En México, en pleno siglo XXI, se sufre de discriminación laboral, pero este fenómeno se da sobre todo entre iguales, las ideas racistas que se han heredado a lo largo de los años y que pocas veces son reconocidas a nivel institucional, siguen influyendo en las decisiones de una empresa.
De acuerdo con el estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) denominado Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI), mismo que tuvo como población objetivo individuos de 25 a 64 años de vida presentó, entre otros, la forma en que se auto-reconocen étnicamente los encuestados, según a la escala cromática de clasificación de color de piel del Proyecto sobre Etnicidad y Raza en América Latina –Perla por sus siglas en inglés–, destaca que:
- solo el 10 % de las personas con colores claros no cuenta con algún nivel de escolaridad, y
- conforme la tez de la persona se vuelve más clara se obtienen mayores niveles de escolaridad, ya que se incrementa el rezago educativo a 20.2 % entre quienes consideran que tienen una tonalidad más obscura de piel
En este sentido, mientras el color de piel es más oscuro, los porcentajes de colaboradores que ocupan puestos de mayor calificación se reducen; esto es, la mayoría de los cargos de funcionarios, jefes o profesionistas son dominados por gente con tonalidad blanca, mientras que los sujetos de tez oscura, dominan los de poca jerarquía o actividades menores. Como se aprecia estos resultados están íntimamente ligados con cuestiones de desigualdad y discriminación en el mundo laboral.
Lo anterior es así, pues las áreas de selección de personal, prefieren a la gente blanca para ocupar los puestos jerárquicamente altos, aunque no cumplan con el perfil solicitado, o las prefieren, si se encuentran en las mismas condiciones que las de tez morena; por consiguiente, los ascensos y roles directivos en las empresas son otorgados a gente de piel clara, situación que va relacionada con las diferencias en el nivel educativo que describen los resultados del Inegi.
Es difícil de entender este fenómeno, a pesar de la evolución de la sociedad, de las campañas que se han realizado en contra del racismo en diversas áreas, la creación de instituciones que combaten la discriminación, y la modificación en el 2012 al artículo 2o. de la LFT, el cual prohíbe la segregación en los centros de trabajo por razones de origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil.
Las decisiones laborales siguen tomándose con base en el color de piel del candidato o trabajador, o acaso ¿es normal que no se quiera ver a una persona morena en la recepción de una compañía, de secretaria de un alto directivo o peor aún que sea el chief executive officer (CEO) de aquella, además de quién represente la marca en una junta de alto nivel?. Esto tiene una explicación meramente cultural, pues nos han acostumbrado a no ver personas fuera del prototipo ya prestablecido en varias campañas de publicidad o medios de difusión.
Finalmente, es importante dirigir la información y los resultados que derivaron de este estudio, para que no queden simplemente en papel, pues tanto el gobierno como la iniciativa privada, deben analizar y contribuir para erradicar este racismo y discriminación laboral en el que seguimos viviendo, el cual es un problema que no ha disminuido en los últimos años, pues según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) el 55 % de los mexicanos admite que en México se insulta por color de piel, el 20 % se siente disgustado con su tono, el 24 % se ha sentido discriminado por su apariencia física y solo el 5.5 % consideran negativo que la sociedad está formada por gente de fenotipos distintos.
