¿Es tan malo el estrés laboral?

La exigencia laboral a grados excesivos puede producir deteriores en la salud de las personas e incluso su fallecimiento

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 .  (Foto: Getty)

Hablar del fallecimiento de un individuo por el exceso de trabajo pareciera un evento extraído de la historia antigua de la humanidad, por ejemplo de aquellas etapas de explotación de las personas y esclavitud, o a los campos de trabajos forzados, pero lamentablemente no es así.

En diversos estudios de especialistas europeos y norteamericanos se ha demostrado que existe un lazo muy estrecho entre los horarios laborales excesivos y demandantes, con las enfermedades cárdio y cerebro vasculares, mismas que ocasionan defunciones por hemorragias subaracnoidales; cerebrales; trombosis o infartos cerebral, de miocardio, o fallo cardiaco.

Este fenómeno es un mal de la época moderna y es conocido bajo el nombre de  “Karoshi”. Se traduce como “muerte por exceso de trabajo”, proviene de Japón, en donde se aprecia con mayor frecuencia esta clase de sucesos.

El primer caso de Karoshi ocurrió en 1969; cuando un joven de 29 años que prestaba sus servicios para una empresa periodística en el país nipón sufrió un infarto. Este incidente se registró como “muerte súbita ocupacional”.

El gobierno japonés ha documentado estadísticas muy elevadas relacionadas con este mal desde finales de los 80, por ello estableció una serie de compensaciones a favor de los beneficiarios de los trabajadores acaecidos a consecuencia del Karoshi, siempre que acrediten, entre otras incidencias, las siguientes:

  • sometimiento de la víctima a una excesiva carga de trabajo, justo antes o el mismo día en que le ocurrió el ataque cardiaco o colapso, y
  • el colaborador fallecido hubiese: trabajado durante 24 horas seguidas justo antes del deceso; o laborado 16 horas durante siete días consecutivos previos al evento, y acumulado 100 horas extras en el mes inmediato anterior al “incidente”

Lamentablemente este fenómeno no es privativo de Japón, sino que se observa en todo el mundo porque los requerimientos de resultados son cada vez más altos, pues los estándares de calidad y productividad necesariamente se elevan; las jornadas laborales son extenuantes; los niveles de estrés están por los cielos y las condiciones de salud se deterioran.

Por ello todo patrón que tenga relaciones laborales en México debería flexibilizar las jornadas laborales de sus subordinados, así como reordenar las cargas de trabajo y con ello equilibrar su ámbito personal, pues debe velarse por la integridad del capital humano e impulsar la rentabilidad de las corporaciones, pues los trabajadores expuestos a altos índices de estrés suelen tener bajos porcentajes de productividad.

Lo anterior en tanto se publica la norma “NOM-035-STPS-2017, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo – Identificación, análisis y prevención”.