Lo bueno y malo de la cuota de género

Más que hablar de cuotas de género, lo importante sería establecer las condiciones que permitan al personal femenino incorporarse a más puestos de trabajo

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 .  (Foto: IDC online)

En los últimos años la fuerza de trabajo femenina ha refrescado e impulsado el desarrollo productivo de las organizaciones. Esto ha provocado una serie de corrientes empresariales, unas pretenden impulsar con mayor fuerza su participación a través del establecimiento de porcentajes o cuotas de género, y otras señalan que fijar dichas cuotas sería un error, porque el talento se genera en los individuos con independencia del sexo al cual pertenecen.

Toda vez que mundialmente el trabajo de las mujeres cada día es más reconocido y apreciado, es oportuno señalar los puntos a favor y en contra sobre las cuotas de género: 

Opiniones
A favor En contra
  • Mara Swan, vicepresidenta ejecutiva de Estrategia Global y Talento de Manpower, considera que las cuotas ayudarían a acelerar el proceso de incorporación de una mayor fuerza de trabajo femenina
  • María Inés Craviotto, directora de finanzas de GM México, opina que las cuotas de género son una buena herramienta para forzar la diversidad en las empresas o los países que no creen en la igualdad
  • Ana Güezmes, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres en México, señala que gracias al mecanismo de cuotas que las leyes impusieron, el 30% de los legisladores en el país son mujeres, frente al 27% que prevalecía en 2006
  • Sandra Sánchez, directora general de Amgen México, considera que tener más mujeres ya no es una cuestión de género sino de negocios, pues al existir mejores prácticas de diversidad, los colaboradores se vuelven más productivos. La diversidad es un fundamento de éxito en las empresas, y
  • Adriana Cabrera, gerente divisional de Manpower, comenta que las mujeres tienen cada vez mayor participación y presencia dentro del desarrollo económico, porque con los modelos de flexibilidad y equidad, las organizaciones innovan a través de la adopción de estructuras de liderazgo femenino para desarrollar nuevas oportunidades de negocio
Las consideraciones generales de estas corrientes se basan en que las empresas temen sacrificar el talento por la cuota. Existe el riesgo de contratar mujeres sin el perfil o talento necesario solo porque hay que cubrir el requisito, por ejemplo:
  • Juan Ignacio Pérez, socio director de Heidrick & Struggles, asegura que las cuotas no serán suficientes para llenar los lugares requeridos, lo que puede llegar a ser una manipulación. Eso es un círculo vicioso si no se genera el talento femenino
  • Nora Villafuerte, vicepresidente de recursos humanos de Nestlé México, indica que el enfoque de un trabajo diverso e incluyente, debe ir más allá de las cuotas y estar dirigido a encontrar el talento, de todo género, y
  • Amalia Ramírez, gerente de de Consultoría en Recursos Humanos de PWC México, comenta que el gobierno tiene que apoyar el desarrollo de la mujer, pero la empresa tiene que buscar iniciativas que rompan el techo de cristal

 

Con independencia de que si es o no válido establecer cuotas de género, un aspecto a señalar es que la sociedad mexicana continua siendo eminentemente machista, y mientras no cambie habrá discriminación hacia el sector femenino, pues persistirán abusos como asignarles bajos salarios; desdeñar sus proyectos e ideas; acosarlas sexualmente; discriminarlas por ser madres y tener bajo su cuidado a hijos menores de edad o cambiar su estado civil.

Aunado a lo anterior, un factor que dificulta la incorporación de las mujeres al sector productivo es la imposibilidad de compaginar los tiempos de trabajo con los que demanda la atención de su familia, tal y como lo señala Alejandro Llantada, director de Mercadotecnia de Grant Thornton: “En la sociedad machista en que vivimos, siempre se plantea a la mujer la disyuntiva de ser madre o trabajar”.

Por ello, quizás antes de fijar cuotas de género se tendrían que crear en las organizaciones ciertos esquemas de flexibilidad de horarios y de respeto de los derechos humanos y laborales de las trabajadoras, para que su inserción al ámbito productivo fuese en un mayor número y sobre todo que su participación sea efectiva y plenamente reconocida. ¿No lo cree así estimado lector? 

Fuente: Revista Expansión, número 1097, del 20 de agosto de 2012