El Consejo Coordinador Empresarial, junto con más de 150 organizaciones y empresas adherentes, presentó los principios de “Dimensión Social de las Empresas”, un decálogo de compromisos que las empresas asumen con la sociedad, sus colaboradores, el medio ambiente, el cumplimiento de la ley, entra otros temas.
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“El mensaje es de optimismo y esperanza, pero también de exigencia. El mundo no nos va a esperar, y México tampoco. Por ello, propongo a ustedes diez principios a través de los cuales las empresas mexicanas pueden consolidar su dimensión social, renovar su compromiso en favor de nuestro país y ser uno de los principales factores para resolver los problemas sociales que nos aquejan”, explicó Carlos Salazar Lomelín, Presidente del CCE, durante la presentación.
Los 10 puntos de este “decálogo de la responsabilidad” son:
1) Construir una relación de confianza y credibilidad con la sociedad.
2) Garantizar mayores oportunidades de empleo formal, crecimiento y desarrollo para nuestros colaboradores y sus familias.
3) Ser ejemplo de integridad y ética; y cumplir con todas nuestras obligaciones fiscales y contributivas.
4) Modernizar la cultura empresarial, para tener empresas mejor organizadas y más competitivas, de todos los tamaños, acorde a las tendencias internacionales.
5) Establecer un compromiso de las grandes empresas con las MiPyMEs y con la creación de cadenas productivas; pagar en tiempo y forma a proveedores, transferir tecnología y conocimiento.
6) Demostrar nuestra obligación moral con la sociedad; participar activamente en el desarrollo de las comunidades y construir mejores condiciones de vida para los mexicanos.
7) Asumir y promover la inclusión, la diversidad, y el respeto irrestricto a los derechos humanos.
8) Privilegiar la sustentabilidad en nuestras actividades económicas y un uso más consciente de los recursos naturales.
9) Insertar a nuestras empresas en la era digital, impulsar la industria 4.0, incorporar tecnologías y facilitar su uso para nuestros colaboradores y comunidades.
10) Impulsar una relación responsable y propositiva con las autoridades, exigiendo reglas claras y certidumbre jurídica y económica para las inversiones; y así incidir positivamente en las políticas públicas para beneficio del país.
“Pasemos de la reflexión a los hechos, porque los cambios en el mundo están ocurriendo a velocidades extraordinarias. Todavía estamos a tiempo, pero si seguimos trabajando con supuestos ya superados, nos vamos a quedar atrás. Hoy, toda actividad económica tiene también una dimensión social”, expresó Salazar.