?Trabajar hasta morir? pareciera una frase extraída de un libro de historia refiriéndose a aquellas etapas de explotación humana y esclavitud, o a los campos siberianos de trabajos forzados, pero lamentablemente no es así.
Este fenómeno es un mal de nuestra época que no sólo existe en las campiñas o zonas no urbanas, sino que también impera en el seno de las oficinas e industrias de las grandes ciudades y su nombre es: ?Karoshi?.
Esta denominación significa ?muerte por exceso de trabajo? y proviene de la legendaria tierra del sol naciente: Japón, donde se aprecia con mayor frecuencia este tipo de sucesos.
El primer caso documentado de Karoshi ocurrió en 1969; el trabajador fallecido era un joven de 29 años que laboraba para una empresa periodística en el país nipón. Un infarto fue la causa oficial del deceso y este incidente fue registrado como ?muerte súbita ocupacional?.
Estudios realizados en Europa y Norteamérica han demostrado que existe un vínculo muy estrecho entre las jornadas laborales excesivas y demandantes, con las enfermedades cardio y cerebro vasculares que finalmente son las que ocasionan esta modalidad de fallecimientos, a saber: hemorragias subaracnoidales; hemorragias cerebrales; trombosis o infarto cerebral; infarto de miocardio, y fallo cardiaco.
No obstante al reportar el Gobierno Japonés estadísticas de mortalidad muy elevadas por este mal desde finales de los 80, se ha preocupado porque los beneficiarios de los trabajadores muertos por Karoshi reciban una compensación, siempre y cuando acrediten, entre otras incidencias, las siguientes:
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sometimiento de la víctima a una excesiva carga de trabajo, justo antes o el mismo día en que le ocurrió el ataque cardiaco o colapso, y
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el colaborador fallecido hubiese:
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trabajado durante 24 horas seguidas justo antes del deceso
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laborado 16 horas durante siete días consecutivos previos a su fallecimiento, y
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acumulado 100 horas extras en el mes inmediato anterior al ?incidente?
Como puede apreciarse, este tipo de fenómenos se observan con mayor claridad en culturas donde la exigencia laboral es una tradición milenaria, a pesar de que en la actualidad estamos inmersos en un mundo globalizado, donde los requerimientos de resultados laborales positivos son más altos, pues los estándares de calidad y productividad necesariamente se elevan, las jornadas laborales son extenuantes, los niveles de estrés están por los cielos y las condiciones de salud se deterioran; de ahí que todo empresario debería preguntarse: cuántas muertes a nivel mundial en los tiempos modernos se deben a este terrible mal llamado Karoshi, ello a fin de flexibilizar las jornadas de trabajo de sus subordinados, así como reordenar las cargas de trabajo y con ello equilibrar su ámbito personal.