Debido a que en 2003 los aranceles al acero fueron declarados ilegales por la Organización Mundial del Comercio, economistas afirman que este conflicto comercial es solamente una amenaza que en realidad no se concretará.
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Los expertos indicaron que similar al caso de las exportaciones de sujetadores chinos en 2005, que se resolvió en conversaciones de emergencia entre Bruselas y Pekín, podría pasar con el reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Si bien Trump ha hablado en duros términos sobre el comercio desde que asumió el cargo en enero de 2017, tiene muy poco que mostrar hasta ahora más allá de su retórica agresiva” afirmaron.
Por otra parte, indicaron que si bien China representa una pequeña proporción de las importaciones de acero estadounidenses se le considera como el objetivo de los aranceles, debido a que su expansión industrial genera una enorme sobrecapacidad, que perjudica los márgenes en Estados Unidos y Europa.
Derivado de lo anterior apuntaron que lo ideal sería tomar medidas dirigidas directamente al país asiático, mismas que podrían tener un impacto más perjudicial, específicamente si se trata de una investigación sobre el robo de propiedad intelectual.
El banco de inversión Morgan Stanley calculó que el acero, el aluminio, las lavadoras y los paneles solares representan en conjunto solo el 4,1% de las importaciones de Estados Unidos y un 0.6% del comercio mundial.
Y pese a que las perspectivas de una guerra comercial mundial afectaron duramente a los mercados financieros la semana pasada, días después recuperaron su equilibrio.