El licenciado Carlos E. Palencia Escalante, Socio Director en Consultoría Estratégica & Outsourcing (CEO), analiza las vertientes implementadas hasta el momento en materia económica y comercial y que podrían definir el curso del país para este sexenio, ello partiendo de las dudas generadas actualmente.
Incertidumbre comercial
Prácticamente, y por decreto presidencial, se dio por terminado el neoliberalismo y lo que ello pueda significar; a partir de ahora, a poco más de 100 días de gobierno y por arte de magia estamos en el post-neoliberalismo… con el se alejarán las políticas de pillaje.
Pero, qué implica lo del final del neoliberalismo ¿Cerrarse de nueva cuenta al mundo y regresar a esquemas como antes de 1987 cuando nos incorporamos al entonces GATT hoy la OMC? ¿Es cancelar los tratados de protección de inversiones y de libre comercio vigentes con más de 40 países? ¿Será que para importar y exportar de nueva cuenta se requieran permisos y entregar las divisas para proceder como con los mexdolares? ¿Habrá la vuelta al predominio del Estado y sus “empresas” en la economía? ¿Implicará la pérdida de autonomía del Banco de México para que, como antaño la Hacienda tome el control económico y una vez utilizadas las reservas pueda echar a andar la emisión de dinero, a riesgo de generar altos niveles de inflación como en los años ochenta y noventa? ¿Cuál será la libertad del consumidor a seleccionar?
Tantas interrogantes dan pie a recordar que varios de los postulados de la llamada 4T y de la política pública del actual gobierno pueden calificarse como neoliberales. Algunas de ellas son mantener la vigencia de los acuerdos comerciales, si no, como explicar la reciente reunión del principal consejero del presidente estadounidense con el mandatario mexicano, o las últimas visitas a los Estados Unidos de América (EUA) de funcionarios de las Secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores para analizar el proceso de aprobación del T-MEC. Otro elemento neoliberal es la autonomía del banco central, pese a que ahora se le ha propuesto revisar su mandato para no focalizarse solamente en el control de la inflación, sino además, para favorecer el desarrollo. Un factor neoliberal adicional es el referido a mantener estables las finanzas públicas y ahora bajo presiones para reducir más el gasto, no aumentar el endeudamiento y sostener en niveles bajos el déficit público.
Viraje social
Entonces, quizás en primera instancia el fin del neoliberalismo deba entenderse como una nueva correlación de las fuerzas políticas que buscan orientar la vida nacional hacia la centralización de la producción, de la distribución –empezando por los energéticos, las medicinas, ciertos alimentos de la canasta básica, los productos agrícolas con precios de garantía y una nueva empresa de distribución como la entonces Conasupo– y de la acumulación/distribución de la riqueza –como primer paso el aumento decretado en salarios– y complementado por proyectos de asistencia para entregar sin intermediarios los recursos, y el dinero. Estos, considero son más componentes político-electorales que de post liberalismo económico.
Luego, invalidar un modelo económico no es a raíz de un decreto ni por decisión de una persona. Aunque sea percibido el mensaje como popular, de buena fe y con matiz filosófico, el modelo liberal o neoliberal, guste o no, ha echado raíces en la sociedad y economía mexicanas. Acaso no es liberal el que por conveniencia cientos de miles de personas trabajen en la informalidad en donde muchas veces se obtiene más que en la formalidad. Además, en términos de democracia –aun la denominada participativa y por consultas– debe concebirse como liberal, como una libertad a elegir de los ciudadanos, no por instrucción y a modo del gobernante.
La declaración del término del neoliberalismo podrá inferirse como el haber cancelado con cierta rapidez los excesos que se presentaron en los gobiernos anteriores, pues todo lo demás tomará tiempo revertir. Incluso la lógica del gobierno actual de basarse en la extracción y explotación de recursos naturales como el petróleo, la reforestación y los créditos a la palabra para ganaderos y silvicultores requieren de maduración y transparencia. Igualmente, los mecanismos redistributivos no se consolidarán por el simple argumento de la muerte del neoliberalismo, de dar un pescado en lugar de enseñar a pescar.
Reflexión final
Muchos estamos entendiendo lo que se rechaza, pero pocos –incluso en el propio gobierno– sabemos lo que se (re)quiere. Aquí conviene hacer una última pregunta ¿en otros modelos no existen la malversación, el robo, la corrupción, el cohecho y los conflictos de interés?