La desconcentración administrativa de las dependencias del Gobierno Federal puede incrementar la eficiencia de la acción pública, a partir de la adopción de medidas que potencien el uso de recursos y esfuerzos. Sin embargo, transitar hacia un modelo de gobierno desconcentrado requiere desarrollar un plan de ejecución minucioso que permita atender los desafíos de implementación que puedan presentarse, señala un estudio elaborado por la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez (IBD).
La investigación titulada “Desconcentración administrativa: desafíos de implementación”, analiza la reubicación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a Aguascalientes y la de Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos (Capufe) a Morelos, en la década de los ochentas como consecuencia del sismo de 1985, destacando que ambos casos han generado evidencia en México, a partir de la cual, es posible reflexionar más detenidamente sobre las implicaciones de la desconcentración.
Del análisis de las experiencias del INEGI y de CAPUFE, sostiene el IBD, se desprende que transitar hacia un modelo de gobierno desconcentrado requiere desarrollar un plan de ejecución minucioso que permita atender los desafíos que puedan presentarse.
Se requiere contemplar al menos cuatro aspectos:
1) las necesidades de la institución y de la comunidad en la que se reubicará
2) la incorporación de todos los actores que se consideren clave para la ejecución de un proceso de esta naturaleza
3) la protección de los derechos laborales de los trabajadores de las organizaciones públicas
4) la comunicación institucional.