Retos del Presidente del empleo

El ambiente laboral y productivo de los desafíos se presenta con oportunidades y también una serie de dificultades

Ver preguntas para discución sobre las debilidades estructurales del mercado laboral mexicano

Preámbulo

Entramos a una nueva etapa en México, por lo cual es preciso anotar algunos temas pendientes en el entorno laboral y productivo que debe atender el presidente electo de México, que en pocos días iniciará su gestión que desarrollará a lo largo de los próximos seis años.

Desde el ámbito de la empresa, aquéllos que nos dedicamos a su estudio y administración esperamos que en esta ocasión se puedan poner en la mesa de discusión y solución los problemas que nos impiden ser más productivos en un ambiente de mejor calidad de vida para todos.

Es evidente que la multiplicación de las actividades propias del subempleo ha creado una situación donde su reproducción no depende sólo de la marcha de la economía formal. Es imperativo avanzar en el libre mercado y la economía formal, pero también lo es progresar en la democracia económica, para evitar convertir las calles y avenidas en sitios de comercio. Es deber de todos construir una democracia económica, entendiendo ésta como la generación de oportunidades productivas para todos por igual. Sólo así se logrará combatir la pobreza, crear más oportunidades de crecimiento para los mexicanos y preservar la estabilidad macroeconómica.

Ambiente laboral para el nuevo presidente

El ambiente laboral y productivo de los desafíos se presenta con oportunidades y también una serie de dificultades, dentro de las cuales podemos resaltar las siguientes:

  • creación y sostenimiento de espacios comunes para el diálogo;
  • fuerte presión de trabajadores desempleados;
  • poder adquisitivo salarial, muy por debajo de lo que demanda el mercado interno ;
  • construcción de una cultura laboral que mejore la calidad de vida de los trabajadores;
  • generación de iniciativas de acción para que los sindicatos no sólo actúen a la defensiva, ni se marginen de las transformaciones sociales;
  • temor:
    • a los obstáculos a la modernización de las instituciones laborales y productivas;
    • a la transformación de la legislación del trabajo, y
    • prevaleciente cuando se menciona una mayor bilateralidad en la empresa;
  • resistencia:
    • en los actores sociales, empresarios y sindicatos, para dar un nuevo significado a la relación entre la productividad y los salarios, y
    • de algunos empresarios a distribuir los beneficios de la productividad, y
  • falta de propuestas claras para fortalecer las inversiones y el empleo.

Retos del presidente

El mundo productivo y las relaciones laborales que de él derivan, así como las autoridades económicas y laborales en México, son tópicos fundamentales que deberá atender el presidente desde el principio de su mandato.

Resulta relativamente sencillo anotar aspectos con los que no estamos de acuerdo; tal es el caso del burocratismo, de la ineficiencia administrativa, o de temas más polémicos como la modernización en la capacitación y las organizaciones sindicales o incluso la actualización y simplificación de la Ley Federal del Trabajo, así como la desregulación que permita agilidad en el inicio y preservación de las empresas. Sin embargo, avanzar en la definición de una propuesta acabada, clara y precisa del futuro que deseamos para el mundo de la productividad, los salarios, la competitividad, el empleo y las leyes e instituciones laborales; resulta mucho más complicado.

No hay duda de que el principal reto que deberá enfrentar el presidente será el de crear más y mejores empleos para México; ante ello, por supuesto que en primer lugar debe quedar claro que no se espera que el Gobierno genere empleos improductivos, sino que siga manteniendo disciplina fiscal y orientación macroeconómica para crear un ambiente de inversión propicio para la generación de empleos con capital privado o con inversiones de carácter social.

Resulta importante que el nuevo presidente actúe con una mayor focalización y localización de las políticas de empleo, para fortalecimiento de las cadenas productivas en función de la vocación de cada región.

No debemos olvidar lo planteado por la Organización Internacional del Trabajo en el sentido de que:  ?para que una sociedad pueda elevar el nivel de vida de su población, tendrá que mejorar la productividad para que la economía crezca y se logre un trabajo decente para todos?. El trabajo decente es aquel empleo productivo que es justamente remunerado y se realiza en condiciones de libertad, equidad, seguridad, estabilidad y respeto a la condición humana.

También debemos subrayar que el aumento de la productividad constituye un factor clave para garantizar el crecimiento económico y la competitividad de las empresas, los cuales son requisitos básicos para mejorar la calidad del empleo, no de otra manera se genera riqueza y competitividad de las naciones.

Por otra parte, para una política laboral moderna, el rol del Estado en este aspecto debe ser el de orientar las acciones de descentralización, desregulación y nuevos acuerdos para adoptar las medidas de modernización del mercado laboral para alcanzar mayor competitividad y equidad social.

Importancia del diálogo social y el trabajo decente

A pesar de lo que se diga desde el mundo productivo, se observa que se avanza en la promoción de procesos de diálogo social con instrumentos de consenso que reducen las tensiones. En nuestro país, el dialogo social entre los sectores productivos es joven y el consenso apenas nace, por lo que es importantísimo fortalecerlo en su institucionalidad, para que de verdad obedezca a políticas de Estado y no de Gobierno y mucho menos en forma parcial o partidista.

Se debe rediseñar una estructura desde la Secretaría del Trabajo que invite al diálogo permanente, no que lo imponga, ni que subordine a algún actor social. La empresa y la producción sólo se entiende cuando se respeta la voz del empresario, de los trabajadores y del Gobierno, sin subordinarse a los intereses extralaborales de cada uno.

Propuestas empresariales
Estas van desde una propuesta amplia de reforma laboral, hasta aquéllas que se limitan a un cambio sólo del derecho procesal, o algunos aspectos que faciliten la contratación y separación de personal, sin menoscabo de sus derechos.

Propuestas y posturas del movimiento sindical

En su diversidad plantean un necesario debate que pone en la mesa temas como: la libertad, autonomía y unidad sindical, la relación de las organizaciones sindicales con el Estado y los empresarios y su vinculación con la sociedad en su conjunto.

Otro aspecto que se debe considerar es que las nuevas autoridades del trabajo deben cumplir el objetivo esencial de proveer de la infraestructura adecuada para el diálogo social y de la estructura de aplicación y administración de las normas laborales para alcanzar un adecuado equilibrio de todas las negociaciones del mundo laboral.

Se ha insistido recientemente que es muy importante reconstruir los mecanismos de legitimidad y representación social de las organizaciones sindicales y empresariales; por lo que resulta urgente dotar a nuestro país de instrumentos adecuados que lleven la democracia, autonomía y libertad a todas las organizaciones ejerciendo y reglamentando el derecho al voto secreto, universal y directo, acompañado además del derecho de la libertad sindical. Ello también ayudará a crear los mecanismos para una verdadera medición de la tasa de sindicalización.

Panorama empresarial fragmentado

En el universo empresarial, a pesar de su diversidad y complejidad, se puede señalar un breve recuento de sus aspiraciones:

  • sector moderno: es un grupo productivo con alta tecnología que cuenta con mano de obra calificada, mantiene elevados niveles de productividad; cuenta con ingresos relativamente altos y sostenidos; genera o cuenta con empleos estables y seguros; dando lugar a un sistema de relaciones laborales y derechos definidos; éstos son los aspectos que constituyen el trabajo decente, pero que aun así se deben fortalecer para multiplicar ese trabajo decente;
  • microempresas: conforman un sector productivo con baja tecnología, y reducido capital; con mano de obra con poca o limitada calificación; con niveles de productividad bajos o medios; funciona con ingresos bajos, empleos inestables y poco seguros; dando lugar así a un sistema de relaciones laborales y derechos poco definidos e inconsistentes. En este sector existen aspectos productivos que constituyen pocas posibilidades de un trabajo decente, por lo que se deben fortalecer, ya que es el sector que mayor empleo formal provee en el país, y
  • grupo informal: es el segmento de escasa tecnología, y capital de sobrevivencia; con mano de obra sin calificación; con niveles de productividad muy bajos; funciona con ingresos precarios, empleos muy inestables e inseguros; resultando un sistema de relaciones laborales y derechos que ni son definidos ni permanentes. En este sector se conjugan aspectos que constituyen un trabajo no decente.

Hacia una nueva y verdadera renovación en la Secretaría del Trabajo

Ante todo es preciso dejar claro que se deberán hacer los cambios pensando en construir una nueva Secretaría del Trabajo que sobre todo busque generar un consistente y permanente diálogo con la sociedad y una consulta paritaria con los actores sociales, directos e indirectos, que incidan en el mundo de la producción. Esto le permitirá a las autoridades laborales ubicarse con una mayor cercanía entre el Estado y aquéllos con quienes se aplican las políticas sociales.

Dos retos que destacan en el proceso de modernización de la nueva Secretaría del Trabajo son:

  • demostrar a la sociedad la conveniencia de modernizarse, y
  • abandonar las prácticas corporativas que al ser partidarias beneficiaban a un sólo actor laboral, a un tipo de sindicalismo y concluían en decisiones parciales en las negociaciones.

También, como parte de las propuestas de modernizar la Secretaría del Trabajo, podemos mencionar algunas funciones que se pueden mejorar y otras que se pueden agregar:

  • aplicar y administrar las normas que regulen el mercado laboral, las relaciones laborales y la política laboral nacional;
  • prohibir la injerencia de las autoridades públicas en la vida de las organizaciones sindicales, y sancionar el no respeto a esta prohibición;
  • desaparecer la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y sustituirla con la creación de un Instituto Nacional de Salarios Mínimos;
  • crear un Instituto Nacional del Empleo y de Capacitación de los Trabajadores, mismo que debiera contar con administración tripartita;
  • contribuir al fortalecimiento de las bases para las negociaciones bipartitas y tripartitas;
  • administrar el servicio nacional de empleo correspondiente con las características del mercado de trabajo;
  • dirigir y coordinar las instituciones para la formación en y para el trabajo en consonancia con la demanda;
  • contribuir al diseño y gestión de las reglas y normas sobre higiene y seguridad, y calidad de vida, y
  • vigilar el cumplimiento de la legislación y reglamentación laboral.

Entre las funciones que debiera adoptar la Secretaría para convertirse en un moderno ministerio del trabajo y garantizar la calidad de vida o el desarrollo humano; están las siguientes:

  • mejorar y actualizar sus cargos y funciones, así como la profesionalización de sus funcionarios;
  • redefinir sus funciones escuchando a aquéllos a quienes piensa servir; es decir, a los empresarios, sindicatos, legisladores y otros actores, en toda su diversidad y pluralidad;
  • reorientar sus políticas con una mayor participación de los actores del mercado de trabajo, y
  • diseñar la política laboral, la aplicación de las normas y la actualización de los métodos de su aplicación, los cuales deben ser observados por los actores y consensadamente adaptados en sus características locales, regionales o sectoriales.

Conclusión

El Estado no puede ni debe abandonar su papel de regulador de los intereses de una Nación por sobre cualquier grupo; por lo que su participación es fundamental en la definición de los temas a negociar y que pueden llegar a ser determinantes en las negociaciones de la productividad, la competitividad y los estándares de desarrollo humano. Para lograr el trabajo decente es imperativo que la mayor productividad se traduzca en progreso en materia de inserción ocupacional, así como en un crecimiento de los niveles de calificación y de remuneración de los trabajadores. Promover el diálogo sobre la flexibilidad entre empleadores y empleados bajo el principio de la preservación del empleo, y el establecimiento de estándares mínimos de condiciones de trabajo más humanas, estas son las grandes tareas del nuevo presidente de nuestro país. Ojalá se acerque a su cumplimiento.