Avances y retrocesos en la negociación del TLCAN

El TLCAN debe continuar, tiene que fortalecerse y actualizarse, y ande todo defenderse el capítulo XIX: Oscar Cruz Barney

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 .  (Foto: Victor Herrera)

En las vísperas de la Quinta Ronda de negociaciones de la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se abordaron diversos aspectos de lo que sucedió en torno a la actualización de ese instrumento comercial, previo a ello, se enfatizó sobre la situación de México en el contexto de las relaciones comerciales internacionales.

A partir de 1985 la apertura comercial buscaba regir las distorsiones económicas generadas por la estrategia de sustitución de importaciones, que había iniciado cerca de 30 años antes, o poco más.

A su vez, se necesitó afianzar en su momento el ingreso de inversiones extranjeras al país, estrechando las relaciones económicas. Primeramente se intentó con Europa, y fracasó; entonces se volteó hacia los Estados Unidos de América (EUA) para negociar un tratado con América del Norte, y que luego llevaría a muchos más (con Costa Rica, Venezuela, Colombia, Bolivia, Nicaragua, la propia Unión Europea, Israel, Honduras, El Salvador, Guatemala, Uruguay –algunos ya no están vigentes o han sido transformados o reagrupados como es el tratado con Centroamérica–), incluso el acuerdo de cooperación de libre comercio con Japón, desde luego con Perú y con la reciente Alianza del Pacífico; aunado a la serie de Acuerdos de Alcance Parcial con Brasil y Argentina, suscritos al amparo de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

Papel del TPP en el TLCAN

Otro de los acuerdos recientes es el de la Asociación Transpacífico (TPP), que sin duda, es la negociación multilateral más importante que ha llevado México, desde una perspectiva iberoamericana. Tiene trascendencia sobre todo por su relación con la Alianza del Pacífico entre Chile, Perú y Colombia, que además ha generado un interés relevante en las naciones con costa al Pacífico. Todos ellos destinos de inversión extranjera, y naciones que conforman la mesa del Pacífico y que todos ya teníamos un acuerdo de libre comercio previo.

La negociación del acuerdo del Transpacífico, tiene sus antecedentes años atrás, cuando EUA todavía no era parte del mismo; y sin embargo, digamos que se apropió del TPP, de manera que cualquier país adicional que quisiera ingresar al proceso tenía que pasar por su aprobación, esto por las facultades que tiene el ejecutivo estadounidense en las negociaciones de los tratados internacionales.

El TPP modificó en su momento, la situación de las negociaciones comerciales internacionales por las enormes perspectivas de integración regional que representa, no olvidemos que entre varios de los negociadores del TPP existía ya un TLC. Notablemente en el TLCAN, en donde se tuvo que resolver una situación jurídica importante: “Qué pasaría con este si estaban negociando las mismas partes los mismos temas en un acuerdo futuro y modernizado”; ello se solucionó de una manera muy imaginativa, señalando se que mantendrían vigentes ambos tratados de manera que un exportador podría seleccionar bajo cuál de ellos exportaría.

EUA abandonó el proceso de las negociaciones del TPP –primera de las acciones de Trump,– esto no significó su muerte, sino una transformación en su proceso de entrada en vigor.

Por un lado se crea el TPP-11 (por la salida de EUA), y por otro, el 11 de noviembre de este año tuvimos una declaración ministerial sobre el futuro del tratado en donde se esperaba hacer algunas modificaciones para que pudiese entrar en vigor más pronto, pero se decidió dar un espacio para que los miembros hicieran su tarea al interior, ciertamente habrá que revisar algunos puntos acordados en este instrumento comercial.

Modernización del TLCAN

La historia de las relaciones entre EUA y nuestro país está plagada de incidentes que habrían hecho suponer una lejana negociación de entrada, de un libre comercio entre tres países.

México seguía una política de comercio exterior tradicionalmente proteccionista, cerrada a la competencia extranjera; sin embargo, en la búsqueda del cambio se implementaron acciones que abrían de ponernos en el ámbito del comercio internacional (entrada al GATT, por ejemplo).

La negociación del TLCAN fue una decisión de política económica, acercamiento del gobierno mexicano con los EUA, tiempo después se incorporó Canadá, con quien este ya tenía un tratado.

Con la entrada en vigor del TLCAN –1o. de enero de 1994– habría de cambiar el estatus económico, de desarrollo y el proceso de integración económica de México.

A más de dos décadas de operación del TLCAN, es en mayo y junio de este año cuando EUA presentó propuestas de actualización del tratado, y que ahora están sujetas a revisión.

En cuanto a esa postura surge un tópico importante en estudio que tiene que ver con las facultades del ejecutivo estadounidense en sus procesos de negociación; es decir, qué tanto puede hacer el mandatario de los EUA para ello, incluso para concluirlo.

Entre los aspectos a considerar están temas delicados como reglas de origen, solución de controversias, industria automotriz, entre otros.

Asimismo se habló del tipo de cambio, en donde se busca evitar que las partes lo manipulen para fortalecer sus exportaciones, es una práctica que México no hace, y menos en relación con los EUA, tenemos un tipo de cambio libre; se trata de una inclusión casi como de manual pues que no tiene nada que hacer dentro del tratado.

En el proceso de negociación de la actualización del tratado desde luego que está el TPP como un posible modelo y se intentaron algunos casos, o la propuesta ha sido sustituir capítulos del TLCAN por los negociados en este otro, eso no es tan fácil y no es necesario recomendarlo. El TPP y sus concesiones se efectuaron en el contexto de una negociación multilateral de 12 países que no es lo mismo respecto de una que se haga con dos países; por lo tanto, los intereses son distintos, las realidades son diferentes, si se van a adoptar disciplinas del TPP tienen que ajustarse, deben acomodarse a la realidad que existe en la región de América del Norte. Ya inclusive en EUA se anunció que debía tomarse como referencia el TPP, el secretario del tesoro dijo que el TPP sería un modelo muy importante y ciertamente se ha pretendido utilizar en algunos de los temas de la negociación, pero, siempre debe ser adecuado o tiene que ajustarse a la realidad presente.

Binomio con Canadá

En cuanto a la posición de Canadá, su posición es menos específica, son 10 puntos, no 22, como los de EUA.

Los canadienses proponen incorporar salvaguardas en el tema laboral –mismo planteamiento que EUA–, incluso mejorar la relación con los pueblos indígenas, en lo cual hay que poner especial atención, pues no es el mismo régimen para los pueblos originarios de EUA, Canadá y México; es totalmente diferente y no puede homologarse, habría que hacer los ajustes relativos.

Además, pretenden otorgar una orientación de genero al proceso de integración económica, se habla de materia laboral, de medio ambiente, de derechos de género y de indígenas, solución de controversias, inversionistas y Estado, entre otros rubros.

Canadá tiene un acuerdo recién firmado con la Unión Europea en donde crearon una especie de tribunal en materia de inversiones, y es posible que lo estén proponiendo en el futuro del propio TLCAN. Desde luego una defensa absoluta del Capítulo XIX.

En ese sentido México y Canadá tienen concesiones muy cercanas, mantener un sistema de gestión de suministro en Canadá.

Los canadienses en ciertos productos mantienen controles de destajo, respecto a la distribución de sus productos, de los bienes y de las ventas al público, adicionalmente buscan también proteger el tema de las industrias culturales.

Dónde nos encontramos en este momento

En este año se han llevado cuatro rondas de negociación del TLCAN. La Primera en Washington, en agosto; la Segunda en la CDMX, en septiembre; la Tercera en Ottawa, en septiembre, y la Cuarta en Washington, en octubre.

En la segunda ronda celebrada en nuestro país, seccionaron 25 mesas de trabajo, en donde se trataron temas como acceso a mercados, reglas de origen, facilitación comercial, inversión, medio ambiente, anticorrupción, comercio digital, Pymes, transparencia y otros más.

La cuarta ronda generó temores y expectativas, después de una serie de tuits del mandatario estadounidense que hacían tener incertidumbre sobre el futuro de la ronda. Sin embargo, salió bastante bien. Se tuvieron avances importantes en materia de buenas prácticas regulatorias, facilitación aduanera, comercio digital, algunos anexos sectoriales; se cerraron temas que se tenían adelantado ya en la ronda tercera.

Entre las propuestas presentadas por los EUA estaba incrementar el contenido regional para la industria automotriz, del 62.5 % al 85 %, del cual el 50 % debía ser estadounidense. Esto es cambiar el sistema de producción en el sector de la industria automotriz.

Ahí también se proyectó formalmente la eliminación del Capítulo XIX “mecanismo de defensa de disputas comerciales”, y la inclusión de un tema que no estaba previsto, la cláusula Sunset, es decir, que cada cinco años el TLCAN entraría a un proceso de autodestrucción si las partes no se ponían de acuerdo en continuar cinco años más.

Una propuesta ciertamente imposible que acabaría con cualquier posibilidad de certeza en el comercio y en la inversión entre los tres países. Una propuesta, fuera de toda realidad comercial.

Hemos visto el rechazo de ello, tanto de México como Canadá, quienes han hecho una mancuerna en este proceso de negociación.

Estamos por entrar en la quinta ronda de negociaciones. Se señaló que el gobierno de nuestro país tiene preparadas propuestas de texto en materia de solución de controversias, de compras de gobierno; además se tratarían temas de servicios financieros, sector automotriz, propiedad intelectual, economía digital y anticorrupción.

Se anunció también una sexta ronda de negociaciones del 11 al 15 de diciembre en Washington, que como se sabe se ha prorrogado el proceso para marzo de 2018; por lo menos hay que ver hasta donde llegamos, hay que estar atentos a lo que vaya sucediendo.

Lo que si nos queda claro es que el TLCAN debe continuar, debe fortalecerse y modernizarse; y ante todo, defenderse el Capítulo XIX de solución de controversias. Es la única forma de que muchos de los sectores productivos, puedan continuar operando.