Bases para la medición de productividad

Bases para la medición de productividad

.
 .  (Foto: IDC online)

Preámbulo

Cuando hemos analizado y estudiado algunos de los retos acerca de la productividad en las empresas, uno de los principales puntos de atención en el cual se concentran y sintetizan nuestras dificultades es el referente a su medición en las diferentes etapas de nuestros procesos productivos.

Y si bien, el concepto de medición de productividad es uno de los más amplios con los que nos encontramos en la tarea de la gestión productiva de la empresa; lo es también como herramienta dinámica de diagnóstico, de evaluación y, por lo tanto, de control que nos permite establecer trayectos de mejora continua, lo que repercute en diversos ámbitos que pueden ir desde la evaluación y evolución de los puestos de trabajo, hasta el posible rediseño de los diversos procesos y flujos de información en nuestros procesos productivos y de servicios en todos los niveles y áreas.

Medición de la productividad; un buen comienzo

La medición de la productividad debe ser vista como parte de los procedimientos y sistemas de gestión de la productividad, y su utilidad principal reside en que permite obtener el máximo rendimiento de los procesos e insumos de los mismos. Medir significa registrar y controlar; establecer una métrica constante de nuestros resultados y esfuerzos. La medición es la herramienta que nos permite controlar el comportamiento de todos los componentes de un proceso; y por ende, ubicarnos, y decidir hacia dónde nos queremos dirigir y a qué velocidad lo haremos.

Pero aquí debemos preguntarnos, ¿acaso todas las empresas de México actualmente están listas para medir la productividad y pasar a la etapa de registro de dicha medición

Para responder a la pregunta, debemos tomar en cuenta los avances de la práctica y cultura administrativa que observamos en el panorama productivo actual.

Desafíos de la medición de productividad

Si de medición de productividad y distribución de beneficios se trata, la situación actual del panorama empresarial en México se nos presenta heterogénea y no tan simple; a saber:

  • por un lado, las empresas que han avanzado desde hace varios años con herramientas administrativas maduras y experiencia acumulada;
  • en segundo lugar, las compañías que apenas inician la práctica de métodos de medición de aspectos parciales de productividad, y
  • finalmente, tenemos muchísimas organizaciones en las que apenas se inicia una etapa de observación para el registro de comportamientos de procesos como una incipiente forma de medición.

El anterior universo nos permite afirmar que en la administración de la producción hemos respondido a los desafíos de manera creativa e imaginativa; entre otros aspectos, resalta el hecho de que desde los niveles gerenciales y en múltiples espacios sociales hemos aprendido a desarrollar los siguientes elementos:

  • utilizar nuevos conceptos de productividad y calidad;
  • comprender la importancia del mercado para mantener y elevar la calidad, y disminuir los costos;
  • aplicar y utilizar los sistemas del control estadístico de proceso;
  • revalorar la importancia de los recursos humanos calificados;
  • crear soluciones de bajo costo;
  • iniciar la creación de cadenas productivas más firmes;
  • desarrollar una estructura más profesionalizada de nuestras empresas;
  • mejorar nuestra cultura organizacional, y
  • dotar a nuestros trabajadores de sistemas de autocontrol.

Por otra parte, hemos avanzado en la utilización de algunos puntos de control para propiciar una medición adecuada de nuestros esfuerzos productivos a partir de:

  • organizar un grupo de discusión en la empresa para definir tareas de medición y búscar puntos de control;
  • definir nuestros puntos débiles, identificarlos y elaborar una lista de medición específica, y
  • aplicar en una prueba piloto el modelo de medición para permitir rectificar o ratificar los puntos encontrados.

No debemos pasar por alto que es viable aplicar la medición como una  herramienta que permite iniciar prácticas de comunicación, capacitación y de mejora continua en la empresa, con la correspondiente motivación a cada uno de los participantes. Sólo de esa manera lograremos que nuestros esfuerzos no sean efímeros ni vanos.

Ante los desafíos que significa medir productividad en el futuro, debemos intensificar nuestros esfuerzos para identificar aquellos obstáculos o dificultades que nos impida acelerar la marcha o ser más exactos en las medidas aplicadas, pues de manera consciente o involuntaria nos encontramos con límites o carencias, tanto de tipo práctico como de la percepción de la realidad productiva, en aspectos como:

  • aprender que el avance a veces no se puede cuantificar o medir tan fácilmente;
  • elaborar manuales de herramientas administrativas para la observación, el registro y la medición de indicadores de productividad y calidad;
  • conocer que la:
    • distribución de los beneficios de la productividad debe ser una continuación de las fases de la medición, y
    • vinculación entre productividad y remuneración no se puede decretar, sino que debe ser resultado de la evolución de la práctica productiva;
  • analizar públicamente el dilema entre calidad de productos y calidad de vida;
  • distribuir los beneficios en la comunidad, los accionistas, la gerencia, los mandos medios y por supuesto los trabajadores directos;
  • sentar las bases del cambio de la cultura productiva, antes de iniciar la medición;
  • involucrar al personal operario en la medición de la productividad y calidad;
  • continuar con la aplicación de programas, aunque éstos sean incipientes, y
  • aprender a observar, registrar y medir los resultados en el mediano y largo plazo,además de que debemos abandonar la vieja idea del resultado inmediato y deslumbrante, pero poco consistente.

¿Cómo iniciar la medición de la productividad en la empresa

Podemos afirmar que la importancia otorgada a las herramientas de medición y mejora de la productividad ha generado en los últimos años, diversos conjuntos de indicadores y descriptores que permiten un control más específico de segmentos del proceso productivo, en su integralidad, así como en los resultados finales del mismo.

Se ha iniciado ya el camino que nos permite contar con métodos mucho más desarrollados de diseño de indicadores y se espera que en un futuro,  no muy lejano, podamos vincular estos indicadores a formas individuales o colectivas de medición, para que a su vez, éstas se vinculen en forma dinámica a los sistemas y formas de distribución de beneficios de la productividad, a través de salarios directos e indirectos.

Una propuesta de metodología para medir productividad puede ser aquélla que se compone de las siguientes partes:

  • definición de parámetros o indicadores a medir y forma de medición de los mismos;
  • asignación de puntos relativos a cada indicador o fase productiva seleccionada, y
  • definición de la frecuencia de medición de determinado aspecto.

La intención de seguir secuencialmente los anteriores puntos nos permite contar con un instrumento básico que reúne las siguientes características de medición:

  • ser de fácil comprensión, manejo y control en la compañía, tanto en la dirección como para los trabajadores directos;
  • no generar cargas burocráticas ni exceso de papeles;
  • ser un útil instrumento de vigilancia de la productividad y calidad, y estimulante de la mejora continua, y
  • ser dinámico de tal manera que se pueda actualizar dependiendo de los objetivos de corto y largo plazo de la empresa.

Resulta evidente y no obvio mencionar que los indicadores dependen de cada proceso productivo, ya que en el terreno de la medición en cada corporación, proceso y fase productiva se determinan diferentes componentes que pueden o no ser indicadores de medición.

Prepararnos mejor para medir nuestra productividad

La práctica ha demostrado que se debe investigar, conocer y perfeccionar con precisión cada una de las acciones de gestión de la productividad, buscando atender las necesidades específicas de nuestra empresa de acuerdo con el tamaño y características; alejándonos de modelos universales de difícil aplicación o de recetas que pretenden soluciones automáticas desconociendo lo específico de cada centro productivo.

Es muy importante resaltar que en todo momento debemos atender aquellos factores que se constituyen en obstáculos que pueden limitar el desarrollo de la productividad, y que suelen ser la:

  • existencia de un entorno económico aún no muy favorable en nuestro país, debido a la incipiente estabilidad financiera, e
  • inmadurez de algunos grupos de trabajadores para la medición de productividad, pues todavía hay pocas empresas con experiencia en este tipo de medición.

Conclusión

Como hemos anotado, las compañías deben prepararse como organización, identificando las variables importantes para la productividad y hacerlas del conocimiento común del personal directivo y representantes de los trabajadores, impulsando en ellos una actitud de liderazgo (mentalidad y creatividad) del proceso de cambio.

Además deben elaborar un plan de productividad  a partir del análisis de los procesos y el establecimiento de indicadores claros y entendibles en relación con el cumplimiento de los objetivos estratégicos. El plan de productividad que elaboremos, debe incluir las variables críticas del entorno económico del país; las posibilidades económicas de las empresas; la medición de la productividad y  el aseguramiento de beneficios para todos.