Alemania: ¿doctrina Hallstein o Ulbricht?

Durante la división germana, entre los dos países hubo falta de reconocimiento y afectación al comercio internacional

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 .  (Foto: iStock)

En el siglo XX se puede recordar que derivado de la Guerra Fría, lo que hoy conocemos como Alemania, fue dividida en dos, una con un gobierno de corte comunista que tenía como principal aliado económico, político y demás a la Unión Soviética, conocida como la República Democrática Alemana (RDA) y a la otra se le conocía como la República Federal Alemana (RFA), que era parte del bloque capitalista.

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La división tuvo su origen en que al final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados estructuraron el territorio alemán en cuatro zonas, una americana, una británica, una francesa y una soviética, situación similar ocurrió con la capital Berlín. En 1949 cuando las tensiones entre los dos bandos llegaron a un estado más álgido, los sectores británico, francés y norteamericano se unieron para formar su propio estado; el sector soviético hizo lo propio. Esto ocasionó que en el plano internacional existieran dos “Alemanias”, una para el mundo capitalista y otra para los países socialistas, cada uno de ellos reconocía a su propia Alemania.

Derivado de esto, surgió la denominada doctrina Hallstein, nombrada así por Walter Hallstein y sobre la que se asentó la política exterior de la RFA de 1955 a 1969, consistente en que dicha república tenía el derecho exclusivo de representar internacionalmente al estado alemán, suceder al antiguo régimen alemán y reivindicar el ejercicio de la soberanía sobre los territorios alemanes previos a 1937. Con excepción de la Unión Soviética, no establecía relaciones diplomáticas con ningún otro país que reconociera a la RDA, a la que se consideraba como una zona de ocupación soviética.

La RDA respondió con la doctrina Ulbricht, que preveía un tratamiento similar. Esto fue terminando con la llamada ostpolitik del canciller alemán occidental Willy Brandt a inicios de los años 70’s, cuando la RFA estableció relaciones diplomáticas con su vecina, aunque nunca la reconoció como sujeto de derecho internacional. Hasta la unificación fue que quedó zanjado el problema, pero durante gran parte del siglo XX hubo ese problema.

Este es un caso más de cómo el nombre oficial puede ser motivo de discordia en el contexto internacional. Si desea saber más sobre lo relativo a los nombres oficiales, se recomienda la lectura de la nota “Nombre oficial: ¿tensión comercial?”, de nuestra edición 447 correspondiente al 31 de agosto de 2019, de venta en Sanborns y VIPS.