Equidad de género en toda organización

Conozca la evolución y los avances en esta materia, para reconocer el desempeño de su personal sin importar su sexo, por Angy Newman experta en desarrollo humano y life coaching

.
 .  (Foto: IDC online)

De acuerdo con Sir Winston Churchill “Valor es lo que se requiere para levantarse y hablar, pero también es lo que se necesita para sentarse y escuchar”.
El concepto de equidad está vinculado a la justicia, imparcialidad e igualdad social. El género, por otra parte, es una clase o tipo que permite agrupar a los seres que tienen uno o varios caracteres comunes.
Se conoce como equidad de género a la defensa de la igualdad del hombre y la mujer en el control y el uso de los bienes y servicios de la sociedad. Esto supone abolir la discriminación entre ambos sexos y que no se privilegie al hombre en ningún aspecto de la vida social, tal como era frecuente hace algunas décadas en la mayoría de las sociedades occidentales.
La equidad de género consiste en estandarizar las oportunidades existentes para repartirlas de manera justa entre ambos sexos. Los hombres y las mujeres deben contar con las mismas oportunidades de desarrollo. El país, por lo tanto, tiene que garantizar que los recursos sean asignados de manera simétrica.
Una mujer no debe obtener menos que un hombre ante un mismo trabajo que contemple idénticas obligaciones y responsabilidades. Cualquier persona debe ganar lo propio de acuerdo con sus méritos y no puede ser favorecida en perjuicio del prójimo.
Esta situación de equidad debe alcanzarse sin descuidar las características de género. Las mujeres, por ejemplo, tienen derecho a una extensa licencia por maternidad, mientras que la licencia por paternidad no existe en la Ley Federal del Trabajo (LFT). Esto se explica porque se atiende a las cuestiones biológicas y se realiza una discriminación positiva entre ambos sexos.

Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Desde su fundación en 1919 la OIT se ha comprometido con la promoción de los derechos laborales de las mujeres y los hombres y con la igualdad entre los sexos. La visión de este órgano sobre la equidad de género, es que se trata de un derecho humano fundamental, esencial para alcanzar el objetivo mundial de Trabajo Decente para todos. Esta perspectiva está basada en el mandato en materia de igualdad de género tal como ha sido expresado en numerosas resoluciones de la conferencia internacional de trabajo, la principal instancia para la adopción de políticas de la OIT, así como en diversos convenios internacionales del trabajo.
La política sobre igualdad de género e incorporación de las consideraciones de género, que es ejecutada como parte del plan de acción de la OIT sobre igualdad de género 2010-2015, promueve dos líneas de acción: analizar y tratar de forma sistemática las necesidades específicas de hombres y mujeres en todas las iniciativas que se lleven a cabo, y realizar intervenciones dirigidas a grupos particulares con el fin de lograr la participación tanto de mujeres como de hombres, y para conseguir que se beneficien por igual de los esfuerzos por alcanzar el desarrollo.
Todos los trabajadores tienen derecho a tener un trabajo digno, no sólo quienes laboran en la economía formal sino quienes lo hacen en forma independiente, eventual y en la economía informal, así como aquéllos que se desempeñan en las áreas de la prestación de cuidados y privada de los hogares, ámbitos en las que predomina la presencia de mujeres.
Las normas internacionales del trabajo, convenios y recomendaciones, constituyen una de las vías fundamentales de acción de la OIT para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de las personas de uno y otro sexo y promueven la igualdad en el lugar de trabajo para todos los colaboradores.
Todas las normas de este organismo internacional, a excepción de algunas, especialmente las relativas a la maternidad y a la función reproductiva de la mujer, son aplicables también a los hombres. No obstante, sigue habiendo una brecha entre los derechos establecidos en las normas nacionales e internacionales y la situación real de los subordinados. Estos derechos deben llevarse a la práctica. El principal obstáculo que impide que los trabajadores ejerzan sus derechos es la falta de conocimiento de los mismos. Por lo tanto, un elemento crucial para mejorar la igualdad entre el hombre y la mujer es la divulgación de la información sobre dichos derechos.
La incorporación de la perspectiva de género en la aplicación de las normas internacionales del trabajo permite:

  • ayudar al logro de que las mujeres y los hombres cuenten con igual acceso a los beneficios que de ellas se derivan
  • reconocer las necesidades, las experiencias y los intereses de las mujeres y los hombres.
  • admitir que las partes interesadas gestionen el cambio
  • demostrar la voluntad de emprender medidas diferenciadoras para responder a las necesidades e intereses de las mujeres y los hombres, y
  • promover la igualdad suscitada por la puesta en práctica de los convenios

Hoy en día hablar de género resulta fundamental por su impacto en el desarrollo de los hombres y las mujeres, en la construcción de sociedades más justas y respetuosas de la dignidad humana.

Impacto cultural y educativo
La historia nos ha dado múltiples muestras de discriminación, principalmente, sobre las mujeres, cuyo origen se encuentra en estereotipos sexuales y culturales. Éstos han repercutido de manera determinante en la falta de oportunidades para su desarrollo, así como para mantenerlas expuestas y sujetas a la violencia emocional, económica, sexual y física. Superar estos problemas es una labor que exige atención desde distintos frentes: político, jurídico y, desde luego, cultural y educativo.
Reconocer la igualdad en los derechos implica: la igualdad de oportunidades y la creación de condiciones para que esas oportunidades puedan aprovecharse por igual. La igualdad de oportunidades de hombres y mujeres no siempre se cumple en la realidad cotidiana; pues entra en contradicción con las creencias sobre lo que debe ser un varón o una mujer, con prácticas muy concretas de exclusión hacia unos y otras, con formas de ejercer el poder, así como de usos y costumbres de cada cultura. Todo ello afecta de manera directa, y con frecuencia desequilibrada, el ejercicio de esos derechos y la satisfacción de necesidades, esencialmente de las mujeres.
Algunos autores señalan que al tomar como punto de referencia el sexo de las personas y sus funciones reproductivas, cada cultura establece un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que atribuyen características específicas a mujeres y hombres.
La mayoría de las veces los significados construidos en torno a cada sexo son en detrimento de los derechos de las mujeres. La equidad significa partir del reconocimiento de que todas las personas somos iguales en dignidad y derechos y, por tanto, que todas deberían tener garantizadas las mismas oportunidades para orientar su vida en la forma que ellas mismas decidan y estar a salvo de privaciones graves. La equidad de género consiste en garantizar condiciones de igualdad en derechos y oportunidades, para que hombres y mujeres se desarrollen plenamente.

Principio de igualdad ante la Ley
En nuestra Constitución el principio de igualdad ha inspirado la formulación de artículos que reconocen derechos en favor de las personas que se encuentran en situaciones especiales o presentan características que los ponen en desventaja frente a la mayoría. Otras disposiciones protegen a amplios grupos de la sociedad que por distintas razones se encuentran en situaciones de vulnerabilidad; tal es el caso de las mujeres que aún constituyendo la mitad de la población de nuestro país, han visto restringidos varios de sus derechos por décadas. Por sólo mencionar algunos ejemplos, el rezago educativo es más alto en ellas y continúan siendo las principales víctimas de la violencia intrafamiliar.
Los progresos en materia de igualdad de oportunidades más allá de los sexos no siempre dependen de la riqueza de un país, ni del grado de desarrollo humano del mismo, ya que se trata de transformaciones relacionadas con la cultura, las creencias y el uso del poder, aunque ciertamente son peores las condiciones para las mujeres en situación de pobreza.
En la actualidad, las mujeres siguen viviendo situaciones de injusticia en muchos puntos del planeta, que se reflejan en dos aspectos fundamentales: el acceso a puestos en los que se toman decisiones (cargos directivos empresariales y políticos) y en el ejercicio del derecho de propiedad (la mayor parte de éstas se encuentran a nombre de los varones). Además, continúan siendo víctimas de diversos tipos de violencia, incluso en países del primer mundo. Por eso se dice que no es suficiente con garantizar derechos como el acceso a la educación o a servicios de salud pública para que exista equidad en el desarrollo de hombres y mujeres; es necesario generar cambios que se expresen en mayores y mejores condiciones de participación social y política, de combate a las distintas formas de violencia, de crecimiento profesional, etcétera.
La perspectiva de género es una herramienta de análisis que permite identificar actitudes sexistas y desigualdades entre hombres y mujeres en distintos ámbitos de la convivencia. Su finalidad consiste en establecer acciones que conduzcan a la superación de la discriminación sexual y a la denuncia pública de ésta, así como sensibilizar a la población en general de que las prácticas de exclusión y menosprecio obedecen a un ejercicio autoritario y antidemocrático del poder.
En este sentido, la perspectiva de género puede considerarse una posición de principio para mirar la realidad de una manera determinada e intervenir en ella. Se trata de un enfoque que puede ayudarnos tanto a hombres como a mujeres a transformar las relaciones y condiciones desiguales que se establecen entre ellos, en beneficio de las personas, las parejas, las familias y la sociedad en general.

Debate sobre la equidad de género entre los jóvenes
En marzo los jóvenes de la preparatoria del Tec Santa Anita y el American School intentaron responder en un debate acerca de la marginación de la mujer y las oportunidades que el país le ofrece. Ambas instituciones coincidieron que los cambios se logran sólo con convicción. El tema puesto sobre la mesa de debate fue si en México son efectivas las políticas de equidad de género. El equipo con la postura a favor fue la preparatoria del Tec Santa Anita, mientras que la en contra fue defendida por el American School. Los jóvenes intercambiaron ideas y contundentes argumentos en los 45 minutos del debate final del XI Torneo de Debate Clásico de Mar Adentro de México.
La postura a favor enfatizó los avances con respecto a la equidad de género en términos de educación, empleo y participación pública. El equipo del Tec Santa Anita mencionó que, si bien todavía falta trabajar en el tema, resulto injusto negar los progresos en cuanto a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. El otro equipo abordó las condiciones de marginación que viven las mujeres mexicanas con énfasis en las manifestaciones de violencia y la discriminación laboral en términos de salario y oportunidades. Los jóvenes del American School establecieron que a pesar de que las leyes mexicanas garantizan la igualdad de circunstancias entre ambos géneros, la realidad dista mucho de este ideal como consecuencia de una concepción cultural que reconoce a la mujer como inferior. A partir de esto, el equipo argumentó que aunque existen políticas que promueven la equidad de género, estas no han logrado revertir la vulnerable condición del género femenino en nuestro país.


Equidad de género en México
A más 50 años de haber sido reconocidas como ciudadanas con todos los derechos políticos y civiles las mujeres mexicanas somos hoy más de la mitad de la población y representamos el 51.8% del listado nominal de electores, es decir, de ciudadanos con credencial de elector. Sin embargo, el grado de incorporación a los espacios de decisión política no ha tenido la misma apertura de acuerdo con esta proporción. Aun cuando se verifica un crecimiento constante en puesto de dirección política de las instituciones del Estado.

Conclusión
En la plataforma de acción de Pekín, acordada en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, se reconoce que a pesar de que en la mayoría de los países existe un movimiento generalizado de democratización, la mujer suele estar insuficientemente representada en casi todos los niveles de gobierno, sobre todo en el nivel de los ministerios y otros órganos ejecutivos; además de que ha avanzado poco en el logro del poder político en los órganos legislativos. En México, gracias al principio de igualdad consagrada en el artículo 4o. de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las mujeres tenemos iguales derechos y deberes que los varones, interviniendo en política con responsabilidad, eligiendo gobernantes; ocupando puestos de elección popular y cargos públicos de elevada responsabilidad, así como militancia en partidos políticos, participando, estimulando y vigorizando la democracia.
Este progreso tiene la finalidad de mostrar el proceso histórico a nivel mundial. Recordemos que Thomas Hobbes señaló que: “De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines”.

Fuentes: OIT. Lamas Marta, “La Perspectiva de género”, en José A. Aguilar y Beatriz Mayen, Hablemos de sexualidad: Lecturas, CONAPO-MEXFAM, México. Informe de Desarrollo Humano, PNUD, México.