En el informe “Invertir en juventud en América Latina y el Caribe: un imperativo de derechos e inclusión” realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) se afirma que aproximadamente un tercio de los jóvenes en América Latina y el Caribe viven en situación de pobreza, lo cual atenta contra el ejercicio de sus derechos y oportunidades educativas, económicas y laborales.
Dicho estudio tiene como propósito crear un perfil demográfico de la juventud de la región; analizar el acceso a la educación y el empleo, así como la oferta programática en temas de capacitación, inserción laboral y la participación social.
Los resultados son tan preocupantes que la CEPAL y el UNFPA plantean la necesidad de crear un pacto regional de inversión en la juventud, en el cual se incluyan acciones para la mejora de los sectores de mayor vulnerabilidad: las mujeres y los jóvenes que viven en zonas rurales y los pertenecientes a pueblos indígenas.
Algunos datos relevantes de la Organización de las Naciones Unidas, la CEPAL y el UNFPA, sobre la problemática que aqueja a la población de 15 a 29 años:
- representa en América Latina y el Caribe el 26% del total, lo que implica que la gran mayoría de los países de la región tiene un bono demográfico, esto es, que el porcentaje de los individuos en edad de trabajar y producir es mucho mayor que el de los grupos considerados dependientes (niños y personas mayores), lo que ofrece oportunidades de inversión social
- la pobreza e indigencia alcanzaba el 30.3% y 10.1%, respectivamente, en 2009
- la incidencia de la pobreza en países como Argentina, Chile y Uruguay resulta menor al 15% y 5% respectivamente, mientras que en Bolivia, Guatemala, Nicaragua y Paraguay supera el 50% y en Honduras el 60%
- existe un incremento en la maternidad adolescente, de forma contraria a la disminución de la fecundidad global, especialmente en Guyana, Montserrat, Aruba, Colombia, Bolivia, México y Venezuela, y
- el 16% de los jóvenes no está incluido en el sistema educacional, ni en el mercado de trabajo. Algunos realizan labores domésticas no remuneradas o viven con alguna discapacidad, mientras que otros no ejecutan ninguna actividad. Los estudios alertan que este grupo conocido como la generación “nini”, por su marginación, da cuenta de una dinámica de tipo estructural de exclusión social que se ha vuelto sostenida en el tiempo
Por lo anterior, el informe de la CEPAL por una parte plantea la necesidad de cambios estructurales en la forma en que las economías de las naciones y las empresas producen, trabajan e innovan, para que la juventud tenga un mayor protagonismo y por otra convoca a los encargados de desarrollar las políticas públicas para la juventud sobre las prioridades de inversión para el desarrollo de ésta en la región.
Sin embargo, no toda la tarea puede dejarse en manos de los Gobiernos, porque está plenamente comprobado que por sí mismas las políticas públicas no funcionan si no están acompañadas de la participación de la sociedad y los empresarios. Por ello es necesario que los emprendedores y las pequeñas y medianas empresas (Pymes) tengan en cuenta en sus planes de incubación y desarrollo la incorporación de trabajadores jóvenes. Para ello pueden celebrar convenios con instituciones educativas, las cuales pueden proveerles de profesionistas recién egresados de acuerdo con el perfil de los puestos y actividades del negocio, garantizándoles además condiciones de trabajo dignas.
Con ello contribuirán plenamente al abatimiento de los altos niveles de desempleo, pobreza, violencia e inseguridad que privan actualmente en nuestro país.