Atracción de talento: ¿misión posible?

Ante el aparente déficit de trabajadores para determinados puestos, es necesario dar un giro de 360° a la forma tradicional de elegir al talento

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 .  (Foto: IDC online)

Hoy en día el personal capacitado se encuentra en todos los lugares y espacios de la sociedad, por lo que se debe estar atento ante cualquier indicio de su existencia, sin considerar su orientación sexual, sus ideas políticas o religiosas, o incluso, si pertenece a alguna de las llamadas tribus urbanas (emos, darketos, entre otros).

Esto tiene sentido si se considera que el talento no depende de un determinado código de vestir, edad o forma de pensar, sino de los conocimientos y la capacidad de las personas para ser leales con la compañía que los contrata y comprometerse con ésta, así como de realizar actividades en equipo.

Esta tarea no es sencilla porque para que los potenciales candidatos a los puestos requeridos por las organizaciones acepten esa responsabilidad es necesario que éstas sean atractivas, pues de otra forma buscarán otras oportunidades laborales, las cuales probablemente sean de la competencia.

Para que una empresa realmente sea un imán de talento requiere que deje de ver a los individuos como objetos, debe entenderlos como personas con necesidades y requerimientos específicos, porque como dicen los especialistas: “si cuido a mis trabajadores, ellos querrán estar conmigo y eso producirá que el negocio crezca”.

Para que una corporación funcione cabalmente debe aportar a su personal:

  • una imagen real de credibilidad
  • decisiones tomadas con imparcialidad
  • respeto mutuo
  • un espíritu de compañerismo, y
  • lo necesario para que los colaboradores sientan orgullo por la organización donde prestan sus servicios

Los expertos señalan que si bien no existe una fórmula matemática para poder lograrlo, cada centro de trabajo al menos debe cumplir los siguientes lineamientos:

  • mantener una comunicación directa con el personal a través de medios de difusión internos (intranet, memorándums, gacetas electrónicos, reuniones periódicas, entre otras)
  • fomentar la transparencia en cualquier proceso: de selección de personal; incrementos salariales; otorgamiento de bonos y ascensos; aplicación de medidas disciplinarias, etcétera
  • impulsar la imagen corporativa, para que exista una identificación con la marca en la cual se trabaja y se representa
  • humanizar el centro de trabajo, a través de esquemas de reconocimiento y motivación adecuados a las necesidades de los trabajadores; impartición de justicia equitativa a todos los niveles, creando cadenas de valor en donde los individuos den lo mejor de sí, trabajen eficazmente en equipo y exista un ambiente laboral de alta confianza
  • establecer códigos de comportamiento relacionados con la vestimenta; lugar de trabajo; empleo de instrumentos y herramientas de trabajo y uso de áreas comunes
  • cumplir las condiciones de trabajo pactadas
  • respetar a los colaboradores de la tercera edad, así como a los jóvenes, pues la combinación de estas dos fuerzas de trabajo es altamente positiva para la organización, siempre se debe aplicar la fórmula: “huesos viejos, sangre joven”, y
  • fomentar la seguridad e higiene con campañas que involucren a las familias de los subordinados

Las organizaciones deben recordar que sus trabajadores son los embajadores de éstas y como tales pueden difundir una imagen clara del gran lugar en donde están prestando sus servicios, o bien generar una percepción rotundamente negativa, que a la larga le afectará con los propios colaboradores, clientes, proveedores y público en general.

De sobra cabe señalar que los líderes o trabajadores que no acaten estas reglas del juego se les tendrá que invitar a salir de manera digna de la compañía.