El salario mínimo ha perdido significativamente su poder adquisitivo a lo largo de las últimas décadas, y de hecho, constituye un ingreso con el que no pueden solventarse las necesidades básicas de quien lo recibe.
De acuerdo con los artículos 123, apartado A, fracción VI, de la Constitución, y 90 de la LFT, el minisalario debe ser suficiente para satisfacer los requerimientos de un jefe de familia en el orden material, social, educativo y cultural, aunque todos sabemos que en realidad esto no es posible.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) determinó que, en julio pasado, el costo de la canasta alimentaria en las zonas urbanas fue de 1,231.91 pesos.
A esta cantidad hay que sumarle la canasta no alimentaria que incluye el gasto en transporte, vestido, educación, vivienda y salud, que asciende a 1,294.58 pesos. La suma de estas dos canastas es de 2,526.49 pesos mensuales, 25% mayor a los 2,045.61 pesos que gana una persona con un salario mínimo de 67.29 pesos ubicado en la zona geográfica A.
Los involucrados en el tema buscan una forma para resarcir esa pérdida y mejorar las condiciones de vida de los asalariados, para lo cual han propuesto nuevos mecanismos, cambios legales y económicos.
Por un lado, el jefe del gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, propone que el salario se incremente a 80 pesos. En este caso, los costos adicionales que cada empresa tendría que realizar por cada trabajador que perciba salario mínimo serían los siguientes:
¿Nos afecta o beneficia el aumento al salario?
Otros sectores señalan que el incremento al salario mínimo no debe efectuarse por decreto, pues esto provocaría resultados negativos al país, como más inflación, despido de trabajadores, e incremento en la informalidad.
Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (Banxico), consideró que los debates que se realizan en la materia son benéficos para el desarrollo del país, aunque estimó que la mejor forma de fortalecer el salario es con el desempeño y productividad de los trabajadores.
Otro punto a tomar en cuenta es que para aumentar de manera significativa el salario mínimo este debe desligarse de las referencias legales que lo convierten en la unidad de medida para multas y recargos.
Alfonso Navarrete Prida, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), considera que la recuperación del poder adquisitivo de los mexicanos solo será posible si se desvinculan del minisalario más de 130 normas federales que lo consideran como valor para multas, vacaciones, prerrogativas y deudas.
El funcionario federal admitió que en los últimos 30 años se ha perdido 74.5% del poder adquisitivo de los ciudadanos.