Reforma fiscal en EU en escenario incierto

Se espera que se estimule la expansión de los negocios y el gasto de los consumidores

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 (Foto: Gettyimages)  (Foto: Redacción)

Los últimos cambios a la reforma tributaria presentada recientemente por la administración del presidente Donald Trump prometen una reducción a los impuestos corporativos del 35 % al 15 % y doblar la deducción estándar para los individuos. Se pretende alentar a las empresas norteamericanas a regresar a los Estados Unidos de América (EUA) los beneficios que obtienen en jurisdicciones extranjeras con cargas fiscales menores y pasar a un régimen tributario territorial en el que a esas compañías únicamente se les graven sus ingresos obtenidos en suelo americano y no sus ingresos globales.

Se espera que esas medidas y otras más estimulen la expansión de los negocios y el gasto de los consumidores, ampliando la base impositiva en un esfuerzo por compensar la pérdida de ingresos generada por los recortes e incentivos fiscales.

La expansión de la actividad económica y la formación de empresas como resultados de los recortes impositivos estarían por debajo de las expectativas generadas por la actual administración. Igualmente, la falta de detalles ha causado preocupación sobre el impacto neto en los impuestos individuales después de la propuesta de eliminación de las deducciones y un reagrupamiento de los umbrales de ingresos en menos categorías, incluso el impacto en las Pymes. Las propuestas deben ser claras y éstas deben identificar fuentes alternativas de ingresos.

En el plan tributario se incluyen descuentos en impuestos para las familias con hijos y dependientes; derogación del impuesto mínimo alternativo, del impuesto suplementario del 3.8 % sobre la renta de las inversiones para la financiación de la atención de la salud; y la erradicación de exenciones para intereses especiales.

El problema toral del plan es que las cuentas no cuadran; se han buscado maneras inteligentes de incrementar los ingresos, pero no existe un método no doloroso para hacerlo. Políticamente, la propuesta es atractiva porque los recortes son más populares que los aumentos; la iniciativa es retomada de la campaña realizada por el ahora presidente. Eliminar los impuestos sobre donaciones o sobre el patrimonio de sucesión son medidas políticas, mas el gobierno norteamericano tendría que descubrir fuentes alternativas para no afectar la recaudación. La pérdida de ingresos tiene que compensarse con algún otro aumento de impuestos o reducción de los gastos.

El aumento del gasto de los consumidores brindaría una base fiscal más amplia para compensar la pérdida de ingresos, no obstante, no es la solución ideal. Los recortes de impuestos para individuos y corporaciones incentivarían la economía y originarían una expansión empresarial, la gran duda es sí sería suficiente.

Se propone en el plan fiscal reducir el número de tramos para el ISR de los siete a tres actuales, con tasas del 10 %, 25 % y 35 %. Los contribuyentes individuales deberán hacer frente a tasas más altas o bajas, dependiendo de la categoría en la que se ubiquen.

La propuesta de cambiar del sistema mundial actual a un sistema territorial en EUA, será útil, ya que en el primero, las empresas norteamericanas deben impuestos al gobierno americano sin importar en qué sitio o país vendan sus bienes y servicios, aunque reciban un crédito fiscal por los gravámenes pagados en el extranjero; y en cambio en el segundo, las compañías pagarían impuestos únicamente por los bienes y servicios efectuados en suelo estadounidense.

El sistema territorial es comúnmente usado por los grandes socios comerciales de los EUA, toda vez que promueve una mayor amortización fiscal. No obstante, dicha modificación podría producir efectos secundarios en el punto de que dicha reforma tributaria de las empresas tiene un gran alcance y puede tener costos significativos, y la reacción de los gobiernos extranjeros puede causar un impacto en los resultados de las reformas de política fiscal corporativa.

El incentivo para que las personas se traten a sí mismas como compañías a los ojos de la ley, implicaría dificultades para garantizar el cumplimiento de los procedimientos previstos y el monitoreo. Ello ocasionaría que los individuos estarían tentados a obtener una ganancia mayor y un menor salario al tratar sus ingresos como renta empresarial. La administración de Trump es consciente de ese posible abuso, y funcionarios de la misma han advertido que crearán reglas para que no se puedan generar mecanismos para evitar pagar la tasa impositiva.

Sin embargo, algunas características del plan son útiles para los contribuyentes, como es la protección de las cuentas de jubilación, sin perturbar las deducciones de las contribuciones señaladas. Pero la erradicación de las deducciones para el cuidado de la salud conllevaría problemas, en especial cuando el actual gobierno tiene que presentar una alternativa viable al sistema conocido como Obamacare.

 De lo anterior, lo único que realmente se puede confirmar es que la administración Trump está intentando poner en marcha ciertas promesas de campaña; la difusión de las propuestas presiona al Congreso de ese país ya sea a apoyar o a estudiar, cuando menos sus iniciativas. Mas la poca claridad de las mismas solamente genera incertidumbre y especulación.