Desde su llegada a la oficina oval, Donald Trump se ha caracterizado por conducirse de manera muy peculiar en lo que es la esfera mundial. Los Estados Unidos de América (EUA) es uno de los principales actores en el comercio internacional.
Valiéndose de ese rol vital para el desarrollo de múltiples transacciones es que el magnate norteamericano ha basado su política a nivel internacional bajo una postura que podría catalogarse como “agresiva”; tratando de imponer sus condiciones con todos sus socios comerciales. México no ha sido la excepción a esa postura, por el contrario, podría afirmarse que es una de las “víctimas” favoritas del mandatario estadounidense, quien bien podría denominarse el “hombre arancel”, pues gran parte de su política se ha sostenido en su continua amenaza de imponer aranceles.
Desde su campaña presidencial, Trump afirmó que en su agenda estaba el “renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN)”, pues lo definía como el peor acuerdo de la historia. Una vez al mando, se iniciaron las arduas negociaciones, que conllevaron a varios escenarios de discusión, desde la actualización de ciertos capítulos hasta la supresión de otros más. Tras meses de varios “estires y aflojes” se consiguió que los tres países (México, EUA y Canadá) firmaran el ahora conocido “T-MEC”; sin embargo, aún falta el proceso de ratificación a nivel local.
Ese punto no resulta menos importante, por el contrario, se vuelve esencial para que el acuerdo arribe al punto deseado por cada una de las partes; no obstante, cada uno de ellos debe sortear algunos obstáculos en el ámbito interno. En este punto el presidente estadounidense parece el más interesado en acelerar ese tema y ha presionado a nuestro país, en gran medida por las elecciones presidenciales que se avecinan y en las que se juega su posible reelección.
La estrategia norteamericana ha buscado mediante esa amenaza conseguir las mejores condiciones posibles, pero esas medidas son cuestionables y pueden ser afrontadas de diversas maneras. Por ello, es que IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral consultó con diferentes expertos en la materia cuál es el panorama actual de la situación jurídico comercial de México con los EUA, quienes amablemente transmitieron sus ideas al respecto.
Lic. Rogelio Cruz Vernet
Coordinador de la comisión de Derecho Aduanero del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México A.C.
La situación jurídico comercial entre México y Estados Unidos de América (EUA) ha tomado por ahora una ruta errática porque no hemos hecho valer una posición enérgica frente a lo que parece más bien un alarde, que realmente la posibilidad de la aplicación de medidas en contra de la economía de México, pues no hay que olvidar que estas serían ruinosas también para la economía estadounidense.
Creo que es muy importante que la actual administración reflexione un poco más sobre la relación que debe tener con los verdaderos actores en los tres países de comercio internacional, quiero decir, con las empresas, con las cámaras, con las asociaciones de importadores y exportadores, de productores, de maquiladores, porque ellos son realmente los operadores, los actores de facto en la relación jurídico comercial entre los países y a quiénes se provocaría realmente un daño al actualizarse alguna de estas “medidas alardosas”. Creo que en la medida en que entendamos esto, dejaremos de tener una posición disminuida frente a nuestro principal socio comercial.
Actualmente estamos en una situación comercial que puede volverse compleja. Por un lado, el proceso de aprobación en los Estados Unidos de América (EUA) y Canadá del T-MEC; por otro, enfrentamos la posibilidad constante y la amenaza de imposición de aranceles al comercio exterior por parte de la administración estadounidense.
Hay que tener claro y el gobierno de México debe tenerlo así, que debe de hacer uso efectivo de los instrumentos jurídicos que tiene a su alcance para defender las exportaciones mexicanas, ya sea la aplicación de represalias o bien, el acudir a los medios de solución de controversias que ofrecen el propio Tratado de Libre Comercio América del Norte que todavía está en vigor y lo seguirá estando hasta en tanto no entre en vigor el T-MEC o bien, la Organización Mundial de Comercio (OMC). México debe de ejercer su derecho de defensa y debe de actuar rápidamente declarando en su caso la ilegalidad de las medidas que adopten los EUA.
En ese sentido, nos esperan tiempos potencialmente complicados, pero hay que tener claro que el tema comercial debe estar siempre separado del resto de la temática dentro la relación bilateral con los EUA. No debemos mezclar migración u otro tema de la agenda bilateral con comercio, solo así podremos garantizar que las amenazas comerciales puedan acotarse y neutralizarse en un momento dado.
La situación jurídica hoy en día, en la negociación del T-MEC versus TLCAN, es una negociación atípica en relación con el haber asumido la política cotidiana en el contexto de la política comercial, situación que no había estado presente desde 1995 hasta la postura de Trump en el 2017. En ese año inicia entonces el momento de cambio; la situación en concreto son amenazas constantes, y estas se han plasmado de una forma muy hiriente para México. No nada más son imposición de aranceles y otras amenazas vergonzosas por supuesto; sin embargo, lo más importante es entender y aceptar que es politización, la política cotidiana versus ahora la política comercial.
En este sentido lo más relevante es la situación jurídica que debería prevalecer como son los instrumentos jurídicos diversos que podríamos utilizar para efectos de afrontar, no en el mismo contexto o en el mismo plano político creado, estas amenazas en el plano original o correcto; dichos instrumentos jurídicos deben prevalecer deben presentar las demandas, denuncias, lo que sea, se debe impugnar cualquier intento o esperar si es que se imponen los aranceles, hay mecanismos para afrontarlos.
El problema es que México sigue justamente el estilo de política de Trump, eso ha sido el error. Por lo tanto, la situación jurídica actual en México, TLCAN versus T-MEC es vergonzosa. Se ha desvirtuado la esencia o el espíritu creado durante más de 25 años la separación de una cosa de otra.
Por lo tanto creo que la administración actual con las negociaciones debidas, debe retomar esos puntos o caminos correctos, sería interesante crear quizás otro foro donde invitemos a las autoridades y les dejemos claro esos posibles escenarios. En conclusión, debe prevalecer siempre el derecho, si no se aplica este no tiene sentido que exista.
En los últimos años, hemos sufrido una serie de amenazas comerciales por parte de los Estados Unidos de América (EUA), este se ha venido desarrollando una política proteccionista-nacionalista, en alguna medida con fines electorales; tenemos que estar preparados para responder ante cualquier amenaza, porque esta situación podría continuar si es releecto el presidente Trump. Creo que, ante una amenaza de la imposición de un arancel, es necesario analizar el tipo de medida, su impacto, su legalidad y preparar una estrategia de respuesta. La aplicación del arancel generalizado del 5 al 25 % a México, era una medida violatoria del TLCAN, de la OMC, incluso de lo acordado en el T-MEC. México debe ser muy claro y contundente en su rechazo a la adopción de este tipo de medidas.
Es muy importante la condena ante la ilegalidad de las medidas, la interposición de los mecanismos de defensa disponibles en el marco del TLCAN, de la OMC y la aplicación de medidas de represalia. Los aliados naturales de México para defenderse de este tipo de medidas son los propios EUA, los senadores, los miembros de la casa de representantes, el sector privado, los alcaldes, los gobernadores de los estados de la Unión Americana que se verían fuertemente afectados por la aplicación de aranceles, los que tienen una mayor relación comercial con México.
Se tiene que trabajar de la mano con ellos para evitar la aplicación de estas medidas que no solo afectan a la industria y comercio en México, sino también al empleo y la inversión de ese país, pues 14 millones de empleos en EUA dependen de su relación comercial con México y Canadá. México es el principal socio comercial de EUA. Tenemos una relación comercial muy fuerte y sólida. Un arancel a productos mexicanos es un arancel que afecta a la industria, al comercio y al consumidor americano. Se debe aprovechar esa estrecha relación para generar conciencia de la importancia de fortalecer la región para ser más competitivos en los mercados globales, especialmente frente a Asia: las medidas arbitrarias tienen el efecto opuesto, dañan la relación y debilitan a todos.
Conclusión
México necesita de EUA, pero esta nación también necesita de nuestro país. La relación bilateral entre estos dos países como “buenos vecinos” siempre suscitará atención especial, independientemente de los actores involucrados.
El día de hoy los personajes al frente de los gobiernos mexicano y estadounidense son de aquellos que gustan estar en el reflector, acaparar la cámara y no soltar el micrófono. Alguien malicioso afirmaría que “solamente ellos tienen la última verdad universal”, sienten que sus decisiones son adecuadas e infalibles para sus propósitos. En ocasiones, parece que olvidan que esas determinaciones afectan no solo su esfera personal sino a su país y muchas veces tienen un impacto a nivel internacional.
El comercio siempre ha tenido un papel fundamental en el desarrollo de las relaciones internacionales, las transacciones comerciales permiten la subsistencia y el desarrollo del ser humano. Interactuar con el vecino más que un gusto es una necesidad. Si bien la balanza universal es un tanto desequilibrada porque México tiene a una de las mayores potencias en su frontera norte, eso no excluye que sea no sea posible tener una relación bilateral “saludable”.
El derecho es una herramienta que puede resultar esencial para conseguir y mantener esa sana relación. La postura de la administración Trump es una que se caracteriza como “agresiva” y se basa fundamentalmente en la amenaza para obtener sus objetivos, ante ello es que justamente países como México deben valerse de los medios jurídicos a su disposición para enfrentar esas amenazas.
Los diferentes expositores han transmitido cada uno desde su óptica un pequeño panorama de esa peculiar relación jurídico-comercial que guardan los dos países. Como toda negociación una de las partes busca solventar el problema migratorio con medidas restrictivas en el entorno comercial, pero justamente para poder negociar, hay que saber diferenciar los temas, la frase popular; “no confundir la gimnasia con la magnesia”, en este contexto encuentra singular cabida. Nuestro país tiene medios desde el nivel jurídico para afrentar a las particulares y excéntricas amenazas del mandatario estadounidense, habrá que seguir con atención el desarrollo en los próximos meses: qué tipo de postura se tomará ante esto y qué resultados se obtendrán.