¿Existen las “mulas digitales”?

Nuevo vínculo entre lo que es la ciberdelincuencia y el lavado de dinero

La delincuencia va evolucionando a cada instante y siempre se van introduciendo nuevos mecanismos para la comisión de hechos ilícitos. Desafortunadamente la tecnología no distingue entre bien y mal o entre positivo y negativo, simplemente es empleada para facilitar algún aspecto de la vida cotidiana, en este caso a los delincuentes.

La ciberdelincuencia es el lado oscuro del ciberespacio, es un fenómeno que va creciendo constantemente y que difícilmente tanto las autoridades y los particulares suelen dimensionar su crecimiento.

Todos los días aparece una nueva vertiente que se transforma en una amenaza de carácter delictivo. Desde hace varios años las agrupaciones delictivas han volteado al ciberespacio encontrando ahí un nuevo nicho de oportunidades para obtener beneficios ilegales.

Hechos contra la identidad y patrimonio digitales junto con ataques a la privacidad o uso indebido de datos personales son muy comunes suelen traducirse en beneficios económicos para los delincuentes, pero la pregunta es qué hacer con esos recursos ilícitos.

La más reciente amenaza en el ciberespacio va ligada a ese punto y transforma a la víctima en un delincuente. El esquema es el siguiente:

  • se contacta a la víctima por correo electrónico o por redes sociales, a través de una supuesta cuenta empresarial
  • a la persona se le propone participar de un nuevo negocio que tiene como fin inversión en tecnología financiera supuestamente y se le pide compartir su información personal para incluirlo en el esquema corporativo
  • una vez proporcionada la información (incluyendo referencias personales) se solicitan datos bancarios para realizar las operaciones, se les notifica que recibirán una cantidad de dinero y que deben trasladarla a otra (fuera de su país) descontando una breve comisión, y
  • hecha la transferencia, el contacto desaparece y no se vuelve a tener noticias sobre ellos. Creyendo la víctima que al menos ganó la comisión por la transferencia bancaria, pero se ha vuelto parte del esquema de lavado de dinero y podría atribuírsele su participación

Este tipo de esquemas se utilizan después de extorsiones y fraudes o como una especie de venganza hacia destinadas personas por motivos varios. Se debe tener cuidado con las propuestas económicas que se reciben para evitar caer en este tipo de engaños. Realizar operaciones financieras por encargo de terceros de los que no se tiene conocimiento alguno puede representar un grave riesgo y configurar un hecho delictivo.