Mega pacto comercial para México

La adhesión de México al Acuerdo de Asociación Transpacífica permitirá a los empresarios tener acceso preferencial a economías importantes

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 .  (Foto: IDC online)

México fue aceptado en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (conocido como Trans Pacific Partnership Agreement o TPP) por sus siglas en inglés). La importancia de esta negociación es comentada por el licenciado Carlos F. Aguirre Cárdenas, Director General de LIT Group y asesor en materia de comercio exterior, quien presenta los aspectos generales que versan sobre este nuevo acuerdo comercial, así como las expectativas y los cambios que en materia de origen se avecinan una vez que se concrete el Acuerdo.

CONSIDERACIONES PREVIAS

Durante la reunión bilateral entre los presidentes de México y los Estados Unidos de América (EUA), celebrada el 18 de junio de 2012 en el marco del encuentro del Grupo de los 20 en Los Cabos, Baja California, el mandatario estadounidense anunció la decisión de invitar a México y a Canadá a participar en el proceso de negociación del TPP, con la anuencia de los países actualmente involucrados en el proceso.

Como resultado de la invitación, el 9 de julio de 2012, a través de la Oficina del Representante Comercial de los EUA (United States Trade Representative o USTR), la administración del Presidente Obama notificó a su Congreso, la intención de que México participe en dicho proceso (al día siguiente se envió una notificación similar para el caso de Canadá), con lo que se abre un proceso de consultas ante el Congreso de los EUA, el cual se llevará a cabo por 90 días con la finalidad de determinar los objetivos de la negociación con nuestro país.

ANTECEDENTES DEL TPP

Las negociaciones del TPP están basadas en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (conocido como P4), en vigor desde 2006 y del cual son Partes, Chile, Brunei, Nueva Zelanda, y Singapur.

El P4 se encuentra abierto a la adhesión de cualquier país que forme parte del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés de Asia-Pacific Economic Cooperation), o cualquier otro Estado, como es el caso de Costa Rica o Colombia (esta última nación en conjunto con México, Perú y Chile integran la llamada “Alianza del Pacífico”).

En febrero de 2008, los EUA informaron su intención de participar en uno que fuera ampliado.

Después de las pláticas con las Partes del P4, en septiembre de 2008, los cuatro países que conformaron el acuerdo original y los EUA, iniciaron las del ampliado. En noviembre de ese año, Australia, Perú y Vietnam anunciaron también su interés en integrarse.

En 2010 se aceptó la incorporación de Malasia a las mismas, con lo que se conformó el actual grupo de nueve países que forman parte de la iniciativa (sumarán 11 a partir de que concluya el proceso de incorporación formal de México y Canadá a las mismas).

A la fecha Japón y Costa Rica también han externado tal interés.

RONDAS DE NEGOCIACIÓN

Hasta esta fecha, se han llevado a cabo 13 rondas de negociaciones. La primera en Melbourne, Australia, del 15 al 19 de marzo de 2010; la décimo tercera en San Diego, California, EUA, del 2 al 10 de julio de 2012.

La décimo cuarta se llevará a cabo del 6 al 15 de septiembre de 2012 en Leesburg, Virginia, EUA. La siguiente se espera que suceda en diciembre de este año en un lugar aún no revelado, en donde México participará activamente.

El papel que tendrá México en ellas será limitado, considerando que:

  • se incorporará al proceso de formación del TPP, después de que hubieran concluido 14 rondas
  • los informes de las rondas previas dan cuenta de que los países integrantes han concluido prácticamente la mayoría de los textos del acuerdo

Tales textos se han mantenido en secreto por los participantes, por ende, difícilmente los sectores industriales mexicanos podrán influir en lo negociado.

EXPECTATIVAS DE MÉXICO

Nuestro país ha visualizado su entrada en las negociaciones como una inmejorable oportunidad de “actualizar” las reglas que actualmente se incluyen en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En un aspecto que no se deja de reconocer, México se mantuvo al margen de la evolución de los acuerdos comerciales, principalmente a partir de la década pasada, llegando sin experiencia previa a pactar un acuerdo que se pueda catalogar como “de nueva generación”.

Ahora bien, en las rondas, los países que forman parte de la iniciativa han acordado que la entrada en vigor del acuerdo no afectará los compromisos internacionales asumidos por las Partes, en otras palabras y reflejado en un caso particular, el TPP no sustituirá al TLCAN.

Otro de los propósitos anunciados de la incorporación de México es el acceder al mercado de economías sumamente dinámicas, como lo son las de los países asiáticos.

Afectaciones a otros acuerdos

Ante las intenciones válidas de nuestro país de involucrarse en la negociación, es de considerarse que los textos del P4 original se verán modificados como resultado de la misma, incluyendo la regulación sobre reglas de origen, procedimientos aduaneros y certificación de origen.

Los temas mencionados han sufrido una evidente evolución en los acuerdos comerciales pactados en la actualidad, en relación con su regulación en el TLCAN.

En consecuencia, en caso de que las reglas que se adopten en el TPP sean similares a otros de nueva generación suscritos por Chile y los EUA (quienes han promovido en gran medida la negociación), es de esperarse un cambio sustancial en la normatividad que habitualmente hubiera aplicado México en sus acuerdos comerciales, incluyendo:

  • un cambio en los procedimientos de:
    • certificación de origen. En aquéllos recientemente suscritos por los EUA (Panamá, Colombia, Corea del Sur, Australia, Centroamérica), se ha eliminado el requisito de expedición de un certificado de origen en formato previamente aprobado por las Partes; además, se ha abierto la posibilidad de que sea el propio importador quien expida la prueba de origen
    • verificación de origen. Toda vez que los acuerdos de nueva generación abren la posibilidad de que la verificación de origen de las mercancías se efectúe directamente con el importador, y no como en el caso del TLCAN y otros que siguen su modelo, mediante procedimientos seguidos al exportador o productor
  • una reducción en los niveles de contenido regional. En tanto México mantiene requisitos de contenido regional que en ocasiones llegan a más del 60%; los EUA y Chile pactan porcentajes que van del 30 al 35%. Además, para la industria automotriz, EUA (quien hacia inicios de los 90’s la impulsó en el TLCAN), ha abandonado la figura de “material rastreado”

Aunado a las modificaciones a reglas de origen, se considerarán obligaciones para adoptar medidas de protección a la cadena de suministros y agilizar los procedimientos aduaneros.

CONCLUSIONES

Los TLC´s han sufrido una evolución significativa desde la entrada en vigor del TLCAN, particularmente, a partir de la década pasada, y nuestro país ha permanecido ajeno a esa dinámica, lo cual puede ocasionar la pérdida de competitividad en relación con otros países que ya se han insertado a ella. Por ejemplo el TLC entre los EUA y Corea del Sur (conocido por sus siglas en inglés como KORUS-FTA), en donde los requisitos de contenido regional se fijan en porcentaje del 30% (aumento de valor), 35% (disminución de valor) y 50% (costo neto para industria automotriz), cuando en el TLCAN, esos requisitos van del 60% (valor de transacción) y 50% (costo neto, con la excepción de la industria automotriz en la que aplican requisitos del 60% al 62.5%).

México no puede permanecer aislado ante esa vertiente, más si ha sido el interés de mantener una política de apertura comercial. El adoptar reglas de acuerdos de nueva generación como, sin duda, serán las reglas del TPP, requerirá de un proceso de adaptación sin precedentes en los últimos años, tanto para autoridades aduaneras, como para importadores, exportadores y productores.

Lo anterior se expresa con la finalidad de que los agentes económicos y autoridades encargadas de verificar el origen de mercancías, estén preparados para el enorme reto que significa entrar a una negociación en la que no se juega el rol de líder y que implica un evidente cambio sustancial a la forma en cómo se está acostumbrado a administrar los acuerdos comerciales.