Prioridades y demandas sindicales

Prioridades y demandas sindicales

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 .  (Foto: IDC online)

Prioridades y demandas laborales de los sindicatos mexicanos

Comentarios en exclusiva para IDC de Anselmo García Pineda, asesor externo de la Organización Internacional del Trabajo y de esta publicación, en torno a los comentarios sufridos por el sector sindical frente a la realidad económica del país.

Introducción


La competitividad de las empresas en la actual situación tan compleja no depende sólo de una adecuada administración de los recursos físicos, técnicos y financieros con los que contamos, sino de una adecuada relación con los trabajadores, los cuales muchas veces se encuentran organizados en un sindicato, para la defensa legal de sus derechos e intereses legítimos. Estar organizados y negociar con ellos no necesariamente significar elevar costos de manera automática sino una mayor responsabilidad social ante una más justa y equitativa distribución de la riqueza a partir de la cual la empresa es vista como una comunidad que influye en el bien común, la democracia y la realización de los individuos como personas.

Para una empresa moderna el negocio no debe estar peleado con el ejercicio de los derechos laborales y la responsabilidad social, y al mencionar la necesaria negociación con sindicatos es preciso diferenciar entre representantes y representados, ya que casi siempre los representantes son los más beneficiados de cierto tipo de negociaciones perversas, que deberían ser las menos, por el bien de México, sus empresas y sus verdaderos trabajadores.

Cambio de prioridades en la negociación y contratación colectiva En la etapa actual de dificultades económicas, donde se encuentra el mercado de bienes y servicios en nuestro país, es preciso reflexionar acerca del momento en que se ubican las negociaciones con los sindicatos, así como la percepción y realidad de sus demandas, requerimientos, peticiones y derechos de los trabajadores. Al respecto, es viable afirmar que nos encontramos en una transición ya que muchos de los sindicatos en México, por voluntaria y obligada razón, han pasado de las demandas tradicionales a las relacionadas con lo más moderno de los sistemas productivos y organizacionales.

Hoy asistimos a una renovación de las demandas de los trabajadores, y por lo tanto a un reordenamiento en las prioridades de los sindicatos, debiendo reconocer que no sólo se combinan las demandas económicas y laborales de los trabajadores, sino también los cambios sociales de nuestro país; de igual modo adquieren una renovada importancia aquéllas que aun cuando no afectan negativamente a la empresa, en algunas ocasiones los gerentes no saben, no pueden o no quieren reconocer y convivir con ellas; nos referimos a las demandas relacionadas con la autonomía, democracia, y libertad de los sindicatos; derechos que algunos trabajadores demandan, los cuales si bien siempre han estado en nuestras leyes y por lo tanto no deberían sorprendernos, antes se les daba menos importancia.

Lo anterior afecta de manera diferente a las empresa en sus negociaciones según su dimensión, su destino de mercado, la región donde se ubiquen y el tipo de gerencia que las dirija.

  • Las grandes empresas. Tanto en las públicas como en las privadas, se da el mayor índice de trabajadores sindicalizados y por ello también es allí donde se efectúan las más relevantes e influyentes negociaciones contractuales. Estas empresas son las mayormente vinculadas a la exportación directa, lo cual en ocasiones influye en la percepción y expectativas que los demás trabajadores esperan de una negociación o revisión salarial. En estas empresas sin embargo también ocurre que los sindicatos tienen una mala imagen debido a su escasa transparencia, a su utilización política extraproductiva y a la limitada apertura de sus estructuras al escrutinio público; situaciones que determinan sus prioridades, demandas y acciones antes, durante y después de cada negociación.
  • Las medianas y pequeñas empresas. En este segmento de empresas se reduce la tasa de sindicalización, aunque también existe un gran número de pequeños sindicatos que permite la proliferación de gran número de dirigentes y negociaciones que aun cuando no aparecen como conflictivas, éstas si repercuten en los costos y estructuras administrativas de las empresas. Normalmente los trabajadores de estas empresas se ven sometidos a una sindicalización poco dinámica y menos activa; con escasa realización de asambleas y limitada participación, ocasionando incubación de conflictos que explotan intempestivamente debido también a la limitada madurez de negociación de las gerencias que no permiten la bilateralidad, aun en el marco de los derechos otorgados legalmente. En ocasiones es aquí donde se ocultan los denominados contratos de protección, verdaderos negocios paralelos a la estructura realmente productiva de la empresa; tan perniciosos para la vida económica y social de nuestro país.
Respecto a los cambios en las prioridades de los sindicatos, básicamente observamos un deterioro en la negociación cupular, centrada en el requerimiento anual de salario y la observamos más sujeta a los vaivénes del mercado. Además, los sindicatos se ven más obligados a comprometerse con la marcha de la empresa obligándola a ella y al sindicato a tener una relación más transparente y dinámica.

Situación actual de las organizaciones sindicales

En la época moderna, debemos observar el ámbito sindical en su complejidad, diversidad, características regionales y cambios que ha experimentado. Ya no se puede afirmar con simpleza que todo sindicato es malo. Ahora incluso se conocen casos de sindicatos que han colaborado con la empresa con recursos para seguir adelante en los negocios. Como ha sido el caso de la industria textil y refresquera, entre otras; ello también es muestra del cambio de prioridades. Si bien domina en nuestro país un sindicalismo cuyas prioridades se mantienen en el espacio de la empresa y existe otro con prioridades en el ámbito político, también es cierto que ya no existen sindicatos de una sola tendencia y cada vez combinan más sus estrategias de negociación y sus demandas, pues además de atender prioridades de la empresa, se ocupan también de llenar un espacio, aspirando a un lugar en los centros de decisión política; lo cual por cierto es totalmente legítimo, sin olvidar que las organizaciones empresariales hacen lo propio.

Actuales y futuras demandas de las organizaciones sindicales

La explicación es quizás más sencilla de lo que nos imaginamos, pues los derechos políticos de los ciudadanos presionan e influyen en los derechos laborales, llevando a los trabajadores a exigir democracia a sus líderes sindicales, lo cual no debería de ninguna manera afectar negativamente a la empresa, por el contrario, un trabajador con los derechos a salvo, es un trabajador que coopera más con su empleador. Más allá de preferencias o antipatías sindicales en las empresas de nuestro país nos encontramos con demandas, anhelos y derechos similares en las negociaciones que se combinan de manera específica dependiendo de la situación particular de la empresa, de su tamaño, mercado, tipo de sindicato que ha prohijado, y negociación, destacando los siguientes puntos críticos en las negociaciones colectivas:

  • empleo:
    • permanencia de los empleos;
    • duración y temporalidad del empleo;
    • estabilidad del contratado;
    • acumulación o no de la antigüedad;
  • salarios:
    • Vinculados a,
    • la eficiencia,
    • la efectividad,
    • al volumen,
    • al total de horas trabajadas (diarias, semanal, mensual, anual),
    • al producto final obtenido,
    • a la calidad y desperdicios;
    • bonos a cambio de aumentos salariales;
  • capacitación:
    • cada vez más limitada por las condiciones del mercado;
    • vinculada a la negociación, reconociendo límites y carencias productivas;
    • observada menos como obligación y más como ventaja competitiva;
    • siendo motivo todavía de chantaje extra-productivo, en algunos casos;
  • seguridad e higiene:
    • la omisión del cumplimiento de las normas y reglamentos, evitando que sean motivo de negociación;
    • no se han logrado disminuir mucho, los accidentes;
    • en algunos casos, quizás son de los menores motivos de conflictividad laboral;
  • algunas bonificaciones más:
    • otras bonificaciones o prestaciones económicas inmediatas que algunos sindicatos siguen observando como complemento idóneo a los salarios son por supuesto:
    • ayuda de transporte;
    • ayuda de vivienda;
    • ayuda al consumo;
    • ayudas escolares;
    • ayuda al deporte;
    • aguinaldo, y
    • primas vacacionales.
Una reducción notoria la observamos en el pago de tiempo extra, ya que este se ha vinculado más con la eficiencia y tiempo normal útil de la empresa.

Conclusión

La competitividad de nuestra empresa debe estar acompañada de una justa distribución de la riqueza, y el arte de saber hacer buenos negocios debe estar acompañado de una legítima atención a las demandas, requerimientos y atención de los derechos laborales individuales y colectivos. Aunque hemos abordado el tema de los sindicatos, la realidad es que el equilibrio entre el trabajo y lo que por él se paga, no debería ser motivo de disputa y arbitraje. Sin embargo, ante la cruda y severa realidad no debemos sino atender de manera humana, transparente y madura las diferencias entre asalariados y empleadores o entre mandos y subordinados, sea cual sea el nivel de responsabilidad, atendiendo a la necesidad suprema de supervivencia de la empresa y de las personas que en ella producen.