Aun cuando los discursos políticos manifiestan una supuesta recuperación del empleo, la realidad del país es otra, ya que la desocupación está presente y se refleja en la disminución en el consumo, el cierre de establecimientos y la reducción de puestos laborales como medida para mantener con vida algunos centros de labores.
Según las cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su reporte correspondiente a julio del presente año, existe el siguiente panorama:
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59.1% de la población de 14 años en adelante es económicamente activa (está ocupada o busca estarlo), mientras que el 40.9% restante se dedica al hogar, estudia, está jubilado o pensionado, tiene impedimentos personales o lleva a cabo otras actividades (población no económicamente activa)
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del total de ocupados, el 65.1% opera como trabajador subordinado y remunerado ocupando una plaza o puesto de trabajo; el 4.8% son patrones o empleadores; un 22.7% trabaja de manera independiente o por su cuenta sin contratar empleados y un 7.4% se desempeña en negocios o parcelas familiares, contribuyendo de manera directa a los procesos productivos, pero sin un acuerdo de remuneración monetaria, y
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la tasa de desocupación durante julio fue de 5.70%, mientras en junio alcanzó 5.05%, lo cual se traduce en que 2,686,000 mexicanos se encuentran sin trabajo. Si bien esta tasa es menor a la registrada en el mismo lapso de 2009 ( 6.12%), también lo es que es una de las más altas históricamente reportadas, ya que sólo en la crisis de 1995 se tuvo un nivel de desempleo tan elevado
Los especialistas coinciden que si bien el desempleo tuvo un pequeño descenso frente a las cifras obtenidas el año pasado, aún se mantiene muy por encima de las tasas observadas antes de la recesión económica, lo cual choca con las expresiones triunfalistas de superación de la crisis ocupacional externada recientemente por la Presidencia de la República.