Que una empresa familiar pase de padres a hijos puede ser un cambio lógico. Sin embargo, frecuentemente esta transición se constituye en una verdadera batalla campal que puede llevar a la disolución de la empresa.
Si tú tienes una empresa familiar es recomendable que decidas si vas a transmitir el negocio en vida, es decir, si vas a incorporar gradualmente a tus sucesores o si vas a dejar este proceso hasta tu fallecimiento.
En este último caso es vital que realices tu testamento, en el cual, además de señalar a quién dejarás tu auto, casa, etc., debes definir las circunstancias que aseguren la continuidad del negocio familiar. Entre las prácticas más usuales encontramos:
- adjudicar la empresa a uno o varios herederos
- establecer usufructos universales para la viuda o viudo, y dejar la propiedad de la empresa a los hijos
- establecer un fideicomiso sucesorio para que sea la fiduciaria quien se encargue de la administración de la empresa
- legar la empresa a un tercero para que continúe su gestión. En este supuesto debes revisar que no existan los llamados “herederos forzosos” (menores de edad con derecho a alimentos), ya que el testamento podría impugnarse
Si estás casado bajo el régimen de sociedad conyugal debes observar también las capitulaciones para establecer de manera clara que cónyuge es el propietario de los bienes, y en su caso, en qué porcentaje.
Los especialistas recomiendan que en tu testamento o en un protocolo anexo al mismo, señales las posibles sanciones económicas en que pueden incurrir los familiares que no respeten la voluntad testamentaria, y con ello evitar litigios y descontrol en la administración de la empresa.
