2018, incertidumbre, luces y sombras

Lo sucedido en México en lo político, económico y comercial; y lo que prevalecerá, en un solo análisis

Ánalisis en torno a las condiciones internas y externas

Carlos E. Palencia Escalante, Socio Director de la firma Consultoría Estratégica & Outsourcing (CEO) hace un análisis de lo acontecido el año pasado en el ámbito doméstico e internacional, incluso las repercusiones y pronósticos de crecimiento que se tendrán para este año, en torno a las condiciones internas y externas.

2017, breve recuento

Se estima que nuestra economía haya cerrado el 2017 con un aumento en el PIB del no más del 2.1 %, siendo este el menor del actual sexenio que, cabe recordar, estimaba tasas hasta del 5 % bajo el sustento de las reformas estructurales emprendidas.

Registramos también una contracción en la producción de petróleo, un significativo aumento en la inflación —cerca del 6.19 %— siendo esta la mayor desde el 2001; por eso el Banco de México ha ajustado sus tasas de referencia (ahora en 7.25 % con la intención de incrementarlas quizás hasta 8.25 % en este año) y anticipa que la inflación no bajará en el 2018 al 3 % como ha sido su principal objetivo.

Aunado a lo anterior, se registró una contracción clara en la inversión pública a pesar del aumento del gasto administrativo y en la publicidad (esto no se tradujo en mejor bienestar para la población pero si en mayor evidencia de la corrupción)… ¿Dónde quedó la filosofía del presupuesto base cero?

La economía, no ha crecido como se estimaba ni como debería de ser para un país como el nuestro. No caímos en recesión, afortunadamente, en parte porque las manufacturas vinculadas a la exportación no disminuyeron (como las de empresas con programa IMMEX); se contuvo su desaceleración aunque, siendo realistas, será el sector y la actividad que más se vea afectada por la reforma fiscal de los Estados Unidos de América (EUA) y por una eventual cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Ya que se mencionan las empresas exportadoras e IMMEX, habrá de ver con el paso de los siguientes meses el impacto de la reforma fiscal de los EUA; conocer la tasa efectiva que pagarán las compañías estadounidenses que operan en México; y esperar si las ventajas de costo de la integración de las cadenas productivas y del capital humano son suficientes para compensar la reducción de impuestos. Independientemente de dicha reforma o de la permanencia o ausencia del TLCAN, otro de los factores que habrán de evaluar este tipo de empresas es la competitividad en logística, aprovechado la cercanía al principal mercado mundial.

Contexto mundial

La expansión de la economía no dependerá solamente de un sector o de una región, sino de seguir una real sincronía en el comercio e inversiones internacionales. El crecimiento esperado de 3.7 % para el 2018 deberá ser reflejo de un círculo virtuoso en que los consumidores gasten, las empresas contraten, los gobiernos inviertan en infraestructura y así, de manera sucesiva.

Lo cierto es que EUA no deberá minar el existente impulso mundial: expresamente, habrá de tener cuidado en que la Reserva Federal no aumente muy rápido las tasas de referencia; que la reforma fiscal cumpla con las expectativas que se fijó y que se llegue a incrementar su productividad interna…productividad, que al igual que los salarios, debe ir aumentando en todo el orbe, incluido por supuesto México.

Otra de las preocupaciones para el buen desempeño de la economía mundial en este año será el endeudamiento; esto porque muchas de las empresas transnacionales y de importancia en el mundo tienen deudas y podrían tener dificultades para pagar cuando haya un debilitamiento en el crecimiento. Bajo el contexto señalado, a continuación algunos pronósticos de crecimiento de la economía para este año:

  • mundial, entre 3.5 y 3.7 %
  • EUA, entre el 2.4 y 2.7 %
  • Eurozona, de 1.9 a un 2.4 %; y el Reino Unido por si solo entre el 1.0 y el 1.4 %; Francia y Alemania entre 1.5 y 2.1 %
  • Japón, que tiene un modesto crecimiento desde 2016, pudiera hacerlo entre 1.1 y 1.6 %
  • China, al cambiar su política económica hacia el mercado interno, podría crecer un 6.4 %
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 .  (Foto: IDC)

EUA inquieto

La nueva política fiscal —expansiva, se dice— jugando en conjunto con la política monetaria orientada a regularizar de forma gradual las tasas de interés, pudiera generar un crecimiento económico; aunque lo importante también sería ver que la tasa de desempleo siga en niveles bajos y que se produjera un aumento en los salarios pues continúan siendo débiles.

Europa unida

Durante el primer semestre, Alemania y Francia deberán armar un esquema de gobernanza del bloque, pero también habrán de colaborar para mantener la institucionalidad y cumplimiento tanto de la normatividad como de los lineamientos para todos los integrantes. Además, los países miembros deberán preservar la unidad y la transparencia para las elecciones al Parlamento Europeo y para designar nuevo presidente del Banco Central Europeo. Estas tres características deberán estar presentes durante la negociación de la salida del Reino Unido —fijada para 2019— aun cuando no se han definido aspectos relacionados con Irlanda porque siempre está presente la volatilidad de la posición británica.

Dragón cauteloso

Para 2018 se pronostica un crecimiento de la economía china en 6.4 %, incluso toma impulso por las reformas en su mercado interno. Sin embargo, existe un exceso de capacidad instalada, las compañías están endeudadas y hay sobreoferta de viviendas; por lo que las políticas económicas habrán de manejarse con cuidado.

Avanza el imperio

Aunque no es el crecimiento que requiere su economía, para Japón se prevé que su banco central tome medidas para hacer que el capital fluya, ya que los corporativos japoneses tienen hasta 2 billones 200 mil millones de dólares para canalizar inversiones en plantas y equipos, los que además ayudaría a mitigar las presiones deflacionistas, es decir, evitar un descenso general y prolongado de los precios motivado por una contracción de la demanda y un exceso en la oferta.

Escenario de México

Los factores más importantes en este año serían, por orden de aparición:

  • la reforma fiscal implementada en los EUA
  • renegociación del TLCAN y su posible cancelación
  • los procesos de elección en México y los EUA

El primero implica no solo cambios en el país del norte, sino por mucho en el mundo y particularmente en el nuestro. En las reducciones impositivas, hay que tomar en cuenta los incentivos en materia fiscal que está definiendo para la repatriación de dividendos, lo que podría afectar a las filiales de empresas estadounidenses y con ello la definición de nuevas inversiones e incluso de las reinversiones (tanto extranjeras como nacionales), además del impacto en la producción y exportación de manufacturas y una alta presión sobre el tipo de cambio. En nuestro país, sin embargo, ante la escusa de una ausencia de margen de maniobra para hacer ajustes fiscales como lo han dicho las autoridades hacendarias, ni siquiera se intentará ajustar impuestos en año electoral y menos cuando por el populismo de años antes (en la llamada reforma hacendaria) el gobierno aumentó los impuestos a las compañías y a los salarios, además de no permitir mayores deducibilidades pues la meta era garantizar ingresos para un mayor gasto improductivo.
Respecto al TLCAN, será importante revisar su contexto porque hay amplias discrepancias entre analistas sobre el futuro de las negociaciones, incluso en el sentido de preguntarse si el primer trimestre del 2018 es tiempo suficiente para que los tres países alcancen un acuerdo en el que todos ganen. Por otro lado, algunos más han expresado que existe la posibilidad —amplia— de que el presidente estadounidense tome la decisión de sacar a EUA del Tratado, aun después de terminar las próximas rondas de negociación recordemos que la sexta será hacia el 23 de enero. Aquí un paréntesis: aunque la salida efectiva sería seis meses posteriores al anuncio, su impacto en el desempeño de la economía mexicana no sería de inmediato, sino hasta el 2019 porque ocasionaría un entorno de incertidumbre que afectaría tanto al consumo como a la inversión y a ello se sumarían las posibilidades de incubar una recesión.

Del tercer factor, los procesos electorales, en EUA las elecciones tendrán en cuenta la popularidad de su mandatario, el real efecto de la reforma fiscal, el enfoque que se haya definido para las relaciones comerciales con México y Canadá y, además, el estatus geo-político que prevalezca con Corea del Norte y Medio Oriente. En nuestra nación se abriría un compás de espera en inversiones y casi seguro en consumo, lo que en conjunto podría derivar en un menor dinamismo de la economía en el primer semestre, pues en la segunda mitad el desempeño económico se supeditará al resultado de las elecciones.

Así, este año será uno de los más vulnerables que hayamos percibido en décadas; el camino hacia las elecciones en el país estará lleno de tensiones entre candidatos, grupos de apoyo y descontento generalizado de la sociedad, por lo que todo apunta a que será una elección muy cerrada y que difícilmente un partido o coalición obtendrá la mayoría legislativa, lo que obligaría a que el ganador formule alianzas.

Respecto a la economía, si bien no se prevé una recesión en 2018, el PIB aumentaría a tasas similares a las que se han tenido por más de 20 años, es decir, en el orden del 2.0 % - 2.4 %, aunque si no se manejan bien los escenarios pudiera ser menor el crecimiento.

Sobre el tipo de cambio, independientemente de que en las últimas semanas se ha visto volatilidad, se estima que la paridad está subvaluada, ya que aun considerando los precios del petróleo, la paridad debería estar en el rango de los 17.8 pesos por dólar, no en más de 19 o 20. Pero como no hay utopías, el piso de la cotización se ubicaría en el rango de 19.5 pesos con posibilidades de que la volatilidad, especulación y nerviosismo lo lleven hasta los 23 pesos por dólar.

El elemento tipo de cambio será relevante en la dinámica del comercio exterior mexicano, tanto para las importaciones como para nuestras exportaciones. De estas últimas hay que tomar en cuenta que de enero a noviembre del año que terminó, tuvieron un aumento de 9.7 % siendo ese el mayor salto en seis años para un periodo igual y además de que en los dos años previos en el mismo lapso se registraron descensos.

Pese a la incertidumbre de la política comercial estadounidense, el impulso de las ventas mexicanas fue reflejo de la demanda de EUA por bienes manufacturados, esta actividad sumó en los 11 meses señalados, poco más de 333 mil millones de dólares, lo que representa cerca del 89 % de las ventas mexicanas al exterior.

Por grandes componentes, las exportaciones tuvieron mayor dinamismo en las extractivas con 24.5 % de aumento, las petroleras subieron 23.3 % y las agropecuarias 8.7 %; en manufacturas sigue evidenciándose la importancia de las automotrices que aumentaron sus ventas al exterior en 12 %, pues el resto de las manufacturas lo hicieron en un 7 %.

El comportamiento de las exportaciones manufactureras, también se reflejó en el índice manufacturero adelantado del IMEF. En diciembre se registró el séptimo mes consecutivo de expansión, pero no significa que la economía crezca a un ritmo acelerado: se situó en 51.7 puntos lo que denota que está en zona de expansión.

Así para 2018, con la incertidumbre de continuar con el TLCAN o de ampliar-posponer las negociaciones por los eventos electorales en ambos países, se estima que la dinámica de las exportaciones no sea tan alta como el 2017 y que el índice manufacturero ronde por los 53 puntos.


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 .  (Foto: IDC)
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 .  (Foto: IDC)

Visión empresarial

Quizá los empresarios y personas de negocios en México vean con menos preocupación los niveles de inflación o del tipo de cambio.

Lógicamente les inquietan las variables, pues dificulta el horizonte de ventas, inversiones y contratación, pero considero que más les agobian otros factores no económicos como los desacuerdos políticos antes, durante y después de las elecciones, la corrupción, la impunidad y, evidentemente, la inseguridad.

Si no se percibe una mejoría en los tres últimos componentes, con dificultad repuntará la confianza empresarial para invertir y más si la incertidumbre política también aumenta.

Económicamente

Para el contexto de este año habrá de tomarse como hipótesis que la economía de EUA crece, que en México se hacen cambios al sistema fiscal derivado de los respectivos en el modelo estadounidense y que las elecciones mexicanas se realizan con tranquilidad.

Pero así como se desea tener estabilidad, no deben descartarse circunstancias adversas internas y externas. Como factores externos pudieran señalarse la salida de EUA del TLCAN y el posterior cuestionamiento de esa nación por ajustarse a los parámetros de la Organización Mundial de Comercio.

En lo interno, después de nuestras elecciones uno de los mayores riesgos sería vivir inestabilidad político-social y registrar choques legislativos por parte de los grupos perdedores que den señales de poca gobernabilidad.

A esto último podría sumarse aumento de la violencia, presiones sobre el tipo de cambio, inflación al alza, reducción de consumo y en las inversiones que derivaría tanto en la contratación del PIB como un impacto negativo en la tasa de desempleo.

Para terminar, se hace obligada una pregunta.

¿Viviremos en el 2018 un escenario de estanflación, es decir, estancamiento con inflación? Por el bien de todos, esperemos que no.

No es deseable ese escenario porque la sociedad —incluidos los llamados millennials, que tendrán un papel importante en las elecciones y futuro de México— puede caer en el hartazgo, en el fastidio y ante ello elegir cualquier camino.