En México los principales objetivos de ataques cibernéticos son el sector de manufactura (27%), servicios bancarios (21%), infraestructura (18%) y compra/venta en línea (12%), pasando a un costo por persona a 311 dólares y un total de 94 millones de dólares (mdd) derivados de fraudes según cifras de 2014, reveló Westcon-Comstor.
De acuerdo con una investigación realizada por el Banco Internacional de Desarrollo (BID) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), las inversiones de 2017 en seguridad digital en el mundo oscilan en los 120 billones de dólares (bdd), y en América Latina la cifra alcanza los 12 bdd; sin embargo, aún es insuficiente para contener las intrusiones en las redes empresariales y personales.
Los países con más casos de invasión digital en la región fueron Brasil con 27 millones de casos, seguidos por México (18 millones) y Colombia (cinco millones), lo que evidencia que el mercado latinoamericano es multimillonario por las inversiones en seguridad, pero insuficiente para vencerlas.
¿Y en América Latina?
En Lationamérica el número de ataques digitales pasó de 30% a 40%; en ese sentido, se espera que los países incrementen la inversión en el resguardo en un 8.6% para la adquisición de software y 4.5% en hardware hasta 2020.
Asimismo, el estudio apuntó que los países latinoamericanos deben invertir más en este rubro ya que de las 32 naciones investigadas, 16 no cuentan con la capacidad de respuesta ni la coordinación en caso de intrusión, y solo cuatro alcanzaron el nivel intermedio de respuesta.
Por otro lado, los especialistas están preocupados ante la delicada vulnerabilidad de la región pese a que es el cuarto mercado más grande en telefonía móvil del mundo, la mitad de su población usa Internet y en algunos casos ya realizan las compras gubernamentales vía telefónica.
Finalmente, señalo que en 2016, el 50% de las instituciones financieras sufrieron algún tipo de ataque por malware, phishing y robo de contraseñas, mismas que aceptaron el riesgo de ser un objetivo de ataque (40%), no estar “preparadas para ataques sofisticados” (52%) y no tener profesionales (56%) que mitiguen el riesgo.