Toma de decisiones en la empresa

Toma de decisiones en la empresa

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 .  (Foto: IDC online)

Preámbulo Casi siempre la decisión más difícil en nuestra empresa es, cambiar para que sea mejor; sin embargo, aquí surge una paradoja de la administración: decidirse a decidir, para cambiar, es decir, vencer la resistencia  interna o propia de cambiar, lo cual parece una reiteración o pleonasmo, pero no lo es. Decidirse a tomar una decisión que consiste en introducir un cambio en la empresa.

Así vista la gerencia, se encuentra con la toma de decisiones como el individuo ante el espejo; se observa para identificar su imagen y sus áreas de mejora y oportunidad, de parecerlo aún más, comúnmente el objeto es rejuvenecernos, y buscar ser innovadores, desafiantes, otra vez.

Toma de decisiones para el cambio
En la empresa siempre se están tomado decisiones en el puesto de trabajo, escritorio, ante el posible error, sobre el producto final, acerca del cliente, con nuestro proveedor; el proceso de toma de decisiones se torna rutinario y en ocasiones automático, a pesar de ser una actividad eminentemente humana. Sin embargo, la toma de decisiones para cambiar se da en un entorno diferente y porque se aplica en aquel momento de agotamiento de una rutina, de crisis de un proceso o de fracaso de un producto.

Cuando iniciamos un proceso de toma de decisiones para el cambio, cuando menos debemos tener claro los siguientes elementos:

  • debe ser un proceso lógico, racional y entendible para la estrategia de decisión y cambio;
  • hay que tener presente en todo momento la cadena integral de producto-cliente como eje de nuestra toma de decisiones;
  • contar con un inventario de instrumentos y técnicas para renovar nuestra cadena de valor, y
  • asegurar que de contar con un liderazgo irrebatible para llevar a buen término las decisiones que se asuman, se deben informar a toda la organización, haciendo evidentes las ventajas del cambio.
Se debe partir de una mínima evaluación de la situación que deseamos cambiar, ya sea para:

  • mejorar el producto;
  • crear un nuevo producto;
  • expandir nuestro producto;
  • perfeccionar procesos, y
  • profesionalizar el recurso humano.
Acerca de la toma de decisiones
Aunque existen teorías y técnicas complejas para la toma de decisiones, en la actualidad el administrador debe echar mano del pragmatismo debido al cambiante mundo de la competitividad y a lo complejo y determinante de las crisis económicas y de los sistemas de relaciones laborales. Decidir es seleccionar un rumbo, entre varias alternativas, ello se constituye en un mundo de debates y reflexiones; sin embargo, la empresa acota nuestro terreno: las técnicas y el personal son nuestro único límite en la decisión a adoptar para el cambio y la mejora.

Tomar una decisión es mantenerse alerta para saber en todo momento, qué se hace, quién lo hace, cómo lo hace o lo hacemos e incluso dónde y cuándo lo haremos, así como los efectos de hacer o llevar a cabo la toma de decisión.

Aunque algunas decisiones se pueden programar, existen otras que se deben tomar en momentos de urgencia o de intempestiva necesidad.

Adoptar o tomar una decisión es emitir un juicio y la conclusión final de un proceso mental; proceso objetivo en función de un entorno y subjetivo en relación de un conocimiento, una sensación y una actitud.

La toma de decisiones debe ser: el acto creador de elegir a partir de un conjunto de opciones posibles en el cual los factores medibles y no medibles, se combinan con las capacidades y el espíritu de liderazgo de quien toma la decisión.

Aunque las decisiones se pueden clasificar en función de la oportunidad, los riesgos, las ventajas, así como de la intuición y lógica, es muy importante anotar que toda decisión siempre será ratificada o rectificada por la realidad, aún más allá de la existencia de modelos y de excelentes simuladores teóricos.

Toda decisión tomada para un proceso de cambio debe contar de manera consistente cuando menos con los siguientes aspectos, mismos que deberán verificarse antes, durante y después de la aplicación de nuestra decisión:

  • liderazgo diáfano (transparente), responsabilidades medibles y compartidas;
  • procesos bajo control con etapas y metas claras y entendibles; 
  • información dinámica en todos los responsables del proceso de cambio;
  • proceso de comunicación continuo, ininterrumpido con mecanismos de comunicación emergentes en todos los niveles;
  • coherencia que evite la inseguridad en la decisión o la vacilación en la acción, se debe llegar hasta el final con las metas y etapas propuestas; con posibilidades de reiniciar el ciclo de cambio, pero sin titubeos intermedios, y
  • dinámica del cambio, se debe entender como la aplicación individual de nuestra estrategia, ni ser rígida ni ser impuesta, la velocidad depende del liderazgo y de la corresponsabilidad activada.
Acerca de liderazgo
Aunque todas las empresas y organizaciones humanas siempre tienen un líder, esto no quiere decir que se ejerce de manera creciente ese liderazgo y en beneficio de una dinámica que crezca y se multiplique en ventajas productivas o competitivas y para la toma de decisiones que lleven a cambios positivos en nuestra empresa. Al igual que algunos expertos nos podemos preguntar: ¿es suficiente para un mando leer algunas líneas de un libro sobre liderazgo o tener el nombramiento para que de manera automática se convierta en un líder

Un buen líder siempre debe estar vigilante de sus atributos y oportunidades de mejora, para observar el cambio de actitudes dentro de sus objetivos, con la finalidad de permitir a las personas conocerse, analizar el origen de su carácter, temperamento y relaciones, para poder tomar decisiones de cambio que le ayuden a una convivencia más armoniosa, satisfactoria para sí, sana en lo personal y en sus relaciones con otras personas.

El liderazgo en las etapas de cambio de nuestras empresas debe atender siempre y en todo momento al carácter de cada uno de los elementos de su grupo, debe saber distinguir el fuerte del débil, al que responde con lealtades, a la razón, la fuerza, el afecto, porque de esta manera nuestros colaboradores sienten que él se interesa por ellos, no sólo por los expedientes o papeles, sino por su vida, sus familias, gustos y disgustos.

Un liderazgo adecuado, sobre todo en el momento de cambio, debe reconocer a cada uno, sus méritos y les debe indicar dónde están sus mayores habilidades y qué aspectos oscuros deben mejorar; debe dar y demostrar un trato justo, imparcial, cortés, además de respetar sus sentimientos y escuchar sus sugerencias.

Un líder en un proceso de toma de decisiones para innovar debe ser aquél que tome decisiones para preparar a otros para que lo sucedan, es como el padre que enseña a un hijo a andar en bicicleta con las rueditas de apoyo, y luego se las quita, porque sabe que las caídas posteriores harán que aprenda finalmente a dominarla, sólo así se demuestra que es capaz de cumplir las promesas que realiza y confía en ellos, cerrando así una nueva etapa del cambio en la empresa.

Seguramente los colaboradores y subordinados evaluarán entre aquella seguridad que les otorga el líder en el aspecto técnico y las condiciones humanas de su liderazgo, esas que lo hacen apreciable como ser humano y líder técnicamente capacitado, el liderazgo así ejercido es una actitud carente de egoísmo que no especula, ni oculta conocimientos, ni experiencias a sus subordinados, y cuando logra que destaquen más que él, lo disfruta y no impide su progreso.

Ser líder del cambio consiste en practicar y ejercer un aprendizaje continuo, aceptando lo no conocido como una rutina, considerando pequeños errores como algo natural, buscando respuestas positivas a lo difícil, teniendo como premisa que continuamente hay que aprender y aprender.

El mando que es líder, trabaja para ser aceptado por su carisma y su servicio hacia un equipo que requiere y acepta ayuda y orientación para cumplir con las metas prefijadas, negociadas previamente; es el respaldo del equipo, potencia a las personas para que desarrollen sus inquietudes, iniciativas y creatividad; fomenta la responsabilidad, el espíritu de equipo, desarrollo personal, y, especialmente, es el artesano de la creación de un espíritu de pertenencia que une a los colaboradores para decidir las medidas a tomar.

Clima para el cambio en la toma de decisiones
Para profundizar en el tema al que nos referimos, debemos anotar, que el concepto de clima para el cambio y su aplicación tienen múltiples interpretaciones, por lo que lo abordaremos de manera general, pero anotando algunas herramientas útiles y prácticas para nuestra empresa. El clima para el cambio lo podemos entender como:

  • propiedades del ambiente laboral percibidas directamente o indirectamente por los trabajadores;
  • características del ambiente interno y externo a la organización tal y como lo percibe cada uno de los miembros de ésta, y
  • todos los factores organizacionales, tanto los objetivos como los subjetivos en los diferentes niveles de la estructura organizacional.
Dichas propiedades son una fuerza que influye en la conducta y comportamiento del trabajador, pues cuando abordamos la importancia del clima para el cambio es preciso dejar claro que nos referimos al ambiente de trabajo propio de la organización, el cual ejerce una influencia directa en la conducta y el comportamiento de todos y cada uno de los trabajadores, influyendo en su participación y logro de metas relacionadas con cada etapa del cambio y toma de decisiones de la jerarquía administrativa.

En la toma de decisiones el clima resulta fundamental, ya que a través del mismo se pueden potenciar o limitar los conocimientos, habilidades y mejores prácticas de toda la empresa, permitiendo su adaptación y evolución, o estancamiento y perpetuación de los errores.

Un clima libre de conflictos se constituye en una inversión que puede contribuir al incremento de la productividad, el liderazgo de los directivos de nuestra empresa se enmarca en un adecuado clima organizacional y se convierte en parte de los activos de la empresa, para ser mejorado siempre, y además se constituye en el conjunto de características propias que nos hacen una empresa única y nos distingue de las demás, debido a que sabemos tomar decisiones de cambio a tiempo.

Conclusión
Una clave importante de nuestro desarrollo empresarial está en el sentido de la perspectiva que tenemos como emprendedores, y líderes del cambio productivo. Para cambiar se debe tomar una decisión y para ello debemos contar con las herramientas de administración del cambio, y resulta esencial diagnosticar adecuadamente la situación antes de tomar y aplicar una decisión.

Es preciso conocer el mercado local y regional, así como nuestras capacidades internas para competir y reinventarnos a cada momento desde las perspectiva de crecimiento tecnológico, productivo y humano; éstas son tareas de un líder administrativo, del ejercicio de un liderazgo comprometido con sus empresa, con sus colaboradores y con su comunidad, sólo de esa manera podremos incrementar nuestra productividad y competitividad sectorial y nacional.