2024, año inquietante para la economía nacional

Inicia un nuevo año, y con este la incertidumbre de lo que le deparará económicamente al país, sobre todo a la industria manufacturera de exportación mexicana, por ello el licenciado Carlos E. Palencia Escalante, Socio de CEO Consultoría Estratégica & Outsourcing comparte con IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral un análisis con particulares e interesantes puntos de vista sobre estos tópicos, partiendo de su comportamiento e impulso durante 2023 hasta 2024, y que serán de interés para la comunidad de comercio exterior.

Preámbulo

El año pasado señalé que la realidad mundial –y la mexicana– estaba bajo cuatros grandes tendencias políticas y económicas: agresión a la globalización, el renacer de nacionalismos; el surgimiento de políticos populistas; y tensiones geopolíticas más allá de la invasión de Rusia a Ucrania. Parecen persistir, aunque ahora pueden circunscribirse en dos grandes apartados: la postpandemia y los conflictos bélicos, que afectan tanto el crecimiento como a los precios, es decir, la inflación. 

Las combinaciones de esos elementos hacen que en México el crecimiento estuviera en el rango del 3 % anual en el tercer trimestre, siendo inferior al 5 % alcanzados en los terceros trimestres de 2021 y 2022. En general, el impulso de la economía mexicana en los últimos años se debe al sector externo, es decir, a las exportaciones, principalmente de manufacturas pero se dio un mejor dinamismo de las agropecuarias; sin embargo, en buena parte del año que terminó el mercado interno fue el impulsor. 

Indicadores del crecimiento

El mejor dinamismo de la economía mexicana en el 2023 se debió a que la industria superó con rapidez la crisis por el Covid-19 y el desajuste por el conflicto Rusia-Ucrania, además porque las exportaciones manufactureras respondieron al dinamismo de los Estados Unidos de América (EUA), es decir, el T-MEC se constituyó en una válvula de escape.

El empleo, en general, fue otro aspecto positivo. La creación de puestos de trabajo regresó a niveles prepandemia; sin embargo, persiste un mayor dinamismo en la ocupación informal que en el empleo formal; también que las personas contratadas están siendo con menores salarios, lo que impacta de forma negativa la masa salarial. Aquí hay un punto a resaltar: se calcula un desempleo estructural de 1.2 millones de personas, que entran cada año al mercado laboral, el cual no se cubre. Los registros del IMSS, por ejemplo, han estado en el rango de los 750 mil empleos creados, pero faltan más. 

En el balance del 2023 también pueden indicarse como contribuyentes al desarrollo, los ingresos captados por turismo y las remesas. En el primer tipo de ingreso, se estiman unos 32 mil millones de dólares; en el segundo, las remesas, alcanzarán los 62 mil millones de dólares, pero con la observación de que no deben ser consideradas como un logro gubernamental, sino todo lo contrario, significa que a los hogares mexicanos les faltan ingresos y además se recibieron más montos pero los receptores registraron un menor poder adquisitivo por la recuperación de varios meses en el tipo de cambio.

El sector externo, mencionaba antes, es impulsor del crecimiento mexicano en el 2023 y lo será en el 2024 si la demanda externa (principalmente del consumidor estadounidense) no cae. Además, México se ha beneficiado de la guerra comercial entre EUA y China, por lo que se ha colocado como el primer proveedor del mercado americano.

Atrás de una mejoría en la relación comercial bilateral, cuenta el T-MEC (a pesar de las controversias y solicitudes de formar paneles) y el nearshoring que está generando inversión extranjera directa, principalmente mediante la reinversión de utilidades.

La IED principalmente está dirigiéndose a manufacturas y lo hará en el 2024 si no hay cambios abruptos en las políticas públicas y gobernabilidad del país. Particularmente en el sector manufacturero va la inversión para la fabricación de equipo de transporte, las industrial metal-mecánica, la de bebidas y tabaco, la química, los aparatos eléctricos y de equipo de cómputo.

Para el 2024, aunque se han hecho algunos comentarios, económicamente en mucho México va a depender de la tracción económica de los EUA, por más que el mercado interno ha sido impulsado por la captación de remesas y las transferencias en dinero que hace el gobierno a diversos grupos de población (jóvenes, estudiantes, adultos mayores, a sembradores, entre otros). Ahora bien, entre los principales elementos para observar de EUA está la inflación y la confianza del consumidor; ambos factores detonantes de la demanda por importaciones, incluidas las de bienes y servicios mexicanos. También está el mercado laboral de nuestro principal socio, pues todavía en el décimo mes del 2023 estaba la tasa de desempleo en 3.9 %, equivalente a unos 6.5 millones de personas que requerían ocuparse e incorporarse a la dinámica de aumentos en sueldos y salarios que se ha visto en ese país, en parte por las presiones del sindicato automotriz y de otras profesiones en servicios.

Para nuestro país, el 2024 no será fácil. Los riesgos son varios y todos latentes en su materialización. En siguiente gráfica se sintetizan seis grandes riesgos, que van desde un elevado déficit presupuestario, hasta la concentración de autoridad y la inseguridad, pasando por los paneles de controversias comerciales en maíz y energía.

Perspectivas 2024

¿Entonces que esperar para el 2024 y el cierre del 2023? 

Cinco grandes perspectivas:

• no control total de la inflación y altas tasas de interés
• distorsión en las finanzas públicas por menores ingresos, gasto aumentado y mayores costos por deuda
• posibles conflictos regionales que pueden generar alteraciones en proveeduría y procesos de manufactura, debido a las diferencias en el T-MEC, disputas entre EUA-China y también externalidades por los conflictos bélicos no resueltos en EuroAsia y Medio Oriente, e
• internamente, eventuales conflictos y vacíos de gobernabilidad por los resultados de los 20 mil puestos de elección, a mediados del año

Así, llegamos a los números: