Solo 2 de cada 10 hogares pobres tiene internet
La penetración de internet en zonas rurales creció casi 10 puntos porcentuales en dos años, a diferencia del acceso en zonas urbanas, informó el INEGI
Corporativo
Durante el 2019 se registró que sólo el 19% de los hogares de estrato socioeconómico bajo tiene conexión a internet mientras que en las familias que pertenecen al estrato socioeconómico alto la cifra asciende a 90%.
Las desigualdades persistentes en el país se reflejan de manera significativa en el uso y las costumbres de la población en la esfera de las telecomunicaciones si se analiza por la condición socioeconómica de los grupos poblacionales. Aunque a escala nacional la cobertura es de 70%, las zonas urbanas del país alcanzan una cobertura de 77% mientras que en las regiones rurales apenas el 48% es usuario de internet, de acuerdo con cifras de la ENDUTIH del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los datos evidencian una tendencia contraria entre familias de un estrato y otro. De los más pobres el 23% de los usuarios de internet tienen de 12 a 17 años, mientras que en las familias más ricas la mayoría de los usuarios (17.2%) son adultos de entre 35 y 44 años. Otra tendencia que se muestra es que en los hogares de mayor poder socioeconómico los niños de 6 a 11 años tienen un acceso más restringido a internet.
Es la primera vez que la ENDUTIH (Encuesta Nacional del Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares) procesa los datos obtenidos en una clasificación por condición socioeconómica. La encuesta se levanta anualmente desde el 2015; anteriormente se encontraba información clasificada por estados y ciudades, posteriormente se implementó la clasificación de regiones rurales y regiones urbanas. En la edición más reciente, de 2019, se puede encontrar una clasificación más que muestra los resultados sobre los usos de las telecomunicaciones de la población mexicana de acuerdo con su nivel social y económico.
Aunque la conectividad en las regiones rurales, ligadas a niveles altos de pobreza y marginación, ha incrementado de manera importante en los últimos tres años, no implica que creció verdaderamente el total de usuarios conectados de manera efectiva.
De 2017 a 2019 el total de usuarios de internet pasó de 39% a 48%, lo que implica que aún con el avance de casi 10 puntos porcentuales todavía poco más de la mitad de los habitantes no tienen acceso a un dispositivo inteligente ni a una red de conexión. Y de los que sí se encuentran conectados en la red, el 25% no accede desde su hogar; tienen que conectarse a través de redes en su escuela, trabajo, en casas de otras personas o en sitios públicos.
Internet, computadora y televisión de paga
Además del acceso y uso del internet, la computadora y la televisión de paga, son otras de las telecomunicaciones que también registran diferencias entre grupos poblaciones.
Sólo el 16% de los hogares más pobres cuentan con computadora mientras que de la población de alto nivel la cifra se incrementa hasta el 80 por ciento. Mientras que apenas 34 de cada 100 usuarios poseen paquetes de televisión de paga en los estratos más bajos, 61 de cada 100 pueden pagar este servicio en los estratos altos.
Teléfonos móviles
El principal obstáculo que declaran las familias más pobres de México es que no cuentan con recursos económicos suficientes para continuar con el proceso. Cerca de la mitad de los hogares ubicados en este estrato (48%) aseguró no contar con teléfonos móviles por ese motivo.
Otro de los motivos declarados por los mexicanos es que sus localidades no cuentan con la infraestructura necesaria para que un dispositivo inteligente funcione. En los rubros de alta marginación al menos 4 de cada 100 sí aseguraron que por ese motivo no tienen un paquete de televisión celular. En contraparte ningún hogar de los estratos 1 y 2.
Tendencia contraria a las razones que declaran las familias del estrato más alto; 13% de ellos afirmó que si no contrata un paquete de telefonía móvil debido a que no quiere enfrentar problemas de violación a sus datos o ciberdelitos.
Con información de El Economista.