Comercio (ilícito) internacional ligado al medio ambiente

El desarrollo comercial: importancia de la sustentabilidad, especialmente prevenir la comisión de delitos ambientales

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 .  (Foto: IDC)

En las últimas décadas el comercio internacional se ha potencializado de manera significativa. De la mano de la globalización las relaciones comerciales se han dimensionado de manera peculiar y adquirido una proporción y necesidad mayor. La tecnología y ciencia han facilitado que la interacción entre los diferentes rincones del planeta se presente de forma sencilla y directa, emparejando una serie de beneficios económicos, principalmente. 

Sin embargo, el comercio internacional tiene un impacto en el medio ambiente, el cual es esencial para la supervivencia humana. Conseguir un equilibrio entre el comercio y la sostenibilidad ambiental es un enorme desafío, especialmente porque en tiempos recientes se ha potencializado la presencia del comercio ilícito y no el lícito, tanto a nivel local como internacional. Por ello es que a continuación el maestro Jesús Edmundo Coronado Contreras, coordinador editorial de las áreas de Fiscal, Jurídico Corporativo y Comercio Exterior de IDC Asesor Fiscal, Jurídico y Laboral; coordinador de la comisión de Derecho Penal Internacional del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México A.C.; socio de Derecho Penal Internacional de la firma JMJ Partners & Lawyers y director de publicaciones de Bosch México y miembro del consejo editorial de su revista Praxis Legal reflexiona sobre las implicaciones que puede tener el comercio internacional en el medio ambiente. 

Contexto

Las relaciones comerciales se han potencializado en los últimos años gracias al fenómeno de la globalización. Los avances científicos y especialmente los tecnológicos consiguen que la interacción entre cualquier rincón del planeta se simplifique. 

La dimensión global de los negocios ha permitido que el ser humano no solamente sobreviva, sino que también prospere en varios aspectos. No obstante, el medio ambiente se ha visto mermado en gran medida por el desarrollo comercial. 

La conocida “huella” o impacto en el medio ambiente por parte del ser humano es inevitable. Sin embargo, qué tan “marcada” debe ser esta o cuáles deben ser las limitaciones que se deben establecer, es una de las mayores interrogantes que se presentan desde hace varios años, y más en la actualidad, justamente por las repercusiones que se pueden verificar. 

Pareciera que el desarrollo, principalmente el de características industriales está en conflicto con el medio ambiente. La evolución humana se ha conformado por su propia innovación; los diferentes mecanismos, instrumentos y herramientas que ha gestado la inventiva ha dejado un impacto considerable en el medio ambiente. 

Todos estos esfuerzos innovadores han facilitado algún aspecto de la vida humana. Llegando a ser comercializados para que estén al alcance de la mayor cantidad de personas. Pareciera así que el desarrollo comercial y el cuidado al medio ambiente son antagonista, llevando a cuestionarse si es factible una armonía entre ambos. 

¿Armonía o desequilibrio?

En sí el comercio internacional puede tener un impacto positivo o negativo en el medio ambiente. Entre el primero se puede verificar la introducción de tecnologías amigables con el ecosistema o la generación de productos ecológicos; del aspecto negativo puede presentarse la sobreexplotación de recursos naturales y fenómenos como la deforestación o erosión, en parte provocados por la contaminación. 

Es en esta vertiente que se presenta la principal disyuntiva, pues pareciera que es ineludible la afectación al medio ambiente ante el desarrollo comercial. La crítica se centra en que el aspecto comercial pondera la vertiente económica y el medio ambiente resulta afectado al ser indefenso ante este avance, pero se debe buscar un balance entre ambos, sin que uno sea la limitante del otro. 

El proceso globalizador parecía en sus inicios que significaría en una “armonización”, pero esta no ha sido total y por el contrario ha generado diversas problemáticas. Una de ellas es el potenciamiento de los delitos ambientales; hechos delictivos que justamente son el punto destructor entre el desarrollo comercial y la protección al medio ambiente. 

Los delitos ambientales son definidos como aquellas conductas o hechos que generan una mayor afectación al medio ambiente y tienen diferentes tipologías, como pueden ser los delitos contra la biodiversidad, aquellos contra recursos naturales, delitos relacionados con residuos peligrosos, delitos vinculados con sustancias prohibidas y emisiones y delitos contra el agua. 

Estos ilícitos son catalogados como emergentes y una amenaza a la seguridad y comunidad internacional. Ello en parte porque representan diferentes desafíos, entre ellos fijar un marco normativo adecuado para su persecución y sanción, además de que suelen derivar de supuestos actos de comercio. 

Resulta difícil localizar hechos delictivos contra el ambiente en los que la motivación no venga emparejada a una cuestión que signifique un beneficio económico para el o los sujetos activos. 

Adicionalmente estos no tienen un impacto meramente local, sino que trasciendan fronteras y sus repercusiones tienen proporciones globales paulatinamente. La contaminación de un río debido a la instalación de una fábrica que desecha sus residuos ahí, es un hecho delictivo, cuya afectación no es únicamente en el estrato local, también incide y afecta en otras latitudes, en mayor o menor medida. 

A nivel corporativo se demuestra cotidianamente porque parte del fenómeno globalizador ha llevado a la presencia de empresas transnacionales, es decir, aquellas que tienen presencia en varios países. Los negocios y en general las operaciones comerciales ya tienen, no solamente una dimensión local, también alcanzan una proporción mayor.

Las grandes transacciones se gestan en la esfera internacional. El crecimiento del comercio internacional se ha dado de la mano del potenciamiento de determinadas corporaciones. El comercio lícito e ilícito han incrementado. No obstante, este último es el que ha repercutido negativamente en el medio ambiente.

El comercio ilícito se ha potencializado gracias a la aparición de varias agrupaciones delictivas, en particular la delincuencia organizada transnacional, la cual ha encontrado en los delitos ambientales una fuente de riqueza impresionante. 

La falta de regulación, la escasez de controles, la ausencia de conocimiento y el poco dimensionamiento de las afectaciones al medio ambiente han hecho atractivo para la delincuencia organizada la comisión de delitos ambientales. 

Actividades ilícitas como el tráfico de estupefacientes, psicotrópicos y sustancias ilegales, aunado a otras como la piratería y falsificación, junto con el tráfico de personas, además de la extorsión y el secuestro han llevado a que las ganancias de estas corporaciones ilícitas sean mayores y se han fusionado con delitos ambientales. Especialmente con lo que el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita o lavado de dinero, como es conocido. 

Las agrupaciones delictivas han introducido sus ganancias ilícitas en el sistema financiero a través del sector ambiental, constituyendo empresas ficticias que se dedican supuestamente al tratamiento de residuos o de conservación al medio ambiente; cuando en realidad lo que hacen es afectar al ecosistema al no tratar adecuadamente esos residuos.

En países como Italia, España y México se han actualizado escenarios de esa índole, donde además han adquirido una dimensión global porque el tráfico o mal manejo de residuos peligrosos no se limita a una sola jurisdicción. Ello porque esos residuos generados en países, mal denominados del primer mundo, son trasladados al países, incorrectamente conocidos como del tercer mundo, para su tratamiento, siendo en realidad dispuestos erróneamente generando contaminación, erosión y otros problemas ambientales que también llegan a impactar en la salud. 

Se ha requerido de esfuerzos de cooperación internacional para hacer frente a estos dilemas que suelen afectar a diferentes países y a millones de personas alrededor del mundo. 

A esto se suma también que el fenómeno de la corrupción también facilita que se verifiquen estos escenarios delictivos. En los países emergentes, donde la regulación en materia ambiental no es tan estricta y/o que las autoridades y los particulares no cuentan con las herramientas adecuadas para la verificación y cumplimiento adecuado del ambiente, la corrupción tiene un nicho atractivo para gestarse. 

Sostenibilidad

El comercio internacional y el medio ambiente están intrínsecamente conectados, lamentablemente la aparición y crecimiento del comercio ilícito es lo que ha desatado un desequilibrio y afectación para el medio ambiente. 

El derecho a un medio ambiente sano y sustentable es una prerrogativa fundamental y universal, reconocida prácticamente en todo sistema jurídico. Su protección es esencial en todos los niveles. 

Existen diferentes instrumentos internacionales y a nivel doméstico esfuerzos legislativos que reconocen y buscan una protección más estricta del entorno ecológico. En México se cuenta con leyes generales, federales, estatales y municipales, además de normativas o estándares específicos en temas que pueden resultar prioritarios.

No obstante, México padece lo que varios países emergentes, donde el desarrollo comercial no discrimina entre lo que es lícito e ilícito, siendo el medio ambiente y la población en general son las víctimas. 

El desarrollo económico de la mano del ámbito comercial no está en conflicto con la protección ambiental. El crecimiento puede ser amigable y respetando el medio ambiente, no abusando de los recursos naturales, fomentando alternativas y utilizando energías renovables se puede construir un desarrollo sostenible. 

Fenómenos como el cambio climático representan un desafío para la humanidad porque demuestran la incidencia que tiene el ser humano. Si a esto se suma el crecimiento de actividades ilícitas que repercuten en el medio ambiente, el destino del planeta se ubica en dilema por su existencia. 

De ahí que sea necesaria no solamente la implementación de medidas legislativas (locales y/o internacionales) sino también que desde el sector privado se instauren políticas de crecimiento con una visión de cuidado y preservación del medio ambiente. El compliance en materia ambiental e internacional no son un plus, son un elemento indispensable para un adecuado desarrollo tanto comercial como ambiental. 

Comentario final

A nivel internacional es posible encontrar ejemplos de un desarrollo sostenible en la Unión Europea que ha impuesto dentro de sus miembros una política ambiental estricta, que se ha combinado con medidas del sector privado que han ubicado en la preservación ambiental, un nicho de oportunidad para reposicionarse como empresas vanguardistas, generando paulatinamente una mejor imagen y en consecuencia mayores ganancias. 

Otro ejemplo, más cercano a la realidad mexicana, puede ser Costa Rica, país que ha fomentado el ecoturismo, mezclando el ámbito comercial y ambiental de manera correcta; generando un desarrollo sustentable y a la vez incrementando sus ingresos. 

México es un país con una gran biodiversidad y que debe incentivar la protección del medio ambiente y comprender que esta no es antagónica con el desarrollo comercial. Al contrario pueden converger y producir resultados mejores. La visión internacional no puede ser ajena y si a ese nivel ya los compromisos son ineludibles, en el escenario local debe reforzarse. No solamente previniendo también robustecer el marco jurídico para perseguir y sancionar adecuadamente esas conductas delictivas que se justifican en el ámbito comercial para diezmar el medio ambiente.  

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 .  (Foto: IDC)