El hecho es que tratar de protegerse de Internet y la depravación es básicamente una causa perdida, así respondió la actriz Scarlett Johansson en una entrevista para el Washington Post, en la que relataba sus intentos por detener los deep fakes pornográficos (el uso de la inteligencia artificial para producir vídeos pornográficos de celebridades).
La actriz que interpreta a la viuda negra es una de las muchas víctimas del uso ilegal de imágenes en productos pornográficos, eróticos o similares porque hay muchos robots con su cara en los sitios web más populares de ese giro.
Los deep fakes han generado toda una industria de falsificación de vídeos que va más allá de políticos y celebridades, toda vez que también se han empleado para destruir reputaciones de personas privadas o como venganza.
La problemática ha sido tan grave que incluso múltiples sitios pornográficos los prohibieron, no con mucho éxito. Google excluyó las imágenes y los vídeos de los resultados de búsqueda, pero los deep fakes continúan apareciendo.
La actriz concluyó afirmando que nada puede impedir que alguien use su imagen o la de otra persona en otro cuerpo y haga que se vea realista y que legalmente considera inútil su combate porque Internet es un enorme agujero de gusano de oscuridad que se devora a sí mismo y que esto no le afecta considerablemente porque la gente asume que en realidad no es ella en la película pornográfica.
Por ello es que muchos consideren esta una batalla perdida; no obstante, su complejidad se debe combatir, ya que los deep fakes fomentan delitos contra la identidad (robo, suplantación y/o usurpación), la difamación y el fraude.
