Pensión vs exterminio de empleos

El mundo plantea proteger a los sujetos por el uso de la inteligencia artificial, pero en México los pendientes son otros

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 .  (Foto: iStock)

Algunos industriales de la tecnología, filántropos y académicos de diversas partes del orbe sostienen que en el futuro van a desaparecer una gran cantidad de puestos de trabajo por el uso de las nuevas tecnologías; por ende para combatir la desigualdad de la riqueza y el bajo nivel de ingresos, los Estados deben implementar la renta básica universal consistente en que todas las personas, estén laborando o no, reciban una cantidad de dinero de manera garantizada, para que cuenten con cierta seguridad económica que les permita continuar estudiando o encontrar o crear una mejor actividad y planificar su futuro.

Esta idea se ha abordado en diversos espacios que muestran a sus detractores y a quienes la ponderan como solución ante el desplazamiento del hombre por la ciencia.

Michael Sandel mencionó en el Foro Económico de Davos, Suiza en 2017 que esta es una compensación que se cubriría a quienes sus habilidades se irían quedando obsoletas a causa de los avances de la era digital. Es como pagarle a los individuos para que acepten que el mundo no requiere su contribución.

Sin embargo, personas como Bil Gates comentan que “los países, incluido EE.UU., no pueden permitirse ese lujo y que, por tanto, los gobiernos deben centrarse primero en ayudar a los pobres, los ancianos y los discapacitados”.

Por su parte Matthew Bidwell, profesor de Gestión de Wharton, expresó que la renta básica universal es más simple de introducir que otras formas de ayudas sociales, en razón de que no requiere la comprobación de la falta de recursos para que el sujeto sea candidato a recibirlo.

Incluso el Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo después del foro externó en un informe que es una necesidad conceder la prestación señalada por el auge de los automatismos y la inteligencia artificial como fuerza de trabajo.

La figura es proteccionista y aparentemente esto la hace beneficiosa; no obstante, se observa que lo primero es cuestionarse cuál sería el origen de los recursos mediante los cuales se solventaría ese beneficio, y si bien los gobiernos deben concentrarse en ubicarlo, es menester inquirir si la población, como la primera interesada en alcanzar tal gracia, también debería aportar para su futuro.

Lo segundo es preguntarse qué naciones están en aptitud de enfrentar el modelo;  y si nos circunscribimos a México este dilema es más dramático, porque estamos preocupados sobre cómo forjar el futuro de nuestros trabajadores en la vejez con un sistema pensionario que es caro y está encaminado a no generar ingresos dignos si no se fomenta la cultura del ahorro voluntario. De ahí que parece lejano buscar tácticas que blinden económicamente al sector obrero de los efectos de la tecnología.

Actualmente ante el desarrollo de los medios digitales se busca sensibilizar a los patrones y los colaboradores en la creación de programas de capacitación que ayuden a los últimos a ser competitivos y productivos, y estén a la altura de las exigencias del mercado laboral; sin embargo, el concepto de renta básica universal no se vislumbra en la agenda nacional.