El cambio en la economía y necesidades de consumo que trajo consigo la COVID-19 abrió nuevas oportunidades para emprender bajo un enfoque de mayor responsabilidad social, una visión enfocada en la empatía con las personas, pero sin perder de vista la rentabilidad, aseguró Udemy.
“Las necesidades de las personas también, en algunos casos se transformaron y en otros surgieron nuevas, desde tutores para dar clases en casa, asesores digitales para empresas y personajes públicos que teletrabajan, hasta asesores para implementar protocolos sanitarios en las empresas, por mencionar algunos ejemplos”, detalló.
LEE: MULTINIVEL, ¿OPORTUNIDAD DE REDUCIR BRECHAS DE GÉNERO EN EMPRENDIMIENTO?
Sin embargo la plataforma de formación, advirtió que para iniciar en el camino emprendedor hay algunas habilidades que desarrollar en la nueva normalidad.
Técnicas asertivas de productividad. se debe buscar lograr más en menos tiempo.
Técnicas profesionales de ventas. Aunque se tenga el mejor producto, si no se sabe vender será difícil que un emprendimiento tenga éxito.
Retórica. Es mucho más que oratoria, es convencer con la palabra hablada y escrita a todos de que nuestro producto o servicio es la solución a sus necesidades.
Manejo de las finanzas. El éxito de un emprendimiento no es solo generar dinero, sino saber los niveles de endeudamiento posibles y la necesidad de reinversión; se deben elegir bien las fuentes de financiamiento e identificar cuándo es el mejor momento para buscarlo.
Inteligencia emocional. Manejar equipos y tratar a los clientes depende más de nuestras habilidades aprendidas en esta área que las innatas que podamos tener. Si se piensa detenidamente en la trascendencia de las emociones en la vida diaria uno se dará cuenta rápidamente que son muchas las ocasiones en que éstas influyen decisivamente en cualquier aspecto.
Además de esas habilidades, Udemy subrayó que en cualquier emprendimiento se debe hacer un análisis completo de las necesidades del mercado, tener en cuenta cuatro factores al momento de elegirlo: qué hacer, qué me gusta hacer, qué necesidades existen y por cuál servicio o producto pagaría el cliente.
“La unión de estos cuatro da respuesta al qué hacer. Los últimos dos muestran si es el momento, y si existe la necesidad ahora o en un futuro cercano y la gente pagará por cubrirla”, concluyó.