El paso del tiempo es inevitable y aun cuando erróneamente se le relaciona a una irrevocable pérdida de facultades físicas y mentales, no necesariamente sucede así.
Esta percepción es posiblemente la causa de que los responsables de las áreas que administran al capital humano de algunas organizacines consideren que cuando uno de sus colaboradores cumple 60 o más años de edad están obligados a renunciar para iniciar el trámite del otorgamiento de una pensión ante el IMSS.
Se puede afirmar que no existe ninguna disposición en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la LFT y sus reglamentos que imponga a los adultos en plenitud el deber dar por terminado el vínculo laboral a una edad determinada para gestionar una pensión por retiro.
En consecuencia, exigir a estas personas la presentación de su renuncia por la causa aludida puede ser considerada como un despido injustificado, por virtud del cual aquellas, de acuerdo con el numeral 48 de la LFT, pueden exigir del patrón responsable:
- el pago de una liquidación que comprenda la indemnización de tres meses de salario y las partes proporcionales de aguinaldo, vacaciones, prima vacacional y 12 días de salario por cada año de servicios por concepto de prima de antigüedad (arts. 76, 79, segundo párrafo, 80, 87 y 162, fracc. III, LFT), o
- el cumplimiento del contrato, es decir, a que se les respete su puesto de trabajo y se les reincorpore a sus labores en los mismos términos y condiciones en que las desempeñaba antes de la separación indebida
De ahí que los patrones deben capacitar adecuadamente al personal encargado de la gestión de los recursos humanos, a efectos de que eviten esta clase de conductas que atentan en contra del patrimonio del centro de trabajo por los costos que representan en la atención de juicios laborales y el pago de liquidaciones.
Además se debe tener presente de que los adultos mayores son una pieza fundamental en cuanto a experiencia y dominio de procesos de trabajo en las empresas, pues representan su know how (recopilación de conocimientos, producto de la información y el aprendizaje), por lo que en atención a su condición humana y al trabajo aportado a la sociedad durante muchos años, lo mínimo que se puede hacer para retribuir su esfuerzo es tratarlos con dignidad y respetar plenamente sus derechos laborales.
