Autoevaluación para ser mejor

Los procesos de autoevaluación son una herramienta útil para el correcto funcionamiento de la empresa

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 .  (Foto: IDC online)

Conocer las fortalezas y debilidades para enfrentar cualquier eventualidad y con ello lograr los objetivos de la compañía, es el propósito de la autoevaluación de desempeño que cada colaborador debe hacer sobre su trabajo.

La autoevaluación es una herramienta que bien utilizada permite identificar los hallazgos (buenos o malos) de cada individuo en el proceso de desarrollo de sus tareas dentro de la organización a quien le presta sus servicios. Para lograrlo, según Jorge Llaguno, profesor del área académica de Factor Humano del Instituto Panamericano de Alta dirección de Empresa (IPADE), todo sujeto debe tener dos características indispensables:

  • humildad: enfrentarse a sí mismo y aceptar cuando las cosas no se hacen de la forma más eficiente, y
  • curiosidad: conocer dónde está parado, por tanto debe separar el valor personal de la evaluación, esto es, debe entender para poder aprender

Además resulta indispensable llevar a cabo los siguientes pasos para reconocer las fortalezas y fallas o áreas de oportunidad:

  • conocer las expectativas: cada persona debe ubicar con la mayor precisión posible cuáles son las metas que la empresa espera de ella. Posteriormente debe autoevaluarse periódicamente para saber si está logrando sus objetivos y qué actitud tiene frente a su equipo de trabajo
  • identificar puntos de comparación: el análisis de autoevaluación no sirve, si se desconoce la percepción de los demás; en consecuencia es recomendable tener al menos ocho puntos de vista diferentes de los subordinados, pares, jefes e incluso clientes
  • obtener retroalimentación: con los puntos de vista de otras personas en mano, el colaborador debe buscar la retroalimentación de un par o superior jerárquico, con el propósito de que lo auxilie para enfrentar de la mejor manera las críticas o alabanzas. La retroalimentación puede obtenerse de un colega, mentor o por alguien externo a la compañía, y
  • recapitular para mejorar: se divide en la etapa individual y la de consulta. En la primera debe revisar las áreas de oportunidad y fortalezas a través de la autoevaluación. La segunda fase consiste en una retroalimentación con un coach, pero debe evitarse que éste sea quien diga qué hacer, porque se pondría la responsabilidad de reacción en sus manos y no en la de colaborador

La calificación de la efectividad de las funciones realizadas por los trabajadores ya no es labor exclusiva de los jefes, pues ha quedado demostrado que la autoevaluación es más efectiva, en virtud de que se delega en los propios trabajadores el compromiso de identificar sus fortalezas, así como sus áreas de oportunidades, dejando la subjetividad de lado y asumiendo con plena conciencia las particularidades de su desempeño laboral.