El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Retrete para reflejar la crisis mundial de saneamiento y fomentar medidas para solventarla.
Desde 2013, la Asamblea General de Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el día como tal en el contexto de la propuesta: “Saneamiento para todos”, del “objetivo de desarrollo sostenible 6”, para garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos en 2030.
Dentro de los datos sobresalientes sobre el tema destacan:
- actualmente, 4,500 millones de personas (60 % de la población humana) no cuentan en sus viviendas con sistemas que eliminen los excrementos de forma segura y 892 millones de personas continúan defecando al aire libre
- cerca de 1,800 millones de personas beben agua no potable que podría estar contaminada por heces
- alrededor de 900 millones de estudiantes en todo el mundo carecen de instalaciones para lavarse las manos, lo cual es crítico en la propagación de enfermedades mortales, y
- el 80 % de las aguas residuales generadas regresan al medio ambiente sin ser tratadas o reutilizadas
La exposición a las heces humanas genera consecuencias en la salud pública, condiciones de vida y de trabajo, nutrición, educación y en la productividad.
Para 2020 la campaña de este día se centra en el cambio climático y el saneamiento sostenible. La ONU señala que el cambio climático está empeorando y que inundaciones, sequías y aumento del nivel del mar afectan los sistemas de saneamiento y contaminan las aguas destinadas a consumo humano, y ello podría producir una expansión de enfermedades mortales, de ahí su importancia.
En años anteriores las campañas tuvieron diferentes nombres y ejes como en:
- 2018 – Cuando oyes la llamada de la naturaleza, necesitas un retrete
- 2019 – No dejar a nadie atrás
El saneamiento es un derecho humano y la ONU cuenta con un sitio web especial para difundir su importancia. La organización precisa que: ¡Los baños también pueden ayudarnos a combatir el cambio climático! Las aguas residuales y los lodos de los inodoros contienen recursos valiosos como agua, nutrientes y energía. Los sistemas de saneamiento sostenible hacen un uso productivo de los desechos para impulsar la agricultura de manera segura y también reducen y capturan las emisiones para obtener energía más ecológica.