La línea entre ser ESG y hacer greenwashing

Si nos indican que es «biodegradable», deben detallar sobre el tiempo de degradación, pues el plástico se biodegrada, pero muchos de ellos… en 1,000 años

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 .  (Foto: iStock)

En muchos casos, el ímpetu por comunicar la sostenibilidad de cierta marca supera su sostenibilidad real: cosméticos que hablan de empaques biodegradables pero que usan aceite de palma o realizan pruebas en animales; prendas de fibras «verdes» pero que fueron elaboradas en jornadas laborales sobreexplotadas; o productos «ecológicos» hechos en fábricas que contaminan, son algunos ejemplos de marcas haciendo greenwashing. 

“Hay greenwashing voluntario, con un franco deseo de engañar al consumidor para obtener ganancias y ventaja competitiva, y existe también aquel que se esfuerza por el cambio y comunicarlo, pero que en sus procesos aún existen cabos sueltos o desconocen las malas prácticas en su cadena de suministro”, indicó el director ejecutivo de IASE México, Rodrigo Manrique Gómez Pimienta. 

Explicó que los modos del greenwashing son muy diversos y representan lo que considero uno de los grandes problemas éticos de las empresas. Sin embargo, este no es un tema sencillo, pues transitar de una empresa convencional hacia una sostenible, requiere operación, conocimientos y esfuerzo. 

Entonces, ¿a quién creerle? ¿Cómo operar como empresa? ¿Cómo ser un buen consumidor? Seamos responsables, investiguemos. 

El especialista indicó que son importantes las certificaciones de terceros que avalan los productos, existen listas certificadas que señalan malas prácticas de muchas empresas; desconfiemos de términos como «100% natural» o «ecológico», son nociones vacías de contenido más relacionadas con una campaña publicitaria que con un atributo real del producto. 

“Si nos indican que es «biodegradable», deben detallar sobre el tiempo de degradación, pues el plástico se biodegrada, pero muchos de ellos… en 1,000 años”, puntualizó.

Gómez Pimienta reiteró que adoptar la sostenibilidad bajo ESG como modo de vida de nuestra empresa y como consumidores, no es parte de una tendencia global, sino una exigencia que nos beneficia y nos asegura ser parte del mercado internacional y mejorar nuestro entorno significativamente”, concluyó.