Por qué valorar el capital intelectual

Apreciar y emplear este activo es la mejor opción para salir de la crisis, según Ancelmo García Pineda, colaborador externo de la OIT

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 .  (Foto: IDC online)

Preámbulo

En momentos de severa crisis, como la que estamos sobrellevando, resulta fundamental para la empresa y, en general para toda actividad productiva, detenernos un momento y pensar en el entorno inevitable en el cual hemos de sobrevivir y aún más, desarrollarnos y crecer.

De esa reflexión, por supuesto, nacen ideas, tareas, alternativas y opciones, pero debemos poner atención con base en qué surgirán; es decir: cuál es el conocimiento de donde emanarán. Entonces vale la pena hacer una pausa para meditar sobre el conocimiento, mismo que reconocemos como el entendimiento, la inteligencia y razón que sustenta la práctica de un saber y de una tarea en el trabajo.

Otro factor que debemos considerar es que aun en tiempos de crisis algunas inversiones de las empresas tienden a incrementarse en campos ajenos a los activos tradicionales. Esto significa que las empresas comienzan a valorar mejor su propiedad de bienes intangibles o no materiales, algunos de los cuales son precisamente los conocimientos que poseen los individuos que integran su organización productiva. En este momento es precisamente cuando el conocimiento debe llevarse a su máxima expresión de noción y sabiduría, respecto a una necesaria actividad en el trabajo; para incrementar los beneficios en la empresa.

Por ello es trascendente revalorar el concepto de conocimiento y talento. Y preguntarnos ¿qué conocimiento en nuestra empresa es necesario y útil para competir eficazmente en este momento? La respuesta no es sólo la inversión prudente de talentos, como aconseja la parábola bíblica: es el talento como el conjunto de dones que Dios nos ha otorgado, pero que con el libre albedrío se enriquece con las dotes intelectuales, tales como el ingenio, la capacidad y prudencia, mismas que hacen que una persona cualquiera sea brillante. En esta crisis entonces debemos saber combinar: buen talento y mejor talante.

¿Qué son los conocimientos y cómo se aplican en la empresa?

Nuestra noción de conocimiento puede abarcar desde lo clásico y fundamental, hasta concebirlo como una creencia cierta y justificada. Sin embargo, lo más reciente y práctico es definirlo como una combinación de información, valores y experiencia que nos dota de un “saber hacer”.

Con esta definición percibimos al conocimiento como un campo fértil y vital que permite la incorporación de nuevas experiencias e información, y es útil para la acción productiva que llevamos a cabo en la empresa. Algunos aspectos que debemos considerar al reflexionar sobre este tema son:

  • aunque todo conocimiento es personal, se articula de forma ordenada en una organización, y es ahí donde se asimila como un saber que al sumarse a otros se convierte en un conocimiento de grupo (en este caso de la empresa u organismo productivo)
  • la aplicación o utilidad del conocimiento se lleva a cabo sin que se agote o consuma. Ello resulta de su esencia intangible, y
  • todo conocimiento debe entenderse como una guía para la acción productiva de las personas. Es la base de la ejecución de una tarea en el centro de trabajo; nos indica qué hacer, cuándo detenernos, cómo continuar y cómo nos combinamos con otros compañeros de trabajo en la organización productiva

Estos elementos convierten al conocimiento en un cimiento sólido para el desarrollo de las ventajas competitivas, que a su vez nos hacen permanecer en el mercado.

De ahí que si queremos fortalecer nuestras ventajas competitivas en momentos de crisis o de estabilidad, parecería lo más lógico actuar sobre las bases de éstas; es decir, sobre los conocimientos que las sustentan y sobre las cuales se edifican nuestras ventajas competitivas.

El conocimiento es una de las riquezas más preciadas del ámbito laboral, tan es así que incluso los modernos administradores le han denominado “capital intelectual”.

Desde esta perspectiva retomar la importancia de revalorar nuestros conocimientos llevando nuestras acciones a la elaboración de un inventario de conocimientos es lo que nos permitirá saber, paradójicamente:

  • ¿Qué sabemos?
  • ¿Cuánto sabemos?
  • ¿Cómo estamos utilizando nuestros conocimientos?
  • ¿Cómo se podrían utilizar mejor esos conocimientos?, y
  • ¿Cuánto más nos falta por saber?

Lo importante es actualizar nuestros conocimientos al servicio de la competitividad del negocio. Eso nos habilitará para elaborar un mapa actual de los conocimientos que poseemos y al correlacionarlos con nuestras actividades productivas y necesidades de mercado, buscar qué más nos falta por saber y en dónde podemos adquirirlo.

Inventario de nuestros conocimientos

Si bien es importante realizar un diagnóstico de necesidades de capacitación, ello se presenta como una descripción fría, de rígidos números e imágenes estáticas de la situación de nuestros conocimientos en la empresa.

Una fotografía más dinámica sería contar con un inventario de conocimientos, pues con eso se nos presenta una más completa y sólida base de despegue hacia una nueva estrategia de aplicación de los mismos con fines productivos y competitivos.

El concepto de inventario, aplicado a la administración de los conocimientos, significa elaborar un registro documental de los bienes y atributos adquiribles que pertenecen a una persona o grupo de nuestra empresa.

Dicho registro debe tener un orden, precisión, estructura y jerarquía. Y se debe abundar en su resultado justo al momento y espacio en donde se aplica dicho conocimiento; ya que un conocimiento desligado de su resultado será poco óptimo para la empresa, sobre todo en momentos de crisis.

Desde la óptica de la administración empresarial, el inventario de conocimientos y recursos humanos busca identificar el conjunto de todos los conocimientos propios y disponibles para los procesos de producción considerados en todos los niveles jerárquicos de nuestra empresa.

Si el inventario físico de una compañía es tan importante como el aparato circulatorio en un individuo; el inventario de conocimientos viene a ser un verdadero sistema nervioso, porque mantiene latente y alerta el nivel de comprensión y ejecución de nuestros procesos productivos, lo cual se manifiesta siempre en el producto final, es ahí donde se ven reflejadas las angustias por la pérdida de mercado o alegrías por los altos índices de ventas.

La crisis nos hace reconocer y sobrevivir en un desequilibrio que debe ser atendido con mayor conocimiento; con un conocimiento revalorado; o con uno nuevo. La información y el conocimiento aunque no pueden reemplazar bienes físicos y financieros caros, sí son un complemento apropiado; la empresa debe evaluar sus gastos en equipo y plantearse: ¿Estoy utilizando apropiadamente los conocimientos que poseo?

Conformación  e importancia de un inventario de conocimientos

Algunos de los componentes mínimos que debe comprender un inventario de conocimientos pueden ser:

  • registro de:
    • conocimientos inicial, y
    • necesidades de conocimientos
  • conocimientos:
    • que se deben adquirir, y
    • no utilizados en la empresa: posible aplicación
  • valor agregado de nuevos conocimientos, y
  • revaloración del conocimiento no aplicado

Sin embargo, el listado anterior, aunque se puede convertir en una lista de chequeo permanente y de autoreconocimiento, no agota el inventario, ya que éste depende de la dimensión de la empresa, las características de sus procesos y productos, así como de la dinámica de los ciclos del mercado en los cuales se ubica para competir.

Otro importante desafío de la revaloración y administración del conocimiento es que el conocimiento propiamente dicho no se puede observar, medir o gestionar como tal; como conocimiento. Sólo es posible administrar y actuar sobre el proceso y el espacio para la creación de conocimiento. Esa es una gran ventaja para la empresa. En ello reside la acumulación de experiencia, en haber aprendido a lo largo de los años a aplicar herramientas de administración y gestión para una eficaz aplicación del conocimiento que se contrata.

De ahí la importancia de conceptos como el de “sociedad del conocimiento” que deriva por supuesto en empresa del conocimiento, la cual lleva dentro, intrínsicamente, la capacidad de mejorar, aprender y crear conocimientos nuevos. La así llamada “empresa del conocimiento” es una organización repensada donde existe liderazgo y confianza en las personas, características que se reflejan en los sistemas avanzados de formación, motivación y remuneración.

Revalorar nuestros conocimientos para salir de la crisis

Si bien la salida de la crisis no se llevará a cabo sólo por pensarla, sí es un hecho que el conocimiento y sus aplicaciones serán claves, de ahí que podamos seguir una sencilla secuencia en su aplicación. A saber, inventario:

  • permanente de conocimientos. Permite una evaluación constante y cotidiana de los conocimientos en relación con los procesos y productos que fabricamos o elaboramos en nuestra empresa
  • cíclico de conocimientos. Posibilita evaluar los conocimientos cada que se cumple un ciclo dentro de la organización. La periodicidad puede estar definida por el agotamiento de un proceso o producto, o simplemente por la conclusión del plan o período de producción previamente determinado, y
  • de emergencia de conocimientos. Es el inevitable recordatorio de que algo anda mal en la negociación; los resultados no son los que esperábamos debido a deficiencias. Una conclusión preliminar (posible causa) es la existencia de un déficit de conocimientos o la mala gestión de los conocimientos que posee nuestra empresa

Aunque el origen del conocimiento en ocasiones es incierto, aun así éste puede convertirse en un elemento clave para la empresa, pues siendo ya un saber: el conocimiento es la expresión de una información procesada, originada o entendida con el objeto de generar riqueza para una organización o negocio.

El origen de dicha información puede ser diverso, por ejemplo:

  • la comunidad; autoridades, formadores de opinión, sistema educativo, gobierno local y nacional
  • los empleados; prácticas de rutina y nuevas, aportación de sugerencias e ideas, organización y actuación formal o informal
  • la dirección de la empresa; la estrategia, las metas, los valores, la cultura de mando
  • el mercado mismo; red de consumidores, competidores, proveedores, instituciones reguladoras y supervisoras del intercambio comercial, y
  • los accionistas; su relación con bancos, inversionistas, analistas de negocios, entre otros

Establecimiento de una nueva meta de conocimientos en todos los niveles

Buscar nuevos objetivos es la oportunidad y el deber de revalorar el conocimiento de una empresa. Una compañía que valora sus capacidades intelectuales le debe dar mayor importancia a la materia prima de la que están compuestos sus activos intangibles; es decir tiene que revalorar el conocimiento y la información que es capaz de poner al servicio del negocio.

Esta revaloración se debe construir a partir de:

  • mejorar la capacidad de resolución de sus problemas
  • generar nuevas oportunidades para hacer mejor las tareas
  • eficientar sus operaciones
  • dar respuesta a cualquier cambio en el contenido, y
  • elaborar nuevos y mejores modelos de pensar los procesos

Algunas tareas fundamentales derivadas de la revaloración de los conocimientos y el capital intelectual en una empresa son que deberá:

  • establecer una estrategia de valoración permanente, individual y colectiva, y
  • crear un sistema de indicadores de control, seguimiento y mejora del conocimiento

La gestión del conocimiento sumada a la contabilidad de activos intangibles sustentarán el futuro de la competitividad de una organización en una época donde la acelerada administración de la información resulta clave para la evolución de los recursos humanos en todas sus dimensiones; sean éstas sociales o productivas, en lo individual o colectivamente hablando.

Actualizar nuestros conocimientos es una respuesta a un desequilibrio ya acumulado; no puede ser una reacción a los desequilibrios que surgirán en el futuro; es decir, surge de un ajuste correctivo al desfase entre nuestros contenidos de trabajo alcanzados y el conocimiento que poseemos. El riesgo de sólo actualizar después de determinados períodos, es que se reproduce una estructura y dinámica que de manera inevitable se agotará y requerirá de nuevos esfuerzos y de la solución de nuevas dificultades de actualización. De hecho se ha observado en la práctica que cuando las empresas recurren a la actualización, después de lapsos muy largos, en su interior se generan más tensiones que una actualización permanente.

Entre más actualicemos nuestros conocimientos surgirán menos inercias y resistencias en hábitos y costumbres profesionales.

Retomar la vía de la gestión del conocimiento

Desde una perspectiva de las empresas en medio de la crisis, el camino de una salida a través del conocimiento propio y distintivo se está convirtiendo en una prioridad y alternativa. La valoración del conocimiento para algunos puede resultar como algo gastado o reiterativo; para otros no se puede revalorar, pues su origen y nivel es estático, por lo que no aceptan la necesidad de revalorar los conocimientos.

Independientemente de tales diferencias la esencia que subyace en la valoración y administración eficaz de la actualización de los conocimientos tiene una fuerte razón cuando con ella hallamos soluciones a la crisis que ha cerrado fuentes de empleo y quebrado economías locales e individuales.

Conclusión

Justamente en la búsqueda de soluciones, el conocimiento se presenta como una razón de competitividad y eficiencia.

Por esta razón, el desarrollo del conocimiento propio es cada vez más importante para las empresas; un conocimiento que estructure y dé sentido a esas maneras de hacer distintivas y difíciles de imitar. Ello necesita aprendizaje, tanto individual como colectivo, pues al fin y al cabo desarrollar conocimiento nuevo implica aprender y, en muchas ocasiones además, es precisamente a través del nuevo conocimiento cómo las ventajas de una empresa se convierten en modelos difíciles de copiar, pues no es sencillo adquirir un conocimiento especial y aplicado en cualquier mercado; más bien hay que adaptarlo o aprenderlo, y eso requiere decisión, tiempo, esfuerzo, y casi siempre un contexto propicio que casi nunca es de fácil identificación, aun en tiempos de crisis