Analistas canadienses indicaron que se puede renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para crear un nuevo acuerdo, "pero no necesariamente uno mejor"; sin embargo, advirtieron que el proteccionismo afectará la integración comercial de la región.
Pese a que el gobierno canadiense pretende una negociación trilateral, existen temas que Washington solo perfila con Canadá. Por ello, el analista político Ross Linden Fraser subrayó que el comercio entre los "tres amigos" se triplicó y la inversión extranjera directa mantiene una tendencia al alza, pese que en los 23 años de socios hubo diferencias.
Del lado estadounidense, los críticos del TLCAN apuntaron que este contribuye a promover el comercio exterior, los empleos en manufactura y exacerba la inequidad; en tanto que los detractores canadienses reclaman que desestima la competitividad, amenaza los recursos del país y a México se le atribuye la falta de creación de empleos.
En ese sentido S&P Global Ratings señaló que la renegociación podría afectar a las industrias de transporte y energía en los próximos años, por lo que recomendó que “sin importar lo que suceda con el TLCAN, México debe seguir con las inversiones en su infraestructura para mejorar su competitividad a nivel mundial e impulsar el crecimiento económico”, pues cuenta con calidad crediticia relativamente fuerte y ello debería permitir resistir un periodo de menor crecimiento respecto al esperado del PIB.
No obstante, la economía de México está sintiendo el pinchazo de los potenciales de la revisión del acuerdo y en caso de empeorar, el país podría revisar su estrategia energética para reducir su dependencia de la importación de gas natural y derivados del petróleo originarios de EU pese a que se tuviera que afrontar importantes costos de transporte e inversión.
En cuanto al mecanismo de disputas entre inversionistas y gobiernos, este figura como un mecanismo innovador para las empresas frente a gobiernos “subsidiarios” en su momento, pero que ahora es visto como una concesión al poder de las empresas.
Al respecto, el especialista Ross Linden Fraser explicó en un análisis de OpenCanada.org que “permitir a empresas privadas denunciar a los gobiernos les da un bate para golpear a los gobiernos que actúan por el interés público”; mientras que Trump percibe las relaciones internacionales y el TLCAN en términos de “ganadores y perdedores” y con ello responsabiliza a México de "llevarse" empleos manufactureros.
Asimismo, recordó que el secretario estadunidense de Comercio, Wilbur Ross, indicó que le gustaría cambiar los arreglos de solución de polémicas del TLCAN, pero no las provisiones controversiales de ISDS favorables a las empresas.
Es probable que el gobierno de EU exija revisar las reglas de origen del acuerdo, pues aumentan la proporción de las autopartes que deben ser originarias de Norteamérica lo que incrementará la competencia de los fabricantes de automóviles americanos respecto a los mexicanos y canadienses, mismos que obtienen la mayoría de sus partes fuera del acuerdo internacional.
Consideró que en lugar de reconocer que "el acuerdo comercial no sustituye a una estrategia de desarrollo nacional coherente", la administración Trump parece pensar que el tratado puede ser apalancado para reestructurar la economía estadunidense.
Escenarios de los tres países
El analista político Fraser, mencionó que el Centro Canadiense de Políticas Alternativas indicó que de los casos presentados ante los paneles de ISDS hasta 2015, Canadá ganó seis y perdió siete, México ganó seis y perdió cinco y EU ganó 11 y no perdió ninguno por ello dijo que “es poco probable que la administración estadunidense quiera cambiar esto que le ha sido favorable, sobre todo cuando el secretario de Comercio ha hecho su carrera demandando gente”.
Estados Unidos se opone a la parte del TLCAN que prevé la posibilidad de que los grupos de revisión binacionales juzguen disputas interestatales sobre comercio desleal (dumping) y precios injustos.
Además, ni Canadá ni EU tienen particular interés en establecer fuertes protecciones ambientales dentro del TLCAN, pues Ottawa exporta más petróleo a su vecino que cualquier otro producto, y ambos gobiernos quieren más oleoductos entre los dos países.
Otro escenario es que el acuerdo se divida en dos acuerdos, cumpliendo la preferencia declarada de Trump por el bilateralismo y “protegiendo a Canadá de lo peor de su enojo contra México”; sin embargo, el exembajador de Canadá en EU, Michael Kergin, insistió en que la renegociación del convenio debe ser trilateral o se afectará una parte esencial: las cadenas de suministro integradas, las inversiones y las reglas para la inversión extranjera.
Finalmente, el presidente de la Alianza para el Comercio y las Exportaciones de la provincia canadiense de Saskatchewan (STEP), Chris Dekker, recomendó “mantenerse vigilantes” porque “el demonio está siempre en los detalles”, por lo que instó a atender el nivel de renegociación entre Canadá y Estados Unidos.
Con información de Notimex