Secreto a voces: acoso sexual en las organizaciones

Identifique las características de estas conductas y aprenda a evitarlas y desterrarlas de su compañía

Nadie desea tener problemas en el lugar de trabajo. En un mundo perfecto, nuestro lugar de trabajo sería un sitio pacífico en donde reinaría la armonía y todos trabajarían desarrollando al máximo su potencial con el sentimiento de realizarse en su carrera.

Sin embargo, al igual que en toda estructura que reúne a un grupo de personas, pueden surgir conflictos.

Lejos de ignorar que los problemas pueden existir, se debe reconocer que son la consecuencia natural de las interacciones humanas y que, no obstante, es posible encontrar soluciones.

Derechos humanos

El hostigamiento y acoso sexual en el ámbito laboral aún es invisible e ignorado; del que es necesario hablar para evidenciar que se trata de un problema de violencia de género y convertirlo en un tema de interés público.

Según investigaciones, toda institución que reconoce e implementa una política para enfrentar el hostigamiento y acoso sexual en sus múltiples aspectos, deja de ser cómplice de su reproducción; por ello, asumir una corresponsabilidad institucional con el personal, es el primer paso para generar las transformaciones que supone tener un ambiente laboral sano.

Asumir estas corresponsabilidades contribuye a la sensibilización de los servidores públicos responsables de la atención y el seguimiento de este tipo de prácticas que afectan los derechos humanos; a la generación de una política institucional, así como al establecimiento de procedimientos claros, confidenciales e imparciales para atender las quejas por estos motivos.

Es necesario realizar esfuerzos permanentes de prevención, atención y sanción; pero sobre todo, para concientizar a todos los individuos involucrados respecto de la problemática que representa este tipo de violencia, la cual, afecta el desarrollo personal y social de las personas.

Para vivir mejor, se necesita que en todos los ámbitos de desarrollo del país se eliminen las prácticas discriminatorias y de violencia, para convertirlos en espacios en los que imperen principios de democracia, equidad, respeto y tolerancia a la dignidad de todo ser humano.

Declaración de las Naciones Unidas

Según la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer debe entenderse por violencia contra la mujer: todo acto de violencia basado en la pertenencia del género femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer. Dentro de los tipos de violencia contra el género femenino se encuentra el hostigamiento y acoso sexual laboral.

Por su parte, a principios de los años 70 se definió al hostigamiento y acoso sexual como: una forma de violencia y discriminación.

Anteriormente, algunas feministas (Wise y Stanley) habían observado conductas similares y las denominaron: un tipo de agresión masculina que aparentaba ser sexual, pero que constituía un ejercicio de poder.

El hostigamiento sexual es un problema social que afecta principalmente al género femenino y le impide su desarrollo, viola su derecho a la integridad personal, física, psíquica y moral; y que en muchos casos, atenta contra la libertad y la seguridad personal, la dignidad, el derecho a la intimidad, al trabajo y al desarrollo en general.

Es una conducta que se ejerce generalmente desde una posición de poder, en donde el sujeto pasivo se encuentra respecto al superior en una situación de alta vulnerabilidad. El problema tiene relación directa con los roles atribuidos a los hombres y a las mujeres en la vida social y económica y que afecta directa o indirectamente a la situación de éstas en el mercado laboral.

Si bien los hombres también sufren casos de acoso sexual en sus espacios de trabajo, la realidad es que son las mujeres las que mayormente lo padecen.

El acoso sexual laboral se da en un contexto de violencia contra las mujeres o de género. Se puede decir que también se producen otros actos discriminatorios contra las féminas como las diferencias de salarios, el reparto de tareas por género, entre otros. A éstos se asocian el acoso psicológico o moral, así como los abusos de tipo racista y homofóbico.

El acoso sexual laboral vertical es considerado aún más grave que el ejercido entre compañeros, puesto que el acosador se aprovecha de una doble posición de ventaja: la que le proporciona ser el jefe y la de género.

Componentes del acoso sexual

En esta clase de conductas confluyen una serie de elementos que las hace plenamente identificables, a saber:

  • acciones sexuales no recíprocas. Comportamientros verbales y físicos que contienen aspectos relacionados con la sexualidad, los cuales son recibidos por alguien sin ser bienvenidos. Además, todas estas acciones son repetitivas, vistas como premeditadas y aunque persiguen un intercambio sexual, no necesariamente lo alcanzan
  • coerción sexual. Intención de un individuo para causar alguna forma de perjuicio, o proporcionar un beneficio a una persona que puede rechazar o aceptar las acciones sexuales propuestas. Esto manifiesta una clara relación asimétrica, identificándose con mayor precisión en espacios laborales y educativos, y
  • sentimientos de desagrado. Emociones de malestar que esta experiencia produce, sensaciones de humillación, insatisfacción personal, molestia o depresión, que son consecuencia de las acciones sexuales no recíprocas. Tales conductas ofenden a quien las recibe e interfieren con sus actividades cotidianas

Consecuencias del acoso sexual

El acoso sexual afecta negativamente tanto a la persona como a su proceso de trabajo, porque repercute sobre la satisfacción laboral, aumenta el ausentismo y disminuye el ritmo de trabajo debido a la falta de motivación.

Estas conductas tiene serias repercusiones sobre la persona afectada, tales como las:

  • psicológicas: estrés, ansiedad, depresión, estado de nerviosismo, desesperación e impotencia, y
  • físicas: trastornos del sueño, dolores de cabeza, náuseas, e hipertensión, entre otros

Específicamente en las consecuencias psicológicas, las víctimas desarrollan el trastorno del estrés postraumático, ansiedad y rechazo al trabajo; depresión, pérdida de interés en lo que antes les parecía atractivo; además el impacto crece cuando la víctima calla y oculta el acoso por miedo a represalias o a la falta de credibilidad.

Generalmente las secuelas afectan fundamentalmente a la persona que sufre el acoso; sin embargo incide sobre los trabajadores que pudieran ser testigos o conozcan la situación.

La ansiedad y el estrés producido por esta vivencia, muchas veces genera en las personas, la necesidad de pedir la baja laboral, el abandono de su área de trabajo debido a que no pueden afrontar el problema e incluso puede derivar en un despido por negarse a someterse a cualquier tipo de acoso.

En el aspecto social, un marco más amplio de los resultados, podrían ser que el acoso sexual impide el logro de la igualdad, permite la violencia sexual y tiene efectos negativos sobre la eficiencia de las dependencias gubernamentales o fuentes de trabajo, lo cual entorpece la productividad y el desarrollo.

Regulación sobre el hostigamiento y acoso sexual

El acoso sexual en México se ha tipificado como delito del orden federal: El hostigamiento sexual está penado con base al numeral 259 bis del Código Penal Federal que cita:

“Al que con fines lascivos asedie reiteradamente a persona de cualquier sexo, valiéndose de su posición jerárquica derivada de sus relaciones laborales, docentes, domesticas o cualquiera otra que implique subordinación, se le impondrá sanción hasta de cuarenta días de multa. Si el hostigador fuese servidor público y utilizase (sic) los medios o circunstancias que el encargo le proporcione, se le destituirá de su cargo. Solamente será punible el hostigamiento sexual, cuando se cause un perjuicio o daño. Solo se procederá contra el hostigador, a petición de la parte ofendida”

En la LFT, este tema se aborda en el artículo 3o.:

“El trabajo es un derecho y un deber social. No es artículo de comercio, exige respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren su vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia. No podrán establecerse distinciones entre los trabajadores por cuestiones de raza, sexo, edad, credo religioso, doctrina política o condición social. Asimismo, es de interés social promover y vigilar la capacitación y el adiestramiento de los trabajadores”

El artículo primero de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas (1979), dice:

“A los efectos de la presente Convención, la expresión discriminación contra la mujer denotará toda distinción, exclusión o restricción basado en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce, o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o civil o en cualquier otra esfera”.

¿Qué es el acoso sexual?

La clave para definir al acoso sexual es que se trata de una conducta de carácter sexual indeseada, no bienvenida y no solicitada. El acoso sexual constituye una demostración de poder cuyo objetivo es intimidar, coaccionar o humillar a otro/a trabajador(a).

A continuación figuran algunos ejemplos de acoso sexual:

  • físico:
    • manoseos, pellizcos, palmaditas, apretones o roces deliberados
    • miradas lascivas o concupiscentes
    • comentarios homofóbicos, gestos con una connotación sexual o guiños
    • envío de correos electrónicos y mensajes de texto no deseados, colocar chistes sexualmente explícitos en el Internet de una oficina
    • tocamientos o contacto físico innecesario, y
    • agresión física
  • verbal:
    • comentarios o insinuaciones sexuales
    • chistes de carácter sexual o preguntas sobre fantasías eróticas
    • declaraciones homofóbicas e insultos basados en el sexo de otra persona o calificando su sexualidad
    • transformación de las discusiones de trabajo en conversaciones sobre sexo, y
    • solicitud de favores sexuales, muchas veces vinculándolo a una promoción
  • no verbal:
    • exhibición de fotos, calendarios, fondos de pantalla en la computadora, u otro material sexualmente explícito
    • envío de cartas anónimas, y
    • silbidos, y
  • otros: obligar a las mujeres a trabajar fuera de los horarios normales, lo que podría exponerlas a ciertos peligros durante su desplazamiento al trabajo

El acoso sexual en el trabajo es una cuestión que deben abordar de forma activa los sindicatos, y suele ser el resultado de las relaciones de poder en el lugar de trabajo, de manera que los trabajadores y trabajadoras más vulnerables y menos protegidos son los que se encuentran más amenazados. Cabe mencionar tres puntos a considerar:

¿Quiénes son las víctimas?

Generalmente, el acoso sexual es ejercido por los hombres contra las mujeres; las afecta independientemente de su edad, relación de pareja, minusvalía, apariencia física, nivel de estudios o categoría profesional.

Aunque no perjudica exclusivamente a las mujeres, puesto que los hombres también pueden ser víctimas, dada su situación en el mercado laboral, aquellas resultan más vulnerables.

Tanto en los países en desarrollo como en los industrializados, el empleo femenino está catalogado como trabajo a tiempo parcial, mal pagado, atípico, subcontratado, no regulado, no protegido, temporal o casual.

El acoso sexual se produce en todas las naciones del mundo. Parece ser un fenómeno en alza, o quizás sea que simplemente ha dejado de ser tolerado, y por tanto se pueden visualizar los casos con mayor frecuencia conforme más mujeres jóvenes se incorporan al mundo laboral.

No obstante, a menudo es difícil dar cuenta de supuestos de acoso sexual, y también demostrarlo ante las autoridades respectivas.

Las mujeres trabajadoras, especialmente las ubicadas en la economía informal, en las zonas francas industriales y las domésticas, son vulnerables a la explotación y al acoso.

En los países en desarrollo y en los industrializados, los trabajadores/as migrantes se encuentran expuestos por sus problemas a encontrar trabajo y al aislamiento social, pues no son capaces de defenderse a sí mismos porque en muchas veces no saben expresarse correctamente en el idioma del sitio en donde se encuentran para objetar o quejarse sobre la forma en que son tratados.

¿Quiénes son los acosadores?

El acoso sexual puede ser infligido por colegas, supervisores, miembros de la dirección o clientes y generalmente adopta la forma de observaciones sugestivas, demandas de favores sexuales o invitaciones comprometedoras.

Costo social, humano y económico

La víctima de acoso sexual se siente amenazada, humillada, tratada con condescendencia u hostigada, lo que crea un ambiente laboral amenazador o intimidatorio. Los costos sociales y humanos del acoso sexual pueden ser muy elevados.

En el peor de los casos puede terminar con un suicidio, y en todos los supuestos hace que la vida de las víctimas resulte insoportable. Las mujeres que son acosadas siempre tienen una impresión de culpabilidad, y si se quejan se arriesgan con ser despedidas, perder promociones, o verse obligadas a dimitir.

El acoso sexual tiene igualmente un efecto negativo sobre el entorno laboral, porque incide en la moral de los trabajadores/as y hace que sean menos eficientes.

En los Estados Unidos de América, ignorar los problemas del acoso sexual puede llegar a costar a una gran empresa hasta 6.7 millones de dólares al año a causa de la escasa productividad, la baja moral, el ausentismo laboral y los cambios continuos de personal, sin incluir los gastos legales.

Cómo poner fin al acoso sexual en el trabajo

Los especialistas señalan diversas acciones o medidas a tomar por la víctima para prevenir o dar por terminada una conducta de este tipo, tales como:

  • no pensar que es culpa suya o que se lo ha buscado
  • mantener un registro de cuándo y en dónde se ha presentado el acoso, incluyendo detalles sobre lo que se dijo o se hizo, en la medida de lo posible citando testigos. Guarde esa información en un lugar privado y seguro, por ejemplo, en su casa
  • buscar el apoyo de los representantes y enlaces sindicales, de los miembros de su familia, amigos y colegas de trabajo
  • hablar con otras personas en el trabajo para conocer si ha habido un problema similar con el acosador o, quizás prefiera optar por hablar con una de las personas de confianza designadas para pedir ayuda
  • entablar comunicación con el acosador en presencia de una de personas de su confianza. Exprésele precisamente qué es lo que no le gusta y pídale que deje de hacerlo. Si lo desea, también puede acompañarle su representante
  • mantener un registro de sus evaluaciones laborales, asignaciones y promociones si el acosador es un superior jerárquico o un miembro de la dirección, y
  • dialogar con su representante sindical o con una de las personas de confianza si tiene esa posibilidad en su lugar de trabajo, para solicitar asesoramiento si necesita presentar una queja

Cultura y creación de un código de ética de prevención en las organizaciones

La prevención es el mejor instrumento para eliminar el hostigamiento sexual en el lugar de trabajo. Para ello se debe alentar al personal a tomar los pasos necesarios para impedir tal práctica.

Un programa de prevención eficaz debe incluir una política explícita contra el hostigamiento sexual, en el que se comunique de forma clara y precisa a los colaboradores la existencia de normas que sancionan este comportamiento, lo que se traduce en la creación o revisión de un código de ética y de conducta en la organización.

El código representa una herramienta en donde se plasman las normas y actividades que en la práctica, garantizan que el personal viva laboralmente libre de casos de hostigamiento y acoso sexual en el trabajo, prohibiendo comportamientos que incluyan manifestaciones y conductas que lo provoquen.

Creado el código debe difundirse entre todo el personal. De igual manera es importante que se desarrollen los indicadores pertinentes para monitorear su nivel de cumplimiento, conocer acerca de los desvíos, las tendencias, las causas de inobservancia y las áreas involucradas.

También es necesario realizar campañas de sensibilización, no solo para que el personal conozca más a detalle del tema, sino para que cambie la cultura. Si este cambio se vive internamente en la empresa, facilitará que con el tiempo y la costumbre pasen a ejecución de hábitos y el personal pueda vivirlo fuera de su trabajo.

Estas campañas además de permitir discusiones y visualizaciones, buscan que las empresas cuenten con los mecanismos adecuados para combatir los casos de hostigamiento y acoso sexual en el ámbito laboral.

La forma de realizarlas es por medio de pequeñas pláticas sobre el tema en cuestión, publicaciones o envío de boletines a todo el personal con reflexiones o textos, cursos y conferencias, periódicos y propaganda interna a favor de la salud y seguridad en contra del hostigamiento y acoso sexual.

Conclusión

El Instituto Nacional de las Mujeres, en el marco de la presentación del Protocolo de Intervención para casos de hostigamiento y acoso sexual (abril, 2010), señaló que las empleadas de las dependencias de gobierno prefieren quedarse calladas por temor a perder su empleo o incluso ceder a las pretensiones de sus jefes.

La cultura de la denuncia comienza a penetrar lentamente y para bien, entre las mujeres que son acosadas sexualmente. Se están dando los primeros pasos para la solución del problema y su erradicación en los centros de trabajo, los cuales se convierten en lugares indeseables y hostiles para las personas que sufren este tipo de acoso.

Es fundamental la denuncia por parte de las personas acosadas, hombres o mujeres, solo así se puede contar con estadísticas confiables de la magnitud del problema real al que la sociedad se enfrenta y específicamente los(as) trabajadores(as).

Se debe estar consciente que la información es poder, por eso es preciso que las compañías ofrezcan y cuenten con espacios en donde las personas afectadas por este tipo de violencia puedan acudir y denunciar el acoso sexual.

Lo peor es quedarse con las manos cruzadas y con los ojos cerrados ante una realidad que viven un número considerable de personas, mayormente mujeres, una realidad que las confina a la desesperación, al abandono de trabajos y muchas veces, a la sumisión.

¿Qué tan preparada está la sociedad económicamente activa para demandar un caso de acoso sexual y llevarlo hasta sus últimas consecuencias? Lo primordial es la confianza, saber que se tiene el respaldo necesario en el centro de trabajo, la denuncia es obsoleta cuando cae en saco roto.

Es por esto que se deben crear las condiciones necesarias para que la voz de los individuos afectados por conductas relacionadas al acoso sexual sean escuchados, y crear los marcos y espacios específicos aplicables para su respaldo y apoyo.

Se debe considerar que este aspecto va directamente relacionado con uno de carácter cultural, que se debe fomentar, en donde se debe promover la aceptación y denuncia de los casos de hostigamiento y acoso sexual.

Generalmente en los centros laborales no se acepta la existencia de casos de acoso sexual y las personas que lo sufren no saben a dónde acudir o ante quien poner una queja; muchas veces se sienten culpables y se preguntan cómo provocaron esa situación. Temen contarlo a su familia o compañeros de trabajo y las presiones laborales o amenazas las soportan solas. Esto debe cambiar.

El gobierno debe impulsar la cultura de la denuncia, ofrecer espacios que apoyen las denuncias y a sus denunciantes; se debe promover una verdadera igualdad entre hombres y mujeres; y a la vez, hacer cumplir las leyes: del trabajo, de los servidores públicos y las que combaten la violencia.

Fuentes: Protocolo para la atención de casos de hostigamiento y acoso sexual, CDOC, Inmujeres, NWMN Consultores, Confederación Sindical Internacional.