es culpable de la pérdida de ese país, sin embargo, no estableció un mecanismo para reducirlo, ni una hoja de ruta, ni fechas o metas para ello, lo que no concuerda con la idea de hacerlo de manera simultánea renunciando –el país vecino del norte– a negociar temas de acceso a mercado como los aranceles, tarifas, cuotas y cupos. Entonces, como disminuirlo, en pocas palabras cancelando el tratado sea por ese país, o cualquiera de los otros miembros declinando a seguir adelante.

Pero antes de eso EUA ha planteado algunos puntos, compras del sector público es uno de ellos. Su filosofía es: “Te vendo, pero no compro” o lo hago de manera acotada a lo que mis empresas puedan enajenar en cada uno de los otros miembros. Esto sería, de entrada, contrario a lo previsto en el artículo 1003 del tratado original que señala: “cada una de las Partes otorgará a los bienes de otra Parte, a los proveedores de dichos bienes y a los proveedores de servicios de otra Parte, un trato no menos favorable que el más favorable otorgado (a) a sus propios bienes y, (b) a los bienes y proveedores de otra Parte”.

Y qué decir del planteamiento de EUA respecto al sector agropecuario. Pide mantener libre comercio y armonizar estándares sanitarios y fitosanitarios, las exportaciones ilimitadas y libres de impuestos para sus productos, pero a cambio de restringir el acceso de mercancías mexicanas a sus mercados con o sin un examen previo de investigaciones antidumping… ya cedimos meses atrás en el tema del azúcar (aunque desde el tratado inicial de 1993 estaba ya estipulado el manejo especial en el apartado de comercio de azúcares y jarabes), pero por las Restricciones Voluntarias de Exportaciones (VER por sus siglas en inglés) corren el riesgo otros productos como las naranjas, los tomates, los espárragos, el brócoli, etc., no así el aguacate porque les encanta y además no lo producen.

Aumentará la rudeza

Lo señalado antes de la exportación de productos del agro por temporadas, la revisión quinquenal del tratado, el querer que predominen los insumos estadounidenses en las reglas de origen industriales, suspender por unos dos años el trato preferencial para las exportaciones mexicanas de textiles, cuestionar la mecánica de acceso a mercados mediante las compras del sector público, solo son el indicio de que conforme avancen las negociaciones se endurecerán los planteamientos de EUA, ¿con qué objetivo?, con la finalidad de que uno de los otros dos miembros defina levantarse de las negociaciones o incluso llegar a renunciar –denuncia es el término correcto– conforme al artículo 2205 del TLCAN, y seis meses después dejar el tratado.

Faltan temas como el laboral, el automotriz, las reglas de origen, la manipulación cambiaria, los mecanismos para la inversión, solución de controversias entre una Parte y un inversionista de otra Parte (capítulo XI) y el XIX referido a la revisión y solución de controversias en materia de cuotas antidumping y compensatorias. La renegociación está comenzando, estos son algunos de los temas álgidos que irán apareciendo, pero sin duda habrá otros más referidos al comercio transfronterizo de servicios, la entrada temporal de personas, la política en materia de competencia y empresas del Estado.

¿Quién declinará primero?

Ya veremos como del 11 al 15 de octubre se prenderán las señales de alarma y en su casa –Washington– EUA endurecerá sus posturas, lanzará amenazas, comentará en el sentido de que Canadá y México se están poniendo difíciles y otras tantas presiones.

Por eso, hay que tener en mente lo siguiente: ¿Cuál país de los tres será el primero en tomar la decisión de pararse de las negociaciones? ¿Quién será el primero en salir del tratado?

Lo que no debe aceptarse, es que para darle gusto a los negociadores de nuestro vecino del norte y a su propio gobierno, surjan “propuestas creativas” por la parte mexicana –la empresarial, se ha entendido– como son importar más gas y gasolina; comprar más petroquímicos; impulsar el e-commerce no interesando que se generen afectaciones al comercio minorista y tiendas departamentales, además de que se afecten a las empresas transportistas y de carga tradicional; de que el gobierno disminuya su recaudación por derechos e impuestos pues solo estaría de por medio el IVA; y que las empresas mexicanas de mensajería no tengan igualdad de acceso al mercado estadounidense y por eso tampoco puedan exportar las Pymes mexicanas.

Comentarios finales

Entenderá el lector que ese no puede ser un plan B ni parte de los argumentos para que se reduzca el saldo comercial favorable a México y EUA reduzca su déficit: las “propuestas creativas” no pueden fincarse en una mayor dependencia del comercio bilateral ¿Acaso ese es el Plan B? Siempre hay muchas preguntas...

  • ¿Siete rondas en menos de seis meses serán suficientes?
  • ¿Habrá finalmente Acuerdo o no?
  • ¿EUA sabe bien lo que quiere (imponer su criterio) y presionar a que claudiquen Canadá y México?
  • ¿Extraterritorialidad predominando EUA?
  • El libre comercio no se puede regir por temporalidades… y menos “cláusula de extinción” cada cinco años
  • ¿Acuerdos bilaterales vs OMC?
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 .  (Foto: IDC)


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