¿Jueces son actores políticos?

En las últimas cuatro décadas la involución de los regímenes políticos contemporáneos a los que estamos acostumbrados a llamar democracias, ha procedido hacia una sustancial concentración del poder

 .  (Foto: IDC)

Valeria Torres

En casi todas las latitudes, las Cortes Supremas tienden a suplir el papel de legisladores, dictando sentencia de diversos tipos. Así, el poder de los jueces constitucionales corre el riesgo de transformarse en un verdadero poder político sin legitimación democrática y, al mismo tiempo, un poder sin control ni contrapesos, por tanto, potencialmente arbitrario, advirtió el académico de la Universidad de Turín, Michelangelo Bovero. 

Destacó que en las últimas cuatro décadas la involución de los regímenes políticos contemporáneos a los que estamos acostumbrados a llamar democracias, ha procedido hacia una sustancial concentración del poder en la cúspide del sistema político, en manos de los órganos engañosamente llamados Ejecutivos. “No son de ninguna manera meramente ejecutivos, sino decisivos y aún más en concreto, casi en todas partes en manos de un único individuo, el líder en turno”.

No obstante, planteó que, desde hace algún tiempo, en muchas partes del mundo, en formas y grados diferentes, estamos presenciando el regreso del poder arbitrario, justo al interior de regímenes que apelan, más o menos, directamente al modelo de la democracia constitucional. Sin embargo, en otros contextos, es consecuencia de la acción de algunas fuerzas políticas que declaran explícitamente la intensión de superar a este modelo, con la pretensión de volverlo “más democrático; esas son las fuerzas que acostumbramos llamar populistas”.

Es decir, continuó, se insinúan y adueñan de las instituciones, de la democracia constitucional, reclaman y proclaman una supuesta democracia directa, y tal vez instantánea, mediante la pretendida voluntad del pueblo sin mediaciones institucionales, ni frenos, ni contrapesos.

O bien, las fuerzas que identifican sin más a la voluntad popular con aquella de un jefe aclamado y se confían del uso y abuso de referéndums y plebiscitos, incluso con la pretensión de confirmar por tales medios la identificación entre jefe y pueblo, apuntó.

“El fenómeno del regreso del poder arbitrario es multiforme, es precisamente lo que yo considero declive del constitucionalismo, lo que el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) ha sintetizado en el nombre de este seminario: Estado de derecho bajo asedio”, remarcó Michelangelo Bovero

Indicó que si se observa el vértice de los sistemas jurídico-políticos considerados democracias constitucionales, el nivel crucial decisivo de su funcionamiento es aquel que concierne a las relaciones entre legislación y jurisdicción constitucional. Es decir, la interacción entre el poder propiamente político y el de los tribunales supremos.

“Para evitar hasta donde sea posible el arbitrio del legislador, es necesario instituir no sólo una ley superior que vincule sus actos, tal vez una constitución constitucionalista, sino también un órgano habilitado para neutralizar esos actos.”


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