Actividades económicas, culpables de la crisis ambiental

La superficie con vegetación sin alteración o degradación disminuyó 9.4% en México

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 (Foto: Getty images)  (Foto: Redacción)

Las actividades económicas y la forma en cómo consumimos han provocado una crisis ambiental que ha impactado en el cambio climático, provocando “sequías prolongadas”, modificaciones en los patrones de lluvias y nuevas enfermedades, indicó un análisis de la UNAM, que señaló, en México el 25% de sus cuencas están sobreexplotadas o contaminadas.

Esto quiere decir que la deforestación acelerada en el país, así como la expansión de la agroindustria, las ciudades y la minería esté en peligro, de hecho, el 40% de los bosques templados están sujetos a concesiones mineras, por lo que Leticia Merino Pérez, coordinadora Universitaria para la Sustentabilidad, dijo, llegamos a “niveles irreversibles”.

Pero eso no es todo, y es que la superficie con vegetación sin alteración o degradación disminuyó 9.4% de 1985 a 2014, según datos del INEGI, que apuntó, hay cerca de 5 mil puntos de descarga de aguas residuales municipales sin tratamiento, la mitad ubicadas en ríos y arroyos.

La experta reconoció que a nivel personal, es necesario cambiar hábitos como:

  1. evitar los plásticos de un solo uso
  2. minimizar el consumo de energía
  3. usar más el transporte público, caminare o trasladarse en bicicleta
  4. racionalizar el uso de agua
  5. tratar de consumir productos regionales e impulsar mercados alternativos
  6. cuidar las áreas verdes y exigir políticas públicas distintas en materia energética, forestal, hídrica y de manera general

Merino Pérez indicó que es necesario “proteger el planeta”, sobre todo cuando la acumulación de plásticos ya forma islas del tamaño de Australia, y aunque América Latina es la región con mayor biodiversidad en el mundo, tiene el deterioro ambiental más acelerado.

Por lo anterior, la UNAM elaboró el “Plan Integral para la Sustentabilidad” que busca que las actividades sustantivas inicien planes piloto para reducir el consumo de energía y agua, además de ampliar programas de Basura Cero, que impulsen la movilidad en medios como la bicicleta.

En el caso de la energía, por ejemplo, se buscará instalar medidores en la UNAM, para “conocer el consumo en cada entidad, localizar fugas e impulsar estrategias de uso eficiente”, mientras que en el tema del agua se instalarán medidores y bebederos, para reducir 40% el consumo de botellas de plástico desechable.

Por otro lado, respecto al manejo de residuos sólidos, se desarrollará “un manual de buenas prácticas en quehaceres administrativos y de intendencia” donde disminuya el uso de químicos para la limpieza de manera que se achique el impacto ambiental que las actividades económicas han provocado en México y el mundo.