Para la Ley de Propiedad Intelectual una invención es toda creación humana que permite transformar la materia o la energía existentes en la naturaleza, para su aprovechamiento por el hombre y satisfacción de sus necesidades concretas, pero solo son patentables las que sean:
- nuevas: es decir todas aquellas que no se encuentren en el estado de la técnica (conjunto de conocimientos técnicos que se han hecho públicos mediante una descripción oral o escrita, por la explotación o por cualquier otro medio de difusión o información en el país o en el extranjero)
- resultado de una actividad inventiva: esto es del proceso creativo cuyos resultados no se deduzcan del estado de la técnica en forma evidente para un técnico en la materia, y
- susceptibles de aplicación industrial: es decir que tengan una utilidad práctica o puedan ser producidas o aplicadas en cualquier rama de la actividad económica, para los fines descritos en la solicitud para la obtención la patente
Las personas (físicas o morales) titulares de una invención, tienen el derecho exclusivo de su explotación, siempre que cuenten con la patente respectiva. Esta no es más que un reconocimiento del Estado a favor de los inventores para brindarles protección, y a la par, que estos gocen de prerrogativas y privilegios exclusivos; por ende, para conseguirla es necesario solicitarla ante el IMPI.
Este privilegio estará determinado por las reivindicaciones aprobadas, es decir, por las características esenciales del producto o proceso del cual se esté reclamando la protección de manera precisa en la solicitud.
De ahí que si deseas conocer cuál es el trámite que debes realizar para obtener alguna patente y las etapas que guarda su otorgamiento, su duración y su eficacia te sugerimos consultar el tema “Patentes, de México para el mundo”.
