En México las empresas comienzan a migrar a procesos que consideran buenas prácticas de responsabilidad social y de sustentabilidad ambiental, además de que empresas reconocen que generan un impacto no sólo desde sus quehaceres, sino desde la manera en los que los desarrollan, señaló el director ejecutivo de Sistema B México, Ramsés Gómez.
El directivo explicó que lo anterior sucede debido a que en la actualidad los consumidores buscan productos y servicios que se alineen con esos valores.
“La realidad es que las empresas existen y son exitosas en función de atender las necesidades de los consumidores, y hoy los consumidores están migrando a buscar empresas con las cuales puedan tener una resonancia no únicamente a partir de sus productos, sino a partir de los valores con los que se conducen”, dijo.
Es decir, más allá de producir esquemas de comercio justo u orgánicos que ya en sí tienen impactos positivos, se
comienzan a cuestionar sobre quienes intervienen en el desarrollo de los mismos, es decir, en sus prácticas laborales, en sus procesos y en el impacto en la naturaleza, explicó.
En ese sentido, abundó que las empresas comienzan a reconocer que en sus políticas de contratación pueden sumarse a la solución de problemáticas sociales, al incorporar a su plantilla laboral a personas que enfrentan barreras reiteradas de acceso al empleo.
Ejemplificó a personas que salen de las cárceles y que de no ser contratados por alguien pueden reincidir en comportamientos delictivos.
Abundó que una de las tendencias de las empresas en el país es que lejos de producir un impacto periférico desde sus operaciones, consideran modelos de negocios que generen un impacto permanente.
En ese sentido, explicó que certificaciones como Sistema B, que tiene validez global y presencia en 60 países, además de integrar a alrededor de 2 mil 300 empresas en el mundo, es una oportunidad de legitimar y blindar el propósito de generar impactos en la sociedad y en el medio ambiente.