Además de fortalecer el encadenamiento industrial automotriz y plantear una nueva agenda de política laboral, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) también le traerá a México una ola de reformas legislativas que fortalecerán el estado de derecho y mejorará el clima para hacer negocios en el país, afirmó Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.
Ante la inminente ratificación estadounidense del T-MEC, la dependencia trabaja contra reloj en la implementación mexicana del nuevo acuerdo comercial. La primera fecha fatal es el 30 de abril, pues antes de ese día —cuando termina el primer periodo ordinario de sesiones del Congreso— deben quedar aprobados los ajustes a las leyes mexicanas, pensando en que la vigencia del tratado iniciará en el segundo semestre del año.
“Somos responsables (la Secretaría de Economía) de asegurarnos de que todos los compromisos que México asumió en el T-MEC estén reflejados en la legislación nacional. Estamos trabajando desde hace meses en el paquete legislativo del T-MEC con la Cámara de Diputados, el Senado y diferentes dependencias para hacer los ajustes respectivos”, dice a El Economista Luis María de la Mora, a unas horas de la inminente ratificación del T-MEC en el Senado estadounidense.
Entre las leyes que serán ajustadas, enlista: la ley de normalización, la de propiedad industrial, el Código Penal para endurecer las penas en materia de piratería, e inclusive refiere cambios que permitirán fortalecer el Sistema Nacional Anticorrupción, pues este tema fue uno de los ejes transversales del tratado.
Comentó también que habrá anexos sectoriales que van a tener que implementarse y recordó que habrá cambios significativos en temas como la emisión de certificados de origen, pues antes los otorgaba la Secretaría de Economía, pero ahora se implementará un sistema de autocertificación.
“Necesitamos tener los cambios legislativos en la siguiente sesión ordinaria del Congreso, antes del 30 de abril. Ya hemos hecho mucho. Las propuestas las tienen ya los senadores y las tramitarán en el próximo periodo legislativo”, menciona.
Reglamentaciones uniformes
Otro aspecto que ocupa a la Secretaría de Economía y que será crucial para la aplicación del acuerdo es el diseño de reglamentaciones uniformes, que permitirán tener interpretaciones comunes sobre lo negociado en el T-MEC, como las reglas de origen. “Desde el principio del 2019 hemos estado en contacto con Estados Unidos y Canadá sobre este tema. Hay algunas reglas de origen que son más precisas y que requieren más detalle como las del sector automotor, textil o confección”, expresa.
En el sector automotriz esto resulta fundamental, pues se trata del sector que más transformaciones sufrirá, pues se endurecerá su regla de origen de 62.5 a 75 por ciento. En este tema, la dependencia trabaja con las instancias homólogas de Estados Unidos y Canadá, además, se coordina con la industria mexicana, representada en este caso por la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y la Industria Nacional de Autopartes.
De la Mora aclaró que las reglas de origen “ya están previstas en el T-MEC y está definido cómo se va a promediar el contenido regional para definirlo (por coche, planta, etcétera). Pero sí hay precisiones que hacer, por ejemplo, en el valor de contenido laboral, que va a ser de 40 por ciento”.
Presupuesto, un reto
La subsecretaria de la Mora admitió que uno de los retos en la ejecución de sus tareas de implementación del T-MEC es el presupuesto, pues la administración del tratado será más compleja en aspectos como la solución de controversias, lo que demanda más recursos humanos para responder de manera expedita.
“Cuando estamos hablando del secretariado del T-MEC, vamos a necesitar recursos para implementarlo y para cumplir con las disposiciones en solución de controversias. Necesitamos un personal para ello. Necesitamos recursos para atender las dinámicas que se deriven de nuevas disposiciones laborales, ambientales y del capítulo de solución de controversias”, explica.
El secretariado es una figura que depende de la Secretaría de Economía y su labor es meramente administrativa, pero crucial, pues se encarga de toda la burocracia técnica del tratado. Actualmente, dice con sorpresa, el secretariado del TLCAN se compone de una sola persona. “El secretariado del T-MEC debe ser de una dimensión diferente, porque con estos mecanismos expeditos laboral y ambiental necesitamos mucha rapidez para contestar y coordinarnos”, afirma.
Luz María de la Mora destaca las virtudes del T-MEC: un botón de muestra, indica, es la inyección de certidumbre a la inversión que aporta el acuerdo en un contexto de debilitamiento de las reglas comerciales globales y los mecanismos de solución de controversias, como el de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Todo lo que hay en el tratado es vinculante y si no lo cumplimos están los mecanismos de solución de controversias. Hoy por hoy es más vigente este tema, porque en la OMC hay una crisis. El hecho de saber que en América del Norte sí hay un mecanismo vinculante y que sí dará una resolución en un plazo definido puede ser un atractivo para los inversionistas, pues no hay en otros países”, expresa.
Esta semana, Luz María de la Mora viajará a Estados Unidos para reunirse con autoridades y actores del sector privado de ese país, con el propósito de trabajar en la agenda de trabajo conjunta para la implementación del T-MEC.
Necesario, impulso del Estado
Mantener atractivo automotor de México, un desafío
México tiene todo para mantenerse vigente y proyectarse en el mapa de inversiones automotrices en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pero el gobierno debe tener un papel activo para hacer que se den las condiciones necesarias, afirma Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.
Las políticas públicas serán cruciales, además, por el momento de cambio que vive el sector, en medio de la transición hacia una nueva era de movilidad, caracterizada por el uso de fuentes motrices más limpias y por la tendencia hacia la conducción autónoma.
En principio, De la Mora dice que, con sus reglas de origen más duras, el T-MEC abre la oportunidad para atraer más inversiones, pues se requerirá de un mayor contenido regional en los automóviles comerciados dentro de América del Norte.
“Si bien estas reglas automotrices están orientadas a una mayor integración en América del Norte y a impedir la importación de insumos de terceras regiones, una ventaja es que para poder atender el mercado de Estados Unidos, se requerirá mayor inversión productiva que genere esas cadenas de valor”, dice la subsecretaria.
Pero, admitió, existe el riesgo de que esa inversión opte por irse directamente a Estados Unidos o Canadá o, peor aún, que las empresas de países como Japón o bloques como la Unión Europea, que pagan un bajo arancel para entrar al mercado estadounidense, decidan abastecer desde fuera de la región al mercado estadounidense. “Nos tenemos que asegurar que esas inversiones sigan viendo a México”, indica.
Además, para seguir vigentes con la nueva generación de manufactura de vehículos eléctricos y autónomos, la subsecretaria dijo que México, a través de la acción del Estado, debe asegurarse de cumplir con algunas condiciones, principalmente en los ámbitos energético, de capital humano e infraestructura.
“Tenemos que asegurarnos de que el sector energético sea un sector que puede ofrecer las condiciones de competitividad que requiere la electromovilidad. Necesitamos asegurarnos de que vamos a tener los recursos humanos para poder dar el salto cualitativo y, finalmente, garantizar infraestructura para el transporte”, detalla.
China será una prioridad: Economía
Diversificación de mercados no es incompatible con el T-MEC
Debido a su regla de origen más alta en el sector automotriz, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fortalecerá la integración de México con sus socios de América del Norte, pero ello no impide que el país diversifique su comercio, asevera Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.
Para la funcionaria, si bien es cierto que el grueso del comercio del país se concentra en el subcontinente, el margen que queda es lo suficientemente atractivo como para seguir buscando nuevos mercados.
“El margen hace mucho. Si vemos los datos de comercio hoy, el comercio de México es más o menos de 930,000 millones de dólares, de esa cantidad 600,000 son intercambios con Estados Unidos. Es decir, tenemos una tercera parte de comercio que no es con Estados Unidos, es cierto que mucho es importación, pero fundamentalmente de insumos y bienes de capital, porque México es parte de la fábrica global”, menciona De la Mora.
Refiere que ese margen de diversificación se ha dado gracias a la apertura comercial del país, que le ha permitido aprender a hacer negocios en otras latitudes. “Hemos aprendido a exportar y a invertir en el exterior. Eso nos tiene que ayudar a diversificar”, afirma.
En este ánimo, reconoció que México no puede darse el lujo de ignorar grandes mercados como los asiáticos, principalmente China e India, y en el primer caso indica que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador continuará buscando acercamientos para estrechar la relación comercial.
“Nosotros vemos a China como un mercado al que hay que ir. Trabajamos mucho con Comce y los gobiernos estatales para impulsar el conocimiento de ese mercado. Trabajar con China es un trabajo conjunto, sector público y privado. Los empresarios no pueden ir solos”, detalla.
Este mes, De la Mora acompañará a la secretaría de Economía, Graciela Márquez Colín, al Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, donde se reunirán, entre otros actores, con funcionarios y empresarios japoneses, a quienes buscarán convencer sobre el atractivo de México para estrechar vínculos comerciales y establecer inversiones en sectores como el siderúrgico.
Con información de El Economista.