Alemania sufre hackeo histórico

Un joven de 20 años filtró por Twitter datos personales de muchos políticos y artistas germanos

Durante 2017 se registraron 8.7 millones de reclamaciones con impacto monetario a la banca por hackeos.
 Durante 2017 se registraron 8.7 millones de reclamaciones con impacto monetario a la banca por hackeos.  (Foto: iStock)


A principios de enero de 2019 se presentó una filtración masiva de datos personales de políticos, periodistas y artistas en Alemania, siendo el mayor ataque informático registrado en el país europeo.

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Desde una cuenta de Twitter, que fue cerrada el mismo día, se reveló información bancaria y personal de diferentes actores políticos, entre ellos la canciller Angela Merkel, el único partido que se salvó del ataque fue el ultraderechista Alternativa por Alemania.

La cuenta de Twitter usada para propagar la información dentro de su descripción de perfil empleaba términos como “inverstigador de seguridad”, “artista” y “sátira”. Desde diciembre pasado la cuenta reveló datos de artistas para después incluir a políticos estatales. La red social bloqueo la cuenta el día del ataque.

El gobierno afirmó que la información difundida no comprometía la seguridad de ninguno de los afectados, toda vez que pese a que era información auténtica, esta era obsoleta, por lo que estaban tranquilos respecto a la integridad de las víctimas.

Sin embargo, el gobierno activó la “alarma cibernética”, una medida para descubrir el origen del ataque, donde participan la Oficina Federal de Seguridad de la Información (BSI), la de la Policía Criminal (BKA), el Servicio Federal de Inteligencia y la Oficina Federal de Protección de la Constitución.

El responsable es un estudiante de 20 años sin preparación informática y detractor de la clase política alemana. El autor reside en el domicilio de sus padres en Hesse, Alemania y realizó el ciberataque guiado por el enfado que tiene con políticos, artistas y periodistas. El joven parece no ser miembro de ningún grupo de ultraderecha, como trascendió en un inicio.

El estudiante habría logrado su objetivo con un programa informático capaz de suprimir contraseñas, pero no instaló un software malicioso en los dispositivos de los afectados para espiarlos.

Los delitos de espionaje y publicación no autorizada de datos personales están penados en Alemania con un máximo de tres años de cárcel, aunque el joven es considerado menor para el sistema jurídico germano, probablemente enfrentará medidas correctivas. Por el momento fue puesto en libertad provisional, en espera de que se lleve su proceso.