El brote de COVID-19 ha provocado que los líderes y propietarios de negocios tomen decisiones a corto plazo para dar continuidad a sus operaciones; sin embargo, estas medidas podrían tener consecuencias de largo alcance que aún no se comprenden completamente, indicó el socio líder de asesoría en tecnología y transformación de KPMG México, Rolando Garay.
“Es de suma importancia que las organizaciones identifiquen los rubros de la empresa que podrían verse más afectados, y a partir de ellos configurar un plan de continuidad del negocio”, señaló.
El especialista mencionó que las tres áreas principales que debe atender ante la contingencia son:
1) Cadena de suministro
2) Operación del negocio
3) Factores financieros y externos
La primera etapa para hacer frente a los diferentes escenarios que tienen delante las compañías consiste en contar con un plan de continuidad del negocio, que permita comprender los riesgos principales en las operaciones y la cadena de suministro.
Como segunda etapa, es esencial determinar si los directivos y su gobierno corporativo podrían tomar las decisiones clave con la rapidez necesaria, planeando escenarios financieros y de negocio que abarquen desde una pronta recuperación ante esta coyuntura, hasta un freno en el crecimiento o una posible recesión global.
Finalmente, en una tercera etapa será necesario dar continuidad a la construcción de una cadena global de suministro ágil y con visibilidad plena de todos sus eslabones, así como comprender y realizar una automatización digital y de procesos para mitigar las consecuencias de las posibles interrupciones que, como hemos visto, pueden afectar a las empresas debido a factores externos, desarrollando e implementando prácticas potenciadas de gestión de riesgos.