La pensión universal y el seguro de desempleo, dos programas sociales que el presidente Enrique Peña Nieto prometió impulsar en 2013, tendrán dos fuentes de financiamiento, por un lado, el gobierno federal aportará los recursos de la pensión para mayores de 65 años, mientras que el seguro de desempleo se nutrirá de la subcuenta de vivienda de los trabajadores.
El dictamen establece que las cuotas para vivienda que los patrones depositan a sus trabajadores, que actualmente son del 5% del salario, bajarán al 2%, en tanto que el 3% restante se depositará en una subcuenta mixta de la que se fondeará el seguro de desempleo.
Al respecto, los diputados panistas Juan Bueno Torio y Rubén Camarillo, así como Ricardo Mejía Berdeja y Luisa María Alcalde, de Movimiento Ciudadano, dijeron en tribuna que con esta medida se dificultará que un trabajador ahorre lo suficiente para comprar una casa.
Bueno Torio incluso señaló que el seguro de desempleo tendría que financiarse de los ingresos que el gobierno federal ha obtenido con los impuestos incluidos en la reforma fiscal, aprobada en octubre pasado.
En respuesta, los diputados del PRI señalaron que los trabajadores no resultarán afectados, sino que -con las figuras aprobadas- se ampliarán los mecanismos sociales para proteger a quienes quedan en el desempleo o llegan a una edad avanzada sin una pensión.
A su vez, la pensión universal podrán solicitarla los mayores de 65 años que carezcan de una pensión u obtengan una menor a ese monto. Las solicitudes serán revisadas por el gobierno federal a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que podrá imponer multas a quienes den información falsa para cumplir los requisitos exigidos.
Para que los dos programas se hagan realidad, el Senado aún tiene que revisar tanto estas normas como las modificaciones constitucionales realizadas el año pasado.
Con información de CNN México
