Principios internacionales en pro de los migrantes

A nivel mundial se han gestado pactos a favor de estos grupos de los que este país puede echar mano y protegerlos

(Foto: CuartoOscuro)
 (Foto: CuartoOscuro)  (Foto: Redacción)

La conexión actual entre México y los Estados Unidos de América, se ha nublado por la imposición radical, e impulsiva, del presidente estadounidense en la que deja ver que nuestro país ya no es un aliado más y que toda vinculación con este debe revalorarse. Bajo este contexto los migrantes mexicanos y sus familias son la parte más vulnerable

A pesar de los “dichos” del mandatario norteamericano, gran parte del pueblo estadounidense está en desacuerdo; pero se debe estar consciente de que todos estos manifiestos unilaterales, y hasta cierto punto personales de aquella figura presidencial, para que puedan ser imperativos y viables primero tienen que ser observados, analizados y aprobados en un ejercicio congresista.

No obstante en caso de que la argumentación de la presidencia norteamericana se convierta en realidad, nuestro país debe estar preparado y hacer uso de las herramientas jurídicas a nivel supranacional, sobre todo para la protección de los débiles; por ende México deberá reflexionar sobre los viejos principios internacionales que se podrían aplicar.

Las relaciones internacionales entre las naciones se han forjado a través de principios básicos que rigen en el derecho internacional contemporáneo, tales como:

  • no intervención en asuntos internos de países extranjeros
  • negativa a las amenazas, y
  • el desprecio contundente al uso de la fuerza

Estas máximas, idealmente, han dado origen a la meta más grande que el ser humano ha tenido en su interdependencia global entre los países, es decir: la paz universal.

La realidad nos indica que las reglas establecidas para la convivencia internacional no siempre son obedecidas por algunos Estados.

Los actuales discursos políticos, sostenidos por la demagogia, nos sumergen en un mar de desprecio y en un ambiente de desolación, sobre todo para los grupos sociales más vulnerables, por ejemplo los migrantes; dada esta situación son aquellas personas que transitan por diversos territorios y por diferentes normativas estatales en la búsqueda de mejores oportunidades de vida.

Por fortuna, la propagación y difusión de los derechos humanos, mayormente en el mundo occidental desde el término de la Segunda Guerra Mundial, ha dado la posibilidad de que existan marcos normativos, a nivel internacional, que protegen los intereses y bienestar de los migrantes, y de toda persona.

Así, en el momento en que estas regulaciones normativas se tornan vinculantes para los Estados que las signan, y las ratifican, los compromisos para hacerlas valer son plenos. En esta esfera tenemos iniciativas de organizaciones internacionales, como las planteadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT); así como acuerdos internacionales de concertación política, apoyo económico y tratados comerciales que dejan claro el amparo hacia los grupos menos favorecidos.

En este sentido cabe tener en cuenta la reciprocidad legislativa, conocida también como reciprocidad internacional, en la que un Estado puede legislar sobre las condiciones más favorables, o no, referentes al ingreso y estancia de los nacionales de un país tercero que ya ha regulado sobre el ingreso y la estancia de los nacionales de aquel. Es tiempo de dar el paso, y hacerlo.

En México alzamos la voz, y esta es nuestra propuesta. Estamos listos para echar mano de los postulados jurídicos, nacionales e internacionales, que permitan mejores condiciones de vida para los migrantes.