El comercio electrónico no solo es una idea para las grandes empresas con marcas reconocidas, sino para los nuevos emprendedores.
El crecimiento a nivel mundial de las ventas por este medio es alto y continuará siéndolo. De acuerdo al reporte The future of retail 2020 publicado por eMarketer, sólo en Estados Unidos, se espera que en 2020 el comercio electrónico crezca 12.8% y genere ventas de USD $666.28 mil millones de dólares.
Los consumidores el día de hoy, sobre todo los más jóvenes, esperan una presencia en línea de las marcas que buscan, si es una modalidad a través de sus redes sociales (social shopping) como lo es Instagram, mucho mejor. De no ser así, muchos recurren a visitar un comercio tradicional, consultar el precio y características del producto que buscan y más tarde comparar todo en una tienda en línea o Market Place en Internet (Showrooming).
La omnicanalidad, es decir el uso de múltiples canales de venta para ser más competitivos permite llegar a más consumidores a través de diversos puntos de venta (físicos y virtuales) para medir la efectividad en las ventas, ingresos y share of wallet de los consumidores, derivando en ajustes en la estrategia comercial y de promoción.
El primer camino transitable en el terreno del comercio electrónico para empresas jóvenes o sin experiencia es la de incursionar en un Market Place como Amazon o Mercado Libre, los cuáles son tiendas compuestas a su vez por múltiples tiendas dentro de ellas, el equivalente a un centro comercial en Internet.
Una segunda opción que se tiene son las tiendas en línea propias. Éstas tienen la ventaja de ser totalmente personalizadas al look and feel de nuestra marca y donde sólo se exhiben los productos que se elijan.
Para crear este tipo de tiendas, existen plataformas muy interesantes como Magento, Shopify o Prestashop que cuentan con muchas funciones pre-diseñadas para montar una tienda en poco tiempo y a precios bastante razonables.
De acuerdo con la empresa de soluciones para comercio electrónico Shopify, existen 13 principales habilidades necesarias para ofrecer un servicio al cliente en Internet que deje huella:
- Comunicación de primera.
- Empatía e inteligencia emocional.
- Escucha activa y atención.
- Trabajo en equipo.
- Paciencia.
- Una piel gruesa y la capacidad de autocrítica.
- Improvisación y capacidad de adaptación.
- Conocimiento del producto.
- Mentalidad de crecimiento y voluntad de aprender.
- Administración del tiempo y organización.
- Capacidad de ventas.
- Confianza.
- Resiliencia.